TEATRO
'Las amargas lágrimas de Petra von Kant': mujeres atrapadas en el amor tóxico y la crueldad
La obra, estrenada originalmente en 1971 con texto de Fassbinder, llega este viernes a Nave10 Matadero con adaptación y dirección de Rakel Camacho

Ana Torrent y Aura Garrido, en escena. / ISA SAIZ
Ambientada en el mundo de la moda y en un universo sexual y afectivo marcado por la asimetría, el poder y la clase, el cineasta y dramaturgo alemán Rainer Wender Fassbinder escribió la obra Las amargas lágrimas de Petra von Kant durante un vuelo entre Berlín y Los Ángeles, una historia en clave homosexual protagonizada por una diseñadora de éxito recién divorciada llamada Petra von Kant. En torno a ella gravitarán su asistente, su madre, su amiga y su amante, y todas compartirán un territorio habitado por la dominación, el patetismo, la pérdida y la devastación. Fassbinder estrenó su texto en 1971 y un año más tarde la adaptó al cine con el mismo título, convirtiéndose en un clásico del cine europeo. Este viernes, la obra se estrena en Nave10 Matadero, con adaptación y dirección de Rakel Camacho y protagonizada por Ana Torrent, Aura Garrido, Celia Freijeiro, Julia Monje y María Luisa San José. Con espacio escénico de Luis Crespo, iluminación de Mariano Polo, vestuario de Pier Paolo Álvaro y Roger Portal, diseño de espacio sonoro y composición de música original de Pablo Peña y Darío del Moral.
En escena, un espejo enorme, una pasarela con forma de u, un caballito de madera, maniquíes y un jacuzzi. Un universo barroco, excesivo y artificial convertido en escaparate, un lugar en el que reina esa mujer que es “dueña de un poder en el que está atrapada, en el que todo el tiempo se siente observada” y que se irá desmoronando a medida que avance una historia aparentemente sencilla. Petra (Ana Torrent), recién separada de su marido, recibe la visita de su amiga Sidonie (Celia Freijeiro), que le presenta a una joven de clase humilde llamada Karin (Aura Garrido), de quien se enamora al instante, a la que mete en su casa al minuto uno y en su cama al minuto dos, y a la que convertirá en una modelo de proyección internacional. Ambas mantendrán una de esas relaciones tóxicas de libro, con unos vínculos afectivos y sexuales atravesados por la posesión y la sumisión con Marlene (Julia Monje), asistente y casi esclava de Petra, como testigo. En esta historia, que Fassbinder articula en torno a una especie de pirámide formada por Petra, Karin y Marlene, cada una de ellas pisoteará a la que tiene debajo, en distintos escalones de humillación y servilismo.

