ENTREVISTA
Bad Religion, la banda punk rock que lo ha sido todo: "Teníamos una sana competencia con Fugazi"
La legendaria e influyente banda californiana nos visita durante el mes de mayo en una gira que pasa por seis ciudades españolas. Hablamos con su bajista, Jay Bentley, uno de sus miembros originales desde 1980

La banda Bad Religion. / CEDIDA
Bad Religion son la madre del cordero del punk rock californiano. El grupo del que tomaron muy buena nota Green Day, The Offspring, Lagwagon, NOFX y muchos otros proyectos que vendieron decenas de millones de discos durante los años noventa y los dos mil, desde un compromiso social y político y una apuesta por el rock ejecutado a velocidad anfetamínica, casi siempre desde su propio sello, Epitaph. Son toda una institución. En mayo tienen seis fechas en España dentro de su gira 45 Years Doing What You Want: estarán el 9 de mayo en el Bizkaia Arena de Bilbao, el 10 en el Coliseum de A Coruña, el 13 en el Movistar Arena de Madrid, el 14 en la sala Paris 15 de Málaga, el 16 en la Marina Nord de Valencia y el 17 en el Poble Espanyol de Barcelona. Hablo sobre la actualidad del grupo y sobre su historia con Jay Bentley (Wichita, Kansas, EE.UU., 1964), bajista original del cuarteto que completan Greg Graffin a la voz, Brett Gurewitz y Brian Baker a la guitarra y Jamie Miller a la batería.
P. ¿Cómo os sentís en España?
R. Creo que en lo más profundo de mí que en España la gente pilla nuestro mensaje y nuestra ironía. Y que todas aquellas cuestiones sobre las que tratamos en nuestras canciones se traducen a la vida de la gente ahora más que nunca. En general, cuando empezamos a ir a Europa, el único lugar donde teníamos un público grande era Alemania. Pero a medida que empezamos a bajar a España, fue creciendo nuestra audiencia allí. Y nos dimos cuenta de que la parte californiana del sur de nuestra banda, que es sin duda la más divertida, es aquella con la que los fans españoles conectaban más (risas).
P. Esta gira se llama '45 Years Doing What You Want' (45 años haciendo lo que quieres). ¿Habéis podido hacer siempre lo que habéis querido, incluso cuando estabais en una multinacional como Atlantic, en la segunda mitad de los noventa?
R. Sí, pero no fue fácil. Mucha gente comete el error de pensar que ser do it yourself es una elección. Y nunca lo fue: nadie nos quería. Todos esos años de trabajar, girar y editar nuestros discos no fueron fáciles, pero hicimos lo que quisimos. En retrospectiva, mirando atrás a estos 45 años, parece fácil, pero solo porque funcionó (risas). Creo que, si no hubiéramos tenido el éxito popular que conseguimos, nos hubiéramos seguido divirtiendo haciendo las cosas a nuestra manera.
P. ¿Podíais siquiera imaginar una trayectoria tan larga y exitosa en 1980? Tú solo tenías 16 años.
R. Aún lo creo imposible. Cuando éramos críos, para mí esto era una forma de no ser devorados por la sociedad al salir del colegio. Meternos en el garaje de Greg Graffin y escribir canciones era nuestro modo de escondernos de toda esa gente a la que no queríamos ni ver. Cuando tuvimos seis canciones escritas, grabamos una cinta y empezamos a preguntarnos cuán largos podrían ser nuestros conciertos (risas). Greg fue quien nos inculcó la idea de que como banda debíamos fijarnos objetivos modestos, que estuvieran a nuestro alcance: era la única forma de sentir que siempre teníamos éxito. Nuestra primera meta fue escribir diez canciones. La siguiente, hacer un concierto. Empezamos a marcarnos esos objetivos sin pensar en si estaríamos juntos durante tres, cuatro o cinco años. Ni siquiera pensábamos entonces en montar un sello discográfico. Nuestra idea era firmar por una discográfica de las que ya existían, como hacía todo el mundo. Al no ocurrir, fue el paso lógico.

