TEATRO

Lola Herrera y Natalia Dicenta se reencuentran en el escenario del Teatro Bellas Artes de Madrid

Las actrices, madre e hija, vuelven a actuar juntas en ‘Camino a La Meca’, obra dirigida por Claudio Tolcachir que sigue la historia real de Helen Martins, escultora sudafricana que se rebeló contra las normas en la época del 'apartheid'

Lola Herrera y Natalia Dicenta en 'Camino a la Meca'.

Lola Herrera y Natalia Dicenta en 'Camino a la Meca'. / EFE / SERGIO PÉREZ

Madrid

Helen Martins nunca viajó a La Meca. Aun así, la escultora sudafricana reflejaba en sus obras el anhelo espiritual, siempre simbolizado por la idea del camino hacia un lugar de culto. Su estudio era el jardín de su casa del pequeño pueblo Nieu-Bethesda, en medio del desierto. Lugar donde exponía esculturas y objetos de vidrio, y en el que vivía sola, apartada de todo y de todos. Sin electricidad. Solo acompañada por cientos de velas. Tardó más de 25 años en rodear la casa de esculturas y, antes de terminar, la llamó El Camino a La Meca porque todas sus obras apuntaban a ella.

"Miss Helen era una mujer bonita cuando joven y resultaba difícil reconocerla cuando vieja. No se preocupaba, parecía un espantapájaros. Siempre llevaba puesto un peto y nunca se cuidaba. Cuando vivía todo el mundo se refería a ella como ‘La loca’. Hasta yo la llamaba así. Muchos años después me di cuenta de que no estaba loca, que tenía derecho a vivir como vivía", confesaba su vieja amiga Freda van Heerden en 1989 a la escritora Mireya Robles. Doce años antes de la conversación, Helen se había suicidado tomando sosa cáustica. En una carta, dejó escrito que se estaba quedando ciega y que no le merecía la pena seguir viviendo de esa manera.

Helen Martins junto a una de sus esculturas en una fotografía de archivo.

Helen Martins junto a una de sus esculturas en una fotografía de archivo. / ARCHIVO

La historia de Helen fascinó a Athol Fugard, tanto que escribió El camino a la Meca, obra que se estrenó en mayo de 1984 en el Yale Repertory Theatre de New Haven, Connecticut. Está inspirada en esa mujer que se rebeló contra todos los estamentos de su época, en pleno apartheid, alguien que perseguía el deseo y que reivindicaba que la inspiración que no corresponde a ninguna edad ni generación. Después de Connecticut, la obra se fue a Londres, continuó girando por Estados Unidos con Fugard en la dirección y viajó a Buenos Aires y Montevideo. A Broadway llegó en 2011 de la mano de Gordon Eldestein.

Ha tardado algo más en llegar a España, pero lo ha hecho este año con Claudio Tolcachir como director. Eso sí, el estreno en nuestro país coincide con un hecho luctuoso: Fugard falleció el pasado 8 de marzo en su Sudáfrica natal a los 92 años, pocos días después de la primera representación de la obra en Avilés. Hasta ahora, Camino a la Meca ha pasado por el malagueño Teatro del Soho y acaba de llegar al Teatro Bellas Artes de Madrid, con funciones diarias a excepción de los lunes.

Veinte años después de la última vez que estuvieron juntas sobre los escenarios, Lola Herrera protagoniza esta obra acompañada de su hija Natalia Dicenta y del actor Carlos Olalla. A sus 89 años, Herrera está encantada con volver a las tablas en un espacio tan acogedor como el Bellas Artes, a pesar de que cada vez que llega lo único en lo que puede pensar es que tendrá que volver a subir las escaleras del teatro: “A mi edad esto no es ninguna broma”, dice a la prensa entre risas después de una muestra de la obra.

Compañeras

En esta obra, la vallisoletana encarna a Helen, un papel que Tolachir buscó expresamente para ella, mientras que Dicenta se pone en la piel de Freda. “Me enamoré de Lola encuentro tras encuentro. Se trataba de encontrar un material que estuviera a la altura de semejante mujer, que representara de alguna manera todo aquello de lo que ella deseaba hablar. Y yo con ella. Al leer esta obra escuché la voz de Lola latiendo en cada texto”, cuenta el director. La actriz no conocía la historia de Helen, pero pronto vio similitudes entre la escultora y ella: “Helen es una mujer con unos valores muy parecidos a los míos. Me encanta la libertad del personaje y cómo puede plantar cara en una situación como la que vivió”.

Dicenta (Freda) peina a Herrera (Helen) en una escena de 'Camino a la Meca'.

Dicenta (Freda) peina a Herrera (Helen) en una escena de 'Camino a la Meca'. / Europa Press

En escena entra una Freda exhausta, que acaba de hacer un viaje de más de 12 horas para visitar a su amiga Helen en mitad del desierto. A la segunda no le gusta la manera de llegar de la primera y le pide que la repita. Esta, acepta. El abrazo tarda en llegar, y después de él, aparece la primera referencia a la edad de la escultora en la obra: "A mi edad y jugando...", dice Herrera en la piel de la artista tras separarse de su compañera. Nadie diría que las actrices son madre e hija. Al menos, no por ahora.

Dicenta llama Lola a su madre cuando se le pregunta por ella porque, como ambas aseguran, en el escenario son compañeras de trabajo, pero el cariño y el cuidado con el que la primera acaricia la melena blanca de la segunda en la escena es el mismo con el que una hija peina a su madre. "Creo que no está del todo bien que yo diga esto, pero admiro a mi hija profesionalmente. En casa tenemos actitudes muy parecidas, vivimos en un mundo en el que hay que batallar y las dos lo hacemos, pero en el escenario trabajamos diferente. Aprendo mucho de ella, siempre se aprende de los jóvenes", confiesa Herrera, hablando de la felicidad que le produce reencontrarse a diario con su hija.

Antes de salir de la sala, Herrera enfatiza la importancia de defender el concepto de libertad que esta obra pone sobre la mesa. Especialmente en un contexto social que, según dice, podría estar en riesgo. "Siempre hay alguien con deseo de quitar las libertades. Tenemos que tener cuidado a la hora de votar", advierte la actriz.