ARTE

El palacio que fue pensado para ser un museo: 100 años del Cerralbo, la joya escondida de Madrid

En el marco de las celebraciones por su centenario, dos exposiciones temporales dialogan en la pinacoteca de Argüelles para contar su propia historia

La sala de la exposición temporal 'Del Château al Hôtel'.

La sala de la exposición temporal 'Del Château al Hôtel'. / MUSEO CERRALBO

Madrid

El Paseo del Arte es el epicentro cultural de Madrid. También llamado triángulo del arte, alberga tres de las pinacotecas más importantes del mundo: el Museo Reina Sofía, el Museo del Prado y el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, además de otras salas expositivas como el CaixaForum y una variedad de centros culturales que están situados a su alrededor. Fuera de él, sin embargo, se encuentra una de las joyas escondidas de la ciudad, el Museo Cerralbo. Situado en el barrio de Argüelles, este palacio está escondido en el número 17 de la calle Ventura Rodríguez, a pocos metros de Plaza España, y opera bajo el concepto de “casa viva”, algo que uno entiende cuando escucha el crujir del suelo de madera y el tictac de los relojes durante su visita.

El 15 de junio de 1893, el diario madrileño La Época publicaba en su portada que esa misma noche se inauguraba “con gran fiesta” el nuevo palacio que el marqués de Cerralbo, Enrique de Aguilera y Gamboa, había mandado a construir en las calles de Ferraz y Ventura Rodríguez. Escribía también el cronista que “el arte y la riqueza han colaborado juntos para convertir aquella morada en suntuosa vivienda y en rico y variado museo”. Aquella portada está expuesta actualmente en el museo, en una sala de la planta intermedia, justo al lado de la habitación donde se compran los boletos que cuestan, como máximo, tres euros. Del Château al Hôtel. Los palacios de los marqueses de Cerralbo y Villa Huerta, comisariada por María Sanz Cubells, Alicia Suárez Blanco y Carmen Jiménez Sanz, cuenta, entre hojas de periódicos, revistas, fotografías y mobiliario que hoy llamaríamos vintage, cuáles han sido las funciones de este edificio desde su apertura hasta la muerte del marqués.

Una de las fotografías expuestas en 'Del Château al Hôtel. Los palacios de los marqueses de Cerralbo y Villa-Huerta'.

Una de las fotografías expuestas en 'Del Château al Hôtel. Los palacios de los marqueses de Cerralbo y Villa-Huerta'. / MUSEO CERRALBO

Después del marqués

Al salir de la sala donde está Del Château al Hôtel, se encuentra un pequeño expositor de cristal que pasa desapercibido ante los ojos de los visitantes, que pasan de largo para asomarse al patio, al final del mismo pasillo de esta planta intermedia. Los ojos avizores que se acerquen, verán que esta microexposición cuenta lo que ocurrió tras la muerte del marqués. Hace ya más de un siglo, en 1922, Enrique de Aguilera y Gamboa legaba al Estado la parte del palacio de la que era propietario tras habérsela comprado a su hijastra Amelia del Valle, marquesa de Villa-Huerta, con el fin de conservar la actividad museística de esa zona del palacio.

El aristócrata destacó en vida como coleccionista de arte, historiador y, durante sus últimos años, como pionero de la arqueología en España, liderando casi 200 excavaciones. Quiso donar sus colecciones para que se estuvieran “siempre reunidas para servir el estudio de los aficionados a la ciencia y al arte”, como dejaba escrito en su testamento, también expuesto en el Cerralbo. Se trata de la primera entrega de Interludio, un proyecto que expone el resultado de una serie de investigaciones llevadas a cabo desde 2022. “Por un lado, el proyecto se enfoca en la revisión e incorporación de contenidos que faciliten la comprensión individualizada y global de los bienes culturales del museo y, por el otro, contribuyen a explicar, desde múltiples puntos de vista, los procesos que crearon el palacio Cerralbo y, posteriormente, este centro museístico”, cuenta a este diario Ana Romero Urquiza, encargada de la comunicación del Cerralbo.

El expositor principal de 'Interludio'.

El expositor principal de 'Interludio'. / MUSEO CERRALBO

El Estado aceptó el legado del marqués en 1924, pero solo contaba con una parte del inmueble. Sería en 1944 cuando adquiriese el resto del palacio, que hasta ese momento solo ocupaba la mitad correspondiente al Zaguán, la Escalera de Honor, el Piso Principal y los pisos segundo y tercero. La planta intermedia, lugar donde se desarrollaba la vida familiar de los Cerralbo y Villa-Huertas y que había quedado en manos de una fundación católica, pasaba al Estado. Al disponer del dominio pleno, se intervino en el recién comprado Piso Entresuelo: las habitaciones y los espacios privados, que entonces no suponían ningún interés histórico o artístico, se sustituyeron por galerías de pintura. Las obras maestras de la colección de los marqueses de Cerralbo y Villa-Huerta se exhibieron en ese nuevo espacio bajo un criterio de organización cronológico, por escuelas. “Si la muestra Del Château al Hôtel expone la génesis de los palacios de los marqueses de Cerralbo y Villa-Huerta de Madrid y Soria en vida de los mismos, la primera edición del ciclo Interludio pone el acento en la etapa posterior al fallecimiento del marqués, acercando al público uno de los hitos clave en el desarrollo y transformación del palacio de Ventura Rodríguez en el Museo Cerralbo", explica Romero.

Romero cuenta que fue a raíz de esta intervención por la que el Piso Entresuelo se incorporó en 1948 al recorrido de la exposición permanente, que duplicó su superficie. La Gran Ampliación fue un proyecto museístico innovador para los criterios de la época: al margen de los inventarios de 1924 y 1927, la distribución de las colecciones acordes a las tendencias museísticas de aquellos tiempos, a través de un montaje que ha sobrevivido, sin apenas cambios, hasta principios del siglo XXI. "Al final esto permite también reflexionar sobre los cambios en la manera de entender los museos a lo largo del tiempo y sobre su valor como testimonios de una época", concluye Romero.