ESTRENO SERIE
Javier Gutiérrez, actor: "Cuando escribes tuits racistas y xenófobos te tienes que hacer responsable de lo que has escrito"
El intérprete, uno de los protagonistas de la serie 'La vida breve', cree que existe mayor autocensura por miedo en su profesión, pero también matiza sobre la polémica de Karla Sofía Gascón: "hay cierta hipocresía por parte de la Academia de los Oscar"

El actor Javier Gutiérrez acaba de estrenar 'La vida breve' en Movistar Plus+. / Fabian Morassut / Movistar Plus+
Javier Gutiérrez (Luanco, 1971) tenía 18 años cuando se fue a vivir a Madrid, con la maleta cargada de sueños y 150 pesetas en el bolsillo que decidió invertir en una entrada para ver en el Español una obra de su admirado José María Rodero. Ni por asomo podía imaginar entonces este talentoso asturiano sin ínfulas de grandeza que acabaría convertido en uno de los actores imprescindibles de nuestro país gracias a títulos como La isla mínima (2014), una película de Alberto Rodríguez que le valió el primero de sus dos premios Goya, o Campeones (2018), con la que reventó la taquilla. Ahora estrena La vida breve, una serie original de Movistar Plus+, creada por Cristóbal Garrido y Adolfo Valor, que recurre al humor para recrear los sorprendentes acontecimientos que tuvieron lugar durante el reinado más corto de la historia de España con el monarca más desconocido: Luis I. Gutiérrez interpreta en ella al padre de la criatura, el rey Felipe V, instaurador de la dinastía de los Borbones en nuestro país. "Ha sido una experiencia muy interesante, la verdad", comenta el actor a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA. "El breve reinado de Luis I era un capítulo de la historia desconocido para mí, y transitar a través de un personaje por la comedia, el drama y la locura ha sido muy enriquecedor. Había un guion muy bien escrito, y creo que, cuando los guiones están bien armados, gran parte del trabajo está ya hecho".
Pregunta: La vida breve es una comedia de época bastante atípica. ¿Le sedujo ese puntito de mala leche que tiene?
Bueno, hay que decir que todo lo que aparece está en las crónicas de la época. Evidentemente las escenas están ficcionadas, pero los grandes hitos y aquello que quizá va a sorprender más al espectador forma parte de nuestra historia. Casi nada está inventado en ese sentido. Aunque es cierto que en esta sátira hay un punto, como no podía ser de otra forma, quizá más gamberro o irreverente, y creo que eso ayuda mucho a que la serie sea más sorprendente para el espectador.
P: A Felipe V le llamaban ‘el Animoso’ por el arrojo que demostraba en las batallas. ¿También se considera usted un tipo valiente?
Soy cero beligerante, cero violento, así que en ese sentido estoy muy lejos de la animosidad que se le atribuía a Felipe V. Soy más bien una persona dialogante, o por lo menos lo intento.