La banda Bad Religion. / CEDIDA
P. Sentías miedo escénico en aquella época, incluso vomitaste en uno de vuestros primeros conciertos.
R. Aún me ocurre, aunque no de un modo tan estresante. Lo siento así porque quiero que todo salga bien sobre el escenario. Que toquemos bien, que elijamos bien las canciones, que el trabajo de todas las personas que hay en escena funcione. Ya no tengo la ansiedad de plantarme delante de miles de personas y tocar, porque es algo que he hecho miles de veces, sino ansiedad respecto a las cosas que no puedo controlar.
P. ¿Cómo os sentisteis cuando en los años noventa bandas como Green Day, The Offspring, Lagwagon o NOFX empezaron a triunfar desde unos presupuestos tan similares a los que habíais defendido? Supongo que pensaríais que teníais razón desde un principio.
R. Sí, exacto, la mejor forma de expresarlo es sentir que estábamos en lo correcto desde el principio. Aunque nuestros padres no pensaran lo mismo (risas). Ellos creían que estábamos perdiendo el tiempo. De un modo extraño, las dos bandas que estaban en aquel momento haciendo lo mismo eran Bad Religion con Epitaph y Fugazi con Discord. Esos dos grupos, aunque no hicieran lo mismo, seguían la misma trayectoria. Sé los discos que vendían y todo lo que hacían. Teníamos una sana competición con ellos, entre la costa oeste y la este, preguntándonos cuán grandes podríamos ser. Porque en aquel momento las cosas empezaron a crecer de un modo que nunca pudimos imaginar. Y cuando salió Nevermind (1991), de Nirvana, todo cambió.
P. Ya que mencionas a Nirvana: ¿Cómo os sentisteis cuando algunos de esos grupos que te he mencionado antes acabaron vendiendo muchos más discos que vosotros? Los pupilos superaron en ventas a los maestros, tal y como les ocurrió a Nirvana respecto a Pixies.
R. Bueno, en primer lugar, nos llevaron con ellos de gira. Crecieron y vendieron más discos que nosotros, sí, pero estoy súper agradecido de que eso nos diera la oportunidad de incrementar nuestra popularidad gracias a ellos. Cuando Green Day lo estaban petando y estaban en todos los medios, en casi todas las entrevistas mencionaban a Bad Religion. Tuvimos más presencia en la prensa que casi ninguna otra banda, excepto los propios Green Day. Nos sentimos muy agradecidos de que nos mencionaran como una influencia. Recuerdo que entonces me preguntaban lo mismo que tú: si nos cabreaba que ellos vendieran más. Y yo les contestaba que eso era demasiado degradante para nuestros fans. La gente a la que le gusta Bad Religion es demasiado importante como para decirles que no son suficientes. Decirnos a nosotros mismos que deberíamos querer más, que deberíamos tener lo mismo, o más, que Green Day, hubiera sido minimizar todo el esfuerzo que hemos puesto en nuestra banda. La única emoción que podíamos tener entonces es gratitud.
P. ¿Cuál crees que es vuestro mejor álbum, o el más determinante?
R. Es difícil. Para mí, no es tanto la música como el recuerdo del momento. Cuando hicimos Suffer (1988), no había ningún motivo para que existiéramos ni para que hiciéramos aquel disco, pero entramos en los estudios West Beach comportándonos como si fuéramos científicos locos, a ver lo que salía. Nos dimos cuenta de que lo que estábamos haciendo era jodidamente bueno, sin saber decir por qué. Y pensábamos que a nadie le interesaría. Pero quedamos muy contentos. No vendió mucho cuando salió, pero nos sentimos muy satisfechos. Esa emoción, esa mentalidad, es por lo que creo que aquella época fue tan importante. Pero es algo que también nos ocurrió con The Process of Belief (2002). Después de que saliera Suffer (1988) y todo lo que vino después, publicamos Stranger Than Fiction (1994) en una gran discográfica y entramos en la vorágine de hacer videoclips que salían en la MTV, y luego hicimos No Substance (1998) y The New America (2000), y cuando hicimos The Process of Belief (2002) nadie creía en nosotros; nuestro avión chocó contra el suelo. Fue una situación muy parecida a la de Suffer (1988): nadie vino al estudio a saludar, a nadie le importaba lo que estábamos haciendo, y una vez más tuvimos que ponernos en modo científico loco para hacer un disco solo para nosotros, en la creencia de que nadie lo estaba esperando.
