ENTREVISTA

Aitana Sánchez-Gijón: "Cuando veo un abuso de poder sobre una compañera, salto en su defensa"

La actriz levantará el Goya de Honor este sábado, el primero de su carrera a pesar de haber encarnado personajes icónicos de la cultura en España

Aitana Sánchez-Gijón levantará el Goya de Honor tras 40 años de carrera.

Aitana Sánchez-Gijón levantará el Goya de Honor tras 40 años de carrera. / J. P. GANDUL

Pedro del Corral

Pedro del Corral

Madrid

Luisa (Redondela), Bárbara (La ley de la frontera), María (El maquinista), Teresa (Madres paralelas), Beatriz (La jefa)… En Aitana Sánchez-Gijón habitan mujeres honestas y apasionadas. Las acoge atenta, a la espera de que sus historias le provoquen el enésimo vuelco a su corazón. Quiere darles la voz que no tuvieron, aunque para ello tenga que romperse la garganta. Lleva 40 años encarnando sus luces y sombras, por eso guarda un lugar especial para cada una. “Todas me han atravesado, me han dejado un poso único”, dice. Este sábado, cuando recoja el Goya de Honor, en pleno éxtasis, se acordará de ellas. Sólo juntas han logrado levantar el premio de la Academia que se le ha resistido desde 1986.

“Cuando me lo comunicaron, me costó aceptarlo. Pensaba que soy demasiado joven para ganarlo y que no he hecho méritos suficientes. Desde entonces, he recibido grandes muestras de cariño. Ahora, por fin, estoy dejando quererme”, cuenta emocionada. Debutó con 16 años en Segunda enseñanza, la serie Pedro Masó, pero no fue hasta los 90 cuando la popularidad la atravesó: títulos como Boca a boca, El pájaro de la felicidad y Celos la catapultaron a un olimpo del que no se ha bajado aún. Sin embargo, las alturas no le han cegado jamás. Sigue siendo la niña que imaginaba mundos que colorear. Por eso, continúa. Por eso, actúa.

Aitana Sánchez-Gijón, en 'La madre'.

Aitana Sánchez-Gijón, en 'La madre'. / BÁRBARA SÁNCHEZ PALOMERO

Los altibajos no le han frenado, ni siquiera le han hecho replantearse el presente. Siempre ha tenido claro que el escenario es su hábitat natural y, por tanto, el lugar donde encuentra la paz: “Este oficio es un aprendizaje constante. Como profesional, madre, amiga… Soy mucho mejor actriz de lo que era cuando empecé. He acumulado experiencias que me han permitido crecer paso a paso. Mis ojos cuentan hoy más de lo que contaban con 18. Estoy en mi mejor momento”. De hecho, en el último año no ha parado de sumar proyectos: en televisión, Respira; en teatro, La madre; en cine, Tierra baja.

“Por suerte, no he tenido la necesidad de dedicarme a otra cosa. Es una pena que el 93% de los actores y actrices de España tengan que compaginar varios trabajos para subsistir”, apunta. Un gen reivindicativo que sacó a relucir durante la etapa que lideró la Academia de Cine entre 1998 y 2000. Por aquel entonces, además, rodó Volavérunt, el filme de Bugas Lunas que le valió la Concha de Plata. Fue la única vez que esperaba la nominación al Goya: “Me tocó leer las candidatas y, claro, al instante, me di cuenta de que no estaba entre ellas. Tuve que disimular, qué gran papel hice”. La primera le llegó en 2022 gracias a las Madres paralelas de Pedro Almodóvar.

P. Nunca ha ocultado su ideología política. En 2003, por ejemplo, apareció en la portada de El País agarrada por un agente del Congreso durante la manifestación del No a la guerra. ¿Ser tan clara le ha perjudicado?

R. En absoluto. Ahora bien, en la última gira de teatro, como venía de posicionarme contra la censura cultural de los partidos de ultraderecha, nos amenazaron con desprogramarnos en un par de sitios. El director dijo que esto iba a saberse públicamente y sólo se quedó en un amago. Son batallas que no podemos dejar que ganen.

P. ¿Siente la responsabilidad de usar su altavoz para abanderar ciertas causas sociales?

R. Me sale del corazón hacerlo porque vengo de una familia muy activa políticamente. Lo he mamado en casa. En cualquier caso, respeto a quien decide no alzarse y tener un perfil distinto.

Aitana Sánchez-Gijón recibió su primera nominación al Goya por 'Madres paralelas'.

Aitana Sánchez-Gijón recibió su primera nominación al Goya por 'Madres paralelas'. / ARCHIVO

P. ¿Qué ha tenido que sacrificar para llegar arriba?

R. Más bien he tenido que hacer malabares, doblando esfuerzos y trabajos. Sobre todo, en las épocas de mayor actividad. Por suerte, he contado con una red de apoyo.

Fugaz paso por Hollywood

Cuenta en su haber con un Feroz, cuatro Fotogramas de Plata, un Max, un Ceres… que, lejos de nublarle, le han dado aún más tierra. Aitana se siente orgullosa de cada paso dado. Sabe lo que ha costado cada personaje y, por ello, hoy, a sus 56, los cuida con el nervio de quien los ha parido. Aunque, en ocasiones, las menos, no lo haya tenido fácil. “En mis comienzos no me tocó sufrir a directores tiranos, fue después. Sólo dos veces. No soporto las diferencias de trato. Cuando veo un abuso de poder sobre una compañera, salto en su defensa”, sostiene sobre una industria que, a su parecer, si bien ha evolucionado, aún tiene bosque por recorrer.

“Las nuevas generaciones saben poner los límites mucho antes. El patriarcado está tan incrustado en la sociedad que, cuando una mujer se atreve a denunciar, se encuentra a jueces machistas”, añade. Pese a desvelarse los casos de Carlos Vermut y Armando Ravelo, en España el movimiento MeToo aún no ha tenido la misma repercusión que en Estados Unidos. Curtida bajo la batuta de Carme Portaceli, Andrés Lima, Miguel Narros, Ernesto Caballero y Juan Cavestany, Aitana compartió tablas con Mario Vargas Llosa en Los cuentos de la peste: “Tuve el privilegio de conocer su universo creativo. Me enseñó a enamorarme de las cosas”.

P. Tras Un paseo por las nubes, de Alfonso Aráu, protagonizada por Keanu Reeves, no volvió a trabajar en Hollywood. ¿Qué pasó?

R. No estaba entre mis objetivos ir para allá. Me volví a España porque estaba esperándome mi compañía de teatro para hacer La gata sobre el tejado de zinc. Creía que ya me llamarían si querían volver a contar conmigo, pero no sucedió. Había que trabajárselo y yo estaba bien aquí. Para mí, era un ambiente de gran soledad. Me sentía desarraigada, lejos de mis afectos.

Aitana Sánchez-Gijón, junto a Keany Reeves en 'Un paseo por las nubes'.

Aitana Sánchez-Gijón, junto a Keany Reeves en 'Un paseo por las nubes'. / ARCHIVO

P. ¿Le teme al paso del tiempo?

R. No tanto. Mi mayor miedo es perder facultades, que no me acompañe el cuerpo y la memoria. No me gustaría tener que dejar de hacer aquello que me apasiona.

P. ¿Qué le sigue emocionando?

R. Justo antes de la entrevista estaba viendo la actuación de Rigoberta Bandini en el Benidorm Fest y me ha enternecido: es precioso verla rodeada de mujeres de todas las edades.