HISTORIA EN VIÑETAS
'Espada y Pluma', el cómic que sigue a Lope de Vega y el Capitán Contreras por Madrid
Entre espadazos, versos y borracheras, la historia del Capitán Alonso de Contreras y su amistad con el escritor revive en las páginas de un cómic que se sumerge en el Madrid del Siglo de Oro

Viñeta del cómic 'Espada y pluma', ambientado en buena parte en el Madrid del Siglo de Oro. / Cedida
El Siglo de Oro español fue un torbellino de ingenio y caos, un tiempo donde la gloria se alternaba con la ruina y donde la pluma y la espada se cruzaban en las mismas calles. En ese Madrid de tabernas y conventos, de desafíos y versos, de sangre y tinta, vivió Alonso de Contreras, un hombre tan real que parece inventado. Soldado, corsario, espía, aventurero, escritor… Contreras fue la encarnación de una época que devoraba a los suyos con la misma pasión con la que los encumbraba. Y ahora, gracias al cómic Espada y Pluma (Cascaborra Ediciones), de El Torres y Jorge Esteban, su historia regresa a las calles de Madrid.
Si hubiese nacido en otro siglo, Alonso de Contreras (1582-1641) probablemente habría sido un personaje de novela de aventuras. Pero no, él fue un personaje de su propia vida y tuvo el buen tino de escribirla. Su Discurso de mi vida, una suerte de autobiografía escrita con una crudeza y un realismo desgarrador, es la base sobre la que se asienta esta historia.
Contreras fue un hombre de guerra en el sentido más amplio: combatió en Flandes, en Italia y en los mares del Caribe, saqueó barcos y ciudades, se batió en duelos, sobrevivió a conjuras y conspiraciones y, por si fuera poco, fue amigo y confidente de Lope de Vega, el Fénix de los Ingenios. En su biografía hay más peripecias que en la mayoría de novelas de capa y espada, pero más allá de la acción, lo que lo hace fascinante es su mirada: un tipo que no oculta su brutalidad, pero tampoco sus miedos, que se presenta a sí mismo como un guerrero implacable, pero deja entrever su vulnerabilidad.

Página interior de 'España y pluma'. / Cedida
"Contreras tenía que ser un personaje tridimensional", explica El Torres, guionista de Espada y Pluma. "No queríamos hacer un héroe plano ni un villano sin matices. Conforme le conocemos a través de Lope, vemos que sus dudas no son muy diferentes a las nuestras: el reconocimiento, el trabajo, la posteridad. Las preguntas que se hacía él hace cuatro siglos nos las seguimos haciendo hoy".
"Era un hombre que veía el mundo como un campo de batalla, pero también como un escenario donde podía dejar su huella", añade Jorge Esteban. "No solo mataba y saqueaba, también escribía sobre ello. Su relato no es el de un soldado raso, sino el de un hombre que quiere ser recordado".
Como buen veterano, Contreras era un superviviente. A pesar de sus múltiples heridas y arrestos, siguió reinventándose hasta el final de sus días. Cuando los cañonazos y las espadas dejaron de ser su principal herramienta, la pluma se convirtió en su mejor arma. No es casualidad que su autobiografía, escrita con un estilo directo y sin adornos, haya servido como base para esta obra.
Madrid, la ciudad que era un escenario
Si hay un tercer personaje en Espada y Pluma, ese es Madrid. La historia transcurre en 1624, en pleno Barrio de las Letras, un lugar donde se cruzaban espadachines y poetas, pícaros y cortesanos, religiosos y comediantes. Calles como Cervantes, Lope de Vega y Huertas, que hoy albergan terrazas y turistas, fueron testigos de las intrigas y pasiones de algunos de los nombres más ilustres de la literatura española.
"La sensación que queríamos transmitir es la de un Madrid vivo, sucio y vibrante", comenta Jorge Esteban. "Gran parte del cómic transcurre en la casa de Lope de Vega, que aún se conserva y donde pudimos documentarnos para recrear los espacios con precisión".