Ana Torrent y Aura Garrido, en un instante de 'Las amargas lágrimas de Petra von Kant'. / ISA SAIZ
Es una obra en la que “está muy presente el tema de la opresión y el oprimido —explica Rakel Camacho— que Fassbinder plantea a través de las relaciones de pareja, un sistema pequeño que es, en realidad, el gran sistema social del mundo: quien oprime necesita ser también oprimido, y esto le pasa a Petra, pero también le pasa a Karin, que aparece en la obra como una persona libre, pero que va a necesitar reproducir esos mismos mecanismos en el momento en que empiece a ocupar un lugar en el mundo”. Camacho señala que el texto del alemán, que “se autodenominaba burgués”, evidencia, en el fondo, “una crítica muy fuerte a la burguesía, a una sociedad precaria, fría e incomunicada”, de ahí que “uno de los grandes temas de la obra sea la incomunicación”. La directora, que ha llevado a escena obras como Coronada y el toro, de Francisco Nieva o El cuarto de atrás, de Carmen Martín Gaite, apunta que el universo en el que se desarrolla Las amargas lágrimas de Petra von Kant es “el mundo del espejo y las apariencias, el de la hipocresía y la moda, con una mujer, Petra, absolutamente emancipada y libre, pero emancipada de qué, porque ella es absolutamente presa de un sistema de poder que en la obra se va resquebrajando y desmoronando”.
Ana Torrent, que conocía la película de Fassbinder pero no la obra teatral, dice afrontar este proyecto con “mucho respeto y miedo porque es una obra muy compleja, no tanto por lo que cuenta, que es una historia de amor y desamor, sino por todo eso de lo que está hablando por detrás y por cómo son todos los personajes, a la vez buenos y malos, egoístas y generosos, todos utilizan a los demás, les quieres y les odias, hay rabia y hay amargura, tantas cosas”. “El ser humano necesita a los demás, pero no ha aprendido a convivir”, dirá su personaje, que también interpretaron las actrices Lola Herrera, en una puesta en escena de Manuel Collado en 1985, y Rosa María Sardá, en un Estudio1 de RTVE, en el año 2001. Torrent cree que Petra “pide todo el tiempo que la comprendan, no quiere que la tengan compasión, quiere que la entiendan, quieren que la vean, pero ella misma vive en un mundo donde todo es artificio, y todo el tiempo aparecen esa incapacidad de ver al otro, de tener una relación realmente sincera. ¿Cómo se puede llegar a una relación de verdad? Fassbinder nunca lo consiguió y creo que es de lo que está hablando en esta obra, que es muy autobiográfica, pero en casi todos sus trabajos habla de la búsqueda desesperada de un amor ideal que no encuentra”.
Aura Garrido, actriz de larga trayectoria televisiva y cinematográfica, considera que, a pesar de que Fassbinder escribió su texto en los 70, la obra propone una conversación que sigue vigente: “Él lo enmarca en las relaciones y estructuras de poder, y lo fascinante es que estamos en los 70, pero la obra está hablando de cosas que están vigentes y de las que se está hablando hoy. De hecho, Fassbinder cuestiona algo que es pura actualidad, la relación de alguien más mayor y con una posición de poder, con alguien más joven, sin recursos y sin ningún tipo de sostén social”. Camacho cree que “a Fassbinder, que fue acusado de misógino y no lo era en absoluto, le parece que no hay distinción en los géneros y las mujeres sí toman esas decisiones, son capaces de hacer daño. Hay cero condescendencia y eso, para mí, es lo feminista. Y hay algo que también me gusta muchísimo, y es que no hay una bandera en torno al mundo de la homosexualidad. En este caso, la relación lésbica es una historia de amor, es simplemente el contexto, el marco, y me encanta porque hay una normalización absoluta de eso”.

Ana Torrent, en 'Las amargas lágrimas de Petra von Kant'. / ISA SAIZ
Las mujeres del texto de Fassbinder, atrapadas en el amor tóxico y la crueldad, imprimen a sus relaciones la misma asimetría y violencia que ha impuesto el machismo y el sistema patriarcal tantas veces a lo largo de la historia. La directora sostiene que “es muy importante que esto suceda entre mujeres y, después de haber estudiado mucho a Fassbinder, creo que él quería decir que si hubieran sido hombres, no habrían sido capaces de salir de esa mierda. Las relaciones de poder están contadas (en la obra), sí, y son heteropatriarcales porque son de dominación, pero él habla del estado más salvaje y más animal del ser humano y eso no es exclusivo del hombre. ¿A lo largo de la historia se ha hecho así por el sistema patriarcal? Sí, pero eso también está en la mujer, aunque ella sí es capaz de transformarlo”.
En esa posibilidad de ruptura y cambio está “la luz” que Rakel Camacho cree que asoma también en una obra fundamentalmente oscura: “La luz está en la caída de la máscara de Petra, que rompe con lo que tiene, que no quiere saber nada más de este mundo de artificio. Hay una grieta por donde entra la luz, como dice Leonard Cohen, y después de que algo se rompa y se resquebraje hay un nacimiento de algo, que no sabemos qué es pero ya no es lo anterior, que está mal y es tóxico. Y eso está en la obra”.