Nadie vino al estudio a saludar, a nadie le importaba lo que estábamos haciendo, y una vez más tuvimos que ponernos en modo científico loco para hacer un disco solo para nosotros"
P. El último es Age of Unreason (2019), que trataba temas entonces de actualidad, como el ascenso de la extrema derecha. Teniendo en cuenta todo lo ocurrido desde entonces, ¿no sentís unas ganas locas de publicar uno nuevo?
R. Sí y no. Tenemos unas 350 canciones que hemos grabado a lo largo de nuestra carrera. Algunas de ellas, aunque tengan más de 35 años, tratan sobre cuestiones que están ocurriendo ahora mismo. En 2019 advertimos un giro político en el mundo, hacia la derecha y los nacionalismos. La pandemia lo aclaró, en muchos sentidos. Y ahora nos damos cuenta de que estamos más o menos igual a cuando empezó la pandemia, lo que tiene sentido. O más bien sufriendo las consecuencias de lo que ya se advertía entonces. Ahora estamos escribiendo para un próximo álbum, aunque no sabemos cuándo saldrá: ese es nuestro lujo, no necesitamos publicar un nuevo disco. Escribimos en base a esas ideologías sociales que siempre nos ha importado compartir. Y la forma en la que el mundo y la sociedad están actuando en este momento es exactamente lo que hace que estar en esta banda… odio utilizar la palabra "importante", porque no quiero parecer prepotente, pero siento que hacemos algo que tiene un valor y una significación.
P. ¿Es fácil sobrellevar las giras a estas alturas?
R. Mi cabeza me dice que sí y mi cuerpo me dice que no (risas). En mi interior me siento como si tuviera 16, pero mi cuerpo me recuerda que tengo sesenta.
P. ¿Qué música escuchas?
La mayor parte del tiempo lo paso escuchando rock de los setenta. Y si me voy a poner a escuchar punk rock, tiene que ser Nevermind The Bollocks (1977), de los Sex Pistols. O quizá Give 'Em Enough Rope (1978), de The Clash. Porque esos fueron los discos importantes para mí cuando pasé de Kiss o Aerosmith, o todo el rock clásico, al punk. Pero llevo toda la vida oyendo música. También escucho paso mucho tiempo escuchando a Elton John, The Beatles o Elvis Costello.
P. ¿En qué sentido crees que la música de Bad Religion ha evolucionado, aunque mantengáis un sonido identificable?
R. Creo que tenemos ese sonido identificable, de marca, de forma que aunque hiciéramos una versión de David Bowie, acabaría sonando a Bad Religion. Aunque no estaría en ninguno de nuestros álbumes. Es la forma en que tocamos. Tiene mucho que ver con la forma de cantar de Greg. No suena como nadie. El sonido de nuestra batería también, es un estilo al que llamábamos “prohibido” hace años, propio de un batería desentrenado, aunque con la experiencia aparente ser un estilo profesional. Nuestro sonido de bajo y batería, junto a la forma de cantar de Greg, que tiene una habilidad para enunciar palabras a una velocidad endiablada al tiempo que se le entiende todo, creo que es lo que nos representa. Aunque la verdad es que nunca he pensado en esto, nunca he necesitado explicar nuestra música a nadie (risas). Es una pregunta difícil.
- Siete planes para disfrutar del Día del Libro en Madrid
- Los mejores libros clásicos para regalar este Sant Jordi 2025
- Los mejores libros de política (y políticos) para este Sant Jordi 2025
- Los mejores libros de literatura 'young adult' para regalar este Sant Jordi 2025
- Las mejores novelas históricas para regalar este Sant Jordi 2025
- Vendrán los alienígenas y tendrán tus ojos': el amor es el nuevo punk (extraterrestre)
- Las mejores novelas negras para Sant Jordi 2025
- Los mejores 'best seller' para este Sant Jordi 2025