El actor Javier Gutiérrez, caracterizado como Felipe V, en un momento del rodaje de la serie 'La vida breve', de Movistar Plus+. / Movistar Plus+
P: ¿Sigue pensando que su gran baza es su físico, su apariencia de hombre normal?
Sí, menos mal que apostillas eso al final porque, de lo contrario, podría parecer que hablo de que soy un hombre que explota su físico, cuando es justo al contrario. Tengo un físico que encarna al tipo corriente. En ese sentido me gusta mirarme en el espejo de compañeros de generaciones anteriores a la mía como Alfredo Landa, José Luis López Vázquez y ese tipo de actores que encarnaban al hombre común, al ciudadano de a pie.
P: ¿De dónde le viene el amor por la interpretación?
Me viene de pequeño. Bueno, es cierto que cuando eres pequeño quieres ser muchas cosas. Entonces no tenía tan claro lo de querer ser actor como que me gustaba imitar a vecinos, relatar historias y dejar volar la imaginación, que es una de las grandes herramientas de los actores. Cuando fui creciendo me fui poco a poco sintiendo cada vez más a gusto subiéndome al escenario en las funciones del colegio, primero, y del instituto, después. Ahí fui ya un poquito más consciente de lo que significaba subirse a un escenario y representar papeles. Y luego está también mi amor por la lectura y la literatura dramática del teatro. De todo eso me vino lo de querer ser actor.
P: En sus inicios formó parte del grupo de teatro Animalario. ¿Fue especialmente feliz durante esa etapa?
Fui muy feliz, porque Animalario no solo representa una forma de hacer teatro, sino que, en aquella época, significaba una forma de militancia en la vida. Animalario supuso para mí, más que una compañía de teatro, una familia. Supuso entender parte de la vida y del oficio gracias a maestros como Andrés Lima y a compañeros como Alberto San Juan, Luis Bermejo, Willy Toledo, Nathalie Poza y tantos otros.
P: Esta compañía se encargó por ejemplo de sacar los colores al PP con su ‘No a la guerra’ en 2003. ¿Cómo ha vivido los ataques de la derecha al cine español? ¿Le cabrea que hablen del nuestro como un cine subvencionado?
Creo que eso es algo falso, que los datos hablan por sí mismos. Evidentemente en este país hay muchísimas cosas subvencionadas, pero creo que cuando se intoxica de esa manera, poniendo el foco en la cultura y más concretamente en el cine, hay una forma de saldar cuentas con aquella época no solo de la guerra de Irak sino también del [desastre del] Prestige. Entonces hubo mucha visibilidad por parte de gente de la cultura y del cine en contra de aquella forma de gobernar del PP y en contra de aquellos años en los que la guerra de Irak sacaba a mucha gente a la calle a manifestarse.
P: Da la sensación de que hoy día son muchos menos los actores dispuestos a manifestarse o posicionarse ideológicamente de una manera tan clara. ¿Por qué cree que sucede esto? ¿Se aburguesa uno con los años?
No creo que se trate de eso. Ahí tienes casos como el de Pepe Sacristán, que tiene 87 años y no está nada aburguesado. Él es de hecho como un jefe de la tribu y yo suscribo absolutamente casi todo lo que dice, punto por punto. Quizás sea que ahora existe una suerte de autocensura. No creo que hayamos perdido libertades a la hora de expresarnos, pero uno mismo se autocensura por el miedo a lo que pueda pasar en el futuro. Lo estamos viendo ahora, por ejemplo, con el caso de los tuits de Karla Sofía Gascón, algo que quizá le cueste la posibilidad de ganar un Oscar.
P: Hablamos de una actriz atacada por la derecha más rancia por su condición de mujer trans, y cancelada luego por la supuesta progresía rancia.
Este es un tema muy delicado, porque cuando tú escribes tuits racistas y xenófobos te tienes que hacer responsable de lo que has escrito, de lo que has dicho, y eso es algo que te puede pasar factura a la larga, como ha sido el caso. Pero sí es cierto que hay cierta hipocresía por parte de la Academia de los Oscar. A mí se me escapa cómo se maneja todo esto, pero entiendo que hay en juego muchísimos millones de dólares y, sobre todo, tratándose de una producción que es la que más nominaciones al Oscar ha recibido en la historia sin ser americana. Pero insisto, cuando uno hace unas declaraciones tan contundentes como las de Karla Sofía Gascón, disparando a diestro y siniestro contra inmigrantes y manifestándose de esa forma, eso es algo que en algún momento te puede pasar factura.
https://www.epe.es/es/cultura/20241105/marta-hazas-protagoniza-agencia-nueva-javier-gutierrez-telecinco-serie-110828535
P: Cambiando de tema, ahora está rodando otra serie, La agencia, que se adentra en las miserias de su oficio. ¿Qué es lo que peor lleva con respecto a esto?
Soy un devoto de mi oficio y me encanta actuar, pues me parece que uno conoce de mejor forma los recovecos del alma humana si tiene la oportunidad, como es mi caso, de poder trabajar de una forma continuada. Digo esto porque una de las mayores tragedias de esta profesión es que solo un 8% de compañeros y compañeras pueden hacerlo dignamente.

Leonor Watling y Javier Gutiérrez en 'La vida breve' de Movistar Plus+ / MOVISTAR PLUS+
P: Y aun así, todavía tiene miedo a que el teléfono deje de sonar.
Es que esta es una profesión muy cruel en ese sentido. ¿Quién te asegura a ti que, igual que hoy suena el teléfono, mañana no va a dejar de sonar? Por mucho que hoy ganes un premio o trabajes en una producción de éxito, nadie puede asegurarte que eso tendrá continuidad en un futuro próximo. Evidentemente, en nuestro oficio siempre estamos al filo del alambre.
P: ¿Y se enfrenta a esa incertidumbre con una presión extra sobre sus hombros por el hecho de estar al cuidado de dos hijos, uno de ellos discapacitado?
Hombre, no es lo mismo vivir solo que tener ciertas responsabilidades o ciertas cargas familiares. Y en esta profesión, a medida que vas cumpliendo años te haces muchas preguntas sobre la inestabilidad de tu oficio y lo que te deparará el futuro. Eso es una espada de Damocles que pende sobre ti, y más a medida que va pasando el tiempo.
P: Nada es una garantía de éxito, desde luego. Si no, que se lo digan a quienes apuestan por esos actores que tienen millones de seguidores en redes y, sin embargo, son incapaces de arrastrar a la gente a las salas de cine.
Pero no estoy seguro de que eso sea algo tan común hoy. Si hacemos un repaso de las películas del cine español verás que los protagonistas no suelen ser personas que están arrasando y tienen millones de seguidores en las redes sociales. Sí creo que, en ese sentido, hubo un momento de fiebre en el que, de forma errónea, se podía pensar que esos actores o actrices con millones de seguidores iban a arrastrar a gran parte de los mismos al cine. Pero ya nos hemos dado cuenta de que esa fórmula no funciona.
P: Antes mencionaba a José Sacristán, y alguna vez le escuché comentar que aspira a ser él. ¿En qué sentido, en lo de morir con las botas puestas?
En el de que ojalá me respeten la salud y la cabeza, porque se trata de alguien con la cabeza muy bien amueblada en cuanto a ideas y discurso. Y también en lo de seguir haciendo. Soy un actor educado en el teatro, aunque también me encanta hacer cine y televisión, y para mí hacer teatro es una forma de vida. Creo que somos, y esto lo digo humildemente, portadores de cultura. El hecho de poder llevar teatro a cualquier rincón de nuestro país, y aquí no hablo solo de grandes teatros ni de capitales de provincia, sino también de pequeños pueblos en los que hay ciudadanos que pueden ver un espectáculo cada seis meses, me parece todo un honor. Y también un privilegio y una responsabilidad, claro.