Con pedigrí de botellín, estrictas medidas de peso y un campo a escala: la emoción del futbolchapas toma Moratalaz

El jueves pasado se cerraron las inscripciones y el viernes, a las 16 horas, comenzaron los preparativos para que el sábado, a las 9 en punto de la mañana, esté todo listo para pitar el saque inicial de la XXI edición del Open de Madrid de Fútbol Chapas. Como viene sucediendo desde 2003, el Centro Cultural El Torito de Moratalaz acogerá una de las grandes citas anuales para los aficionados a este deporte, que comenzó en los patios de los colegios o en las habitaciones de las casas y que ahora tiene federaciones regionales, nacionales y seguidores de diferentes países.

"Al Open viene gente de toda España, siempre hay muy buen ambiente y se cuida mucho al jugador que está aprendiendo. Además, desde el año pasado, hemos empezado a tener más contacto con clubes de todo el mundo, especialmente con los de Bolivia, Argentina o Ecuador. De hecho, alguna vez ha coincidido que había gente de Uruguay en Madrid por vacaciones u otros motivos y han podido jugar, porque nuestro torneo es un Open internacional", explica Jorge Callado, miembro de la junta directiva de la A.C.D. Futbol Chapas Madrid, organizadora del torneo en el que tienen cabida todos los interesados en el futbolchapas.

"La inscripción es gratuita y, como su propio nombre indica, son campeonatos abiertos a cualquiera que quiera participar, sin necesidad de que esté federados. Solo hay que ir a la web de la federación española de futbolchapas y apuntarse en la categoría correspondiente. Los menores de 14 años compiten en la categoría infantil, que se juega durante la mañana del sábado. Por su parte, los seniors juegan la fase de grupos ese mismo día a partir de las 16 horas y el domingo por la mañana, se celebran las eliminatorias y la final. Por supuesto, también es posible venir y ver los partidos sin necesidad de jugar".

Si de algo presume el Madrid actual es de bares, por eso, pocas cosas más sencillas que "fichar", sin intervención de representantes, ni intermediarios ni costosos traspasos, a los jugadores necesarios para formar un equipo que cumpla con las reglas de la federación de futbolchapas. Tan solo hay que sumar diez chapas de botellín, a las que habría que añadir una pieza más: el tapón de una botella de refresco de dos litros, que hará las funciones de portero.

"Las chapas tienen que llevar el indicativo del equipo correspondiente con el que quieras jugar y pueden ir rellenas de cartones, cartulinas o lo que consideres necesario si es que quieres que todas o algunas pesen más —explica Jorge Callado—. Sin embargo, como sucede con el boxeo, hay un pesaje máximo. Las diez chapas no pueden superar los 27 gramos y medio. Aunque no es frecuente que haya problemas, como a veces hay gente que utiliza triquiñuelas, se hacen controles al azar, como los antidoping, para comprobar que nadie se ha pasado de peso".

El control antidoping no es el único parecido con el fútbol convencional. El campo es una reproducción a escala sobre un tablero de un terreno de juego oficial, al igual que sucede con las porterías y las reglas, muy semejantes a las del fútbol real.

"Se juega dando un toque cada uno, aunque si consigues jugar con otra de tus chapas sin golpear las del rival, tienes un tiro adicional. De hecho, hay gente que juega muy bien al pase entre sus jugadores. Luego hay fueras de banda, que se sacan poniendo la pelota dentro de la chapa y haciéndola saltar. También hay córner, aunque se saca en dos toques, no directo, y cada vez que hay un balón parado, se pueden reorganizar los jugadores. En esos momentos es cuando la estrategia demuestra su importancia en este juego, porque hay participantes más ofensivos y otros más defensivos", detalla Callado, antes de añadir una última regla destinada a que el futbolchapas se asemeje un poco más a su modelo: "Para meter gol el balón siempre tiene que estar en campo contrario. Aunque en algunas ocasiones en el fútbol normal se meten goles desde el campo propio, no es lo habitual. Lo normal es que tires desde, por lo menos, medio campo y lo mismo hacemos nosotros".

Otro de los elementos imprescindibles para practicar el futbolchapas es el balón. Si bien tradicionalmente se ha jugado con un garbanzo, los miembros de la A.C.D. Futbol Chapas Madrid no tardaron en darse cuenta de que utilizar esa legumbre en un campeonato oficial era inviable. "Al principio jugábamos con un balón que venía en un set de Lego, pero dejaron de fabricarlo. Por eso, hace unos seis años nos dimos cuenta de que teníamos que fabricar nuestro propio balón porque de ello dependía nuestro futuro. Por eso, contactamos con una empresa de China nos hicieron un molde y ahora, cada dos años, mandamos fabricar un balón nuevo. Ya tenemos balones que se parecen a otros ya existentes, como el Tango, pero lo que hemos hecho en los últimos años es abrir un concurso de diseño en el que pueden participar todos los jugadores de la federación".

Además del apoyo de la Junta Municipal de Moratalaz, responsable del Centro cultural El Torito, el Open de Madrid cuenta con el patrocinio de diferentes empresas que contribuyen a aliviar los costes de organización. "Uno de nuestros patrocinadores es PlayStation, que también contribuye con regalos para los ganadores de la categoría infantil, que son los que más los agradecen. En la categoría senior entregamos premios al ganador, al subcampeón, a los dos semifinalistas, al jugador revelación y el premio Open honorífico, que reconoce la labor de aquella persona que ha mostrado una especial dedicación al club o al futbolchapas. En estos casos, el trofeo es una réplica de una Puerta de Alcalá que, a estas alturas y después de veinte ediciones, es un premio que da bastante prestigio en el mundo del futbolchapas. Además, como sucede en el Masters de Augusta, en el que le ponen al vencedor la chaqueta verde, nosotros le ponemos al ganador la gorra de chulapo".