TEATROS DEL CANAL
Madrid se sumerge en el riesgo: el nuevo festival de circo debuta con María Palma, una acróbata bajo el agua
La ex nadadora de sincronizada propone en 'La voz sumergida', que se podrá ver este sábado y domingo, una obra que combina la apnea y la danza acuática con otras técnicas

La artista circense María Palma, en 'La voz sumergida', un espectáculo de circo en el que se mezclan otras disciplinas, como el teatro, la danza o la apnea y natación sincronizada. / Gaby Merz / Riesgo Festival de Circo de la Comunidad de Madrid
"Yo digo que hago circo porque me he formado en esta disciplina y contiene elementos de riesgo, que es lo que caracteriza al circo, como la apnea, pero lo importante para mí es hacer llegar al público emociones y reflexiones". Estas palabras, de la artista de circo María Palma, dan buena cuenta de lo que está ocurriendo en esta disciplina. Desde hace algunos años, a la imagen clásica de espectáculo familiar que reúne acrobacias, números musicales o la comedia de los payasos, se le ha abierto un camino, el llamado circo contemporáneo, que se comienza a hibridar con otros lenguajes (danza o teatro) y que tiene una ambición artística narrativa.
Es lo que representa María Palma (Barcelona, 1987), que este sábado 1 y domingo 2 de febrero representa en los Teatros del Canal La voz sumergida, un espectáculo que discurre, en buena medida, bajo el agua, ya que Palma, en este interés de abrir las fronteras, ha incorporado su formación como nadadora sincronizada (o danza acuática, en una expresión más actual). Lo hará como parte de la programación de un nuevo festival de circo de la Comunidad de Madrid, Riesgo, que arrancó el pasado 30 de enero y propone un total de siete espectáculos -quince funciones- hasta su cierre el 22 de febrero. "María Palma es un claro referente en el circo contemporáneo nacional", decía en la presentación la directora artística del festival, Eva Luna García-Mauriño.
"A mí, la gran pecera de agua me sirve para explorar silencios, barerras, y superaciones personales", explica la artista desde Barcelona por videollamada. "Se trata de contar la construcción de la identidad de esta mujer que está en escena, a partir de un momento de transformación personal tras cerrar un ciclo de ocho años con mi anterior compañía". La voz sumergida, estrenada en la Fira de Tarrega en septiembre de 2023, fue su primer espectáculo con compañía propia, tras cerrar la etapa de Madame Gaüc, que fundó junto a Raimon Mató y cuyos espectáculos se centraban en equilibrios acrobáticos y báscula, especialidades de Palma. "El agua para mí siempre ha sido un elemento especial, antes de hacer circo fui nadadora amateur y esto me conectó con el placer de jugar en el agua y me ayudó a profundizar aún más en la conexión con mi cuerpo".
La obra fue concebida para ser representada en teatros, porque en ella tiene mucho peso la intimidad que crea la luz y el ambiente sonoro, pero no es fácil de representar. "Para crear la dramaturgia nos inspiramos bastante en un texto de Xavier Escribano que se llama La experiencia de la respiración", explica. Lo trabajó junto a Anna Pascual, directora de la compañía Pessic, y en el resultado tiene tanto peso lo pequeño -la respiración- como la grandiosidad de las acrobacias y el riesgo. Lo más complejo es subir al escenario una pecera que pesa casi 6.000 kilos, porque no hay muchos que puedan soportar este peso de forma segura. "Lo primero que tuvimos que hacer es entender cómo tenía que ser la pecera y cómo moverla". Encontrar una empresa que le surta el líquido -freático, no apto para el consumo, pero sí para el baño, y que pueda ser reciclado tras su uso- tampoco fue sencillo.

"Es circo porque tiene técnicas de esta disciplina, sobre todo de riesgo, pero 'La voz sumergida' incorpora otros lenguajes para hacer llegar emociones y reflexiones", explica María Palma sobre su espectáculo, que podrá verse los días 1 y 2 de febrero en los Teatros del Canal. / Lluís Casahuga / Riesgo Festival de circo de la Comunidad de Madrid
Circo en el agua
Sin embargo, desde su estreno, la obra ha podido rodar por algunos teatros y muchos festivales de calle. No es solamente que no existan teatros preparados para soportar el peso de la pecera, tampoco, confiesa Palma, hay tantos espectáculos circenses que la incluyan en sus propuestas. "Yo partía de cero a nivel de experiencia con el agua en escena, así que hice un trabajo de investigación para ver qué se había hecho antes", explica.