Página interior de 'Espada y pluma'. / Cedida
Madrid no es solo el fondo donde sucede la historia, sino que se convierte en un personaje más. Cada callejón, cada taberna, cada esquina resuena con las voces de aquellos que lo habitaron. "Nos fascinó la idea de que, en apenas unas calles, se concentrara lo mejor de la literatura española", explica El Torres. "En un mismo día, Lope podía cruzarse con Quevedo, con Góngora y con Contreras. Y eso es algo que queríamos reflejar".
El contexto histórico de la obra ha requerido una documentación minuciosa para plasmar con fidelidad la ciudad y su ambiente. "Hemos estudiado grabados, textos de la época y registros históricos para poder reflejar la arquitectura, la vestimenta y hasta la manera en que se relacionaban los personajes", explica Esteban. "Nuestro objetivo era que el lector sintiera que está paseando por el Madrid de 1624, con su bullicio, sus duelos en la calle y sus tertulias literarias llenas de envidia y ambición".
En este escenario, Contreras y Lope de Vega comparten noches de vino y confidencias, debates sobre el honor y el destino, caminatas por las calles adoquinadas de un Madrid donde la vida era dura, pero intensa. El Torres lo resume con su habitual ironía: "Al final, lo que estábamos haciendo era un tebeo sobre dos borrachos deambulando por Madrid, contándose sus penas. Sí, hay batallas y aventuras, pero lo importante es la relación entre ellos, sus conversaciones y su forma de entender la vida".
Fealdad, realidad y verosimilitud
A nivel visual, Espada y Pluma se aleja del idealismo. Aquí los personajes no son bellos ni heroicos en el sentido clásico. "Nosotros queríamos hacerlos reales: con cicatrices, con dientes torcidos, con la rudeza de quien ha vivido y peleado", dice Jorge Esteban. "Contreras no es un héroe de pose: está todo el día pegando cañonazos y Quevedo, por ejemplo, es un alcohólico con el hígado destrozado. Lope era un genio, pero también un hombre enamorado del amor, con sus propias inseguridades y miserias".

Página interior de 'Espada y pluma'. / Cedida
El realismo se extiende también a la ambientación, cuidando cada detalle sin caer en el documentalismo. "No sabemos exactamente cómo hablaban ni cómo se movían, pero lo que importa es que suene a verdad", apunta El Torres. "Lo bueno es que Madrid nos da ese marco perfecto: un lugar donde en apenas tres calles se concentraba lo más granado de la literatura de la época. Si se cruzaban o no en la realidad, poco importa. Lo que queremos es que la historia respire autenticidad".
Al final, lo que queda es una historia que huye del maniqueísmo. Contreras no es un personaje amable. "Es homófobo, es un asesino, no tiene escrúpulos", reconoce Jorge Esteban. "Pero es un reflejo de su época, y lo importante no es juzgarlo desde nuestros ojos, sino entenderlo en su contexto".
La frase que mejor define su actitud –y quizás el espíritu de la obra– la pronuncia él mismo en el cómic: "Vosotros me podéis mirar, pero no me podéis juzgar".
Una declaración que, cuatro siglos después, sigue resonando en las calles del Barrio de las Letras, donde aún se escucha el eco de las voces de Lope, Quevedo y, ahora, de Alonso de Contreras.
- Ignacio Peyró: 'A partir del 85 Julio Iglesias lo volvió a intentar, pero se dio cuenta de que nunca volvería a ser tan grande
- Marina Garcés, filósofa y ensayista: 'La soledad no es un fallo, sino una condición gracias a la cual podemos amar
- Melody, más clichés a Eurovisión: la nueva versión de 'Esa diva' es aún peor que la original
- David Uclés, escritor: 'Si durante 40 años Franco se inventa la Historia, es lógico que luego queramos contar lo que le pasó a la República
- El último rugido de Medina Azahara: 45 años y 4.000 conciertos después, se despiden de Madrid con tres 'sold out
- Samanta Schweblin publica nuevo libro y deja Penguin Random House en España: 'Yo no me caso con editoriales, me caso con gente
- La novela de espías españoles escrita por un diplomático: “No quiero quitarles épica, me siguen pareciendo héroes”
- Carabanchel celebra el primer Día Francisco Ibáñez bajo el impresionante mural de '13 Rue del Percebe