Las referencias que ha utilizado pasan desde el escapismo de Houdini hasta una artista barcelonesa del siglo XIX llamada Miss Lurline, conocida como la mujer anfibia, "aunque no queda claro que se sumergiera, igual era un truco de espejos", pasando por los ejemplos más recientes de compañías de Alemania, Bélgica o los archiconocidos Circo del Sol. "Para decidir cómo abordar el trabajo de la pecera creamos una estructura metálica que tratábamos de llevar a una piscina y probar opciones para entrenar, pero tampoco encontré tantas piscinas que me ofrecieran esta posibilidad".
Aunque es el primer espectáculo con este elemento, siempre ha estado presente en su vida. De niña, su madre la apuntó a clases de natación sincronizada "como una extraescolar más de viernes", en la misma piscina de su Barcelona natal, el Club Natación Kallípolis, en el que entrenaba un equipo de competición, al que pertenecía la medallista olímpica Ona Carbonell. En aquel tiempo, Palma también sentía inclinaciones artísticas: tocaba la guitarra y el acordeón y disfrutaba también de una afición al flamenco que compartía con su padre. Fue estudiando INEF en la universidad cuando descubrió el circo y las acrobacias gracias a una compañera gimnasta, así que tras terminar, pensó en formarse en la disciplina y dedicarse a la enseñanza. "No tenía aún el impulso creativo", explica.
Infaresestructura naciente
Más adelante, decidió especializarse en la escuela de música, danza y circo de la Universidad de Rotterdam, y al volver, después de trabajar como profesora, fue cuando sintió la inquietud creativa. Comenzó a participar en producciones de otras compañías, y en 2013, decidió fundar Madame Gaüc, su primera compañía propia. En este tiempo ha ido experimentando la evolución que está viviendo la disciplina, sobre todo en Cataluña, donde el tejido circense está más asentado, tanto a nivel formativo como de espacios escénicos y compañías, aunque Palma matiza que la distancia con Europa aún sigue siendo grande. "El problema principal es la falta de apoyo en las políticas culturales", se queja. "En el circo hay que entrenar mucho, no solamente el físico, sino también a nivel psicológico, por el componente de riesgo que tiene", explica. "¿Quién te paga mientras estás entrenando? Es el pez que se muerde la cola: si no entrenas, no puedes mantener un nivel profesional, pero si no trabajas, no puedes entrenar".
La solución podría llegar de la mano del estatuto del artista, aún en desarrollo por parte del Ministerio de Cultura, para que se establezca un sistema, en las artes escénicas que recoja la intermitencia de trabajo, asimilable al que existe en otros países, como Francia. "Si puedes justificar 35 actuaciones al año y el resto lo tienes cubierto económicamente puedes centrarte en tus creaciones", explica. ¿No hay ayudas públicas a la creación? Responde que sí, pero que acceder a ellas es un trabajo en sí mismo: "Yo no soy administrativa, soy acróbata", se queja. "Este no deja de ser un sector precario, cuesta mucho sacar propuestas adelante".
Ampliar el imaginario
El festival Riesgo de la Comunidad de Madrid nace justamente con la intención de contribuir a paliar esa situación de precariedad que vive un sector que, además de la idea clásica de circo navideño, vive un momento de efervescencia creativa, y las propuestas más clásicas para todos los públicos conviven con otras más híbridas, de géneros, espacios, formatos e intenciones. No en vano, Eva Luna García-Mauriño, en la presentación de su primera edición, recalcó que había programado "circo para adultos" con "heterogeneidad de formas, estilos y lenguajes", con intención de "crear nuevos referentes" y que busque "abrir espacios en la alta cultura".
"La idea es ampliar un poco el imaginario colectivo del circo", añade María Palma. El suyo, explica, es un espectáculo catalogado como para mayores de doce años, aunque confiesa que en muchas representaciones de calle ha tenido espectadores más jóvenes.
Palma subirá a escena el día 1 de febrero. La apertura del festival corría a cargo de Cirque Inshi, de Ucrania, con una obra, Rêves, que narra la experiencia de la invasión rusa a través de "una técnica impecable, que hace poesía visual y con una fuerte influencia del ballet", en palabras de la directora de Riesgo. María Palma, sin embargo, es quien pone la imagen para el festival, que ha utilizado una instantánea capturada en su representación de La voz sumergida para su primer cartel.
A este espectáculo aún le queda recorrido sobre los escenarios, pero el próximo verano la artista tendrá que hacer una pausa obligatoria, ya que está esperando su primer bebé algo que, de momento, es perfectamente compatible con su trabajo. "Estoy un poco asustada con mi maternidad, porque quiero que La voz sumergida siga girando, pero ya sabemos que con la maternidad, sales del mercado".