DOCUMENTAL EN FILMIN

'Hollywoodgate': un viaje por la ignorancia y la tosca crueldad de los talibanes

El documental de Ibrahim Nash'at, que opta a la nominación a los Oscar, retrata el primer año de gobierno del régimen talibán tras la salida de Estados Unidos del país con un nivel de acceso casi inexplicable

Una imagen del documental 'Hollywoodgate', sobre la llegada al poder de los talibanes tras la salida de EEUU de Afganistán.

Una imagen del documental 'Hollywoodgate', sobre la llegada al poder de los talibanes tras la salida de EEUU de Afganistán. / Cedida

Todos recordamos las dramáticas imágenes de los aviones estadounidenses abandonando el territorio afgano tras veinte años de presencia sobre el terreno. Varias personas murieron al intentar agarrarse al fuselaje de los aparatos, de forma completamente ingenua y desesperada, y caer cuando estos se elevaron.

Estados Unidos había entrado en el lejano país en 2001, tras los atentados del 11 de septiembre, en respuesta al apoyo del régimen talibán a Al Qaeda. En Afganistán se refugiaba Osama Bin Laden y allí fue efectivamente atrapado y liquidado. Pero tras dos décadas de control estadounidense, el gobierno de Biden decidió abandonar a su suerte al país y los talibanes volvieron al poder como si no hubiera pasado absolutamente nada.

El dramatismo de esas mismas imágenes fue también el que conmovió al periodista y cineasta egipcio Ibrahim Nash'at. Por entonces, él vivía en Berlín, pero al verlas sintió una tristeza inmensa por el destino de un país que se revelaba sumamente oscuro. Sin preocuparse mucho por las consecuencias, el cineasta decidió ingeniárselas para ir allí y filmar los primeros momentos de la nueva dominación talibán. El resultado es Hollywoodgate, un documental recién estrenado en Filmin.

“Gracias a mi experiencia como periodista sabía que la mejor forma de acercarte a los líderes mundiales es trabajando con los fixers de la zona, que suelen estar cerca de ellos”, explica el director. “Así que, todavía desde Europa, conseguí entrar en contacto con un fixer que contrató a un traductor local para que me acompañara y logró concertar una reunión con uno de los líderes talibanes para mi llegada”.

Pero dos días antes de partir hacia Kabul, su contacto dejó de responder a las llamadas. La misión se tambaleaba pero, no obstante, ya que había invertido tanto tiempo y dinero en el proyecto, decidió probar suerte y viajar a Afganistán igualmente.

“Tampoco me fue posible contactar con el fixer una vez que llegué a Kabul así que, tras unos días por ahí, le dije a mi traductor que me volvía a Europa”, rememora el cineasta. “Él me respondió: ‘Pero ya estás aquí y has gastado mucho dinero. ¿Por qué no filmas a algunos jóvenes talibanes antes de irte? Mi primo acaba de ser reasignado al aeropuerto. Ven conmigo a grabarlo y veamos cómo van las cosas a partir de allí’. Cuando llegamos al aeropuerto, me di cuenta de que se refería al aeropuerto militar. En el momento en que entramos allí, cerraron la puerta detrás de nosotros y leí las palabras ‘Hollywood Gate’ pintadas en ella. Inmediatamente supe que esta era la historia que había venido buscando”.

La puerta de la base que dio título al documental.

La puerta de la base que dio título al documental. / Cedida

El primo del traductor se llamaba Mukhtar y es uno de los protagonistas del documental. Se mostró encantado con la idea de que lo filmaran pero necesitaba el permiso de su jefe y este, a su vez, del suyo, que se trataba de Malawi Mansour, un alto cargo talibán que acababa de ser nombrado jefe de las Fuerzas Aéreas. Mansour aceptó la solicitud para filmar a Mukhtar, así que Nash'at le pidió permiso para filmarlo también a él. Sorprendentemente, accedió.

7.000 millones en material de guerra

Viendo Hollywoodgate uno se pregunta cómo es posible que un extranjero, al que nadie conocía de nada, consiguiera grabar a un alto dignatario talibán con aparente facilidad. La vanidad de los vencedores, y el hecho de que Nash'at, hubiera trabajado para medios internacionales como Deutsche Welle, Al Jazeera o Voice of America, probablemente hizo pensar a los talibanes que su victoria bien merecía ser retratada y mostrada al resto del mundo.

A partir de entonces, el cineasta egipcio tuvo acceso de primera mano a la entrada de los talibanes en la base estadounidense que da título a la pieza, Hollywood Gate, en Kabul, supuestamente una base de la CIA abandonada tras la partida de los americanos y donde los talibanes encontraron aviones de transporte, helicópteros Black Hawk, vehículos, armas y todo tipo de equipamiento militar y civil. El documental muestra su sorpresa y alegría ante este inesperado regalo: “Los americanos nos han dejado un gran tesoro”, proclama uno de los talibanes en la película.

Muchos de los vehículos estaban inutilizados, con los motores desmontados, quemados o los cables cortados, pero en los almacenes de la base los ingenieros talibanes encontraron las piezas para repararlos. En total, se calcula que el ejército estadounidense dejó en el país material por valor de más de 7.000 millones de dólares.

El director Ibrahim Nash'at, reflejado en un espejo durante el rodaje.

El director Ibrahim Nash'at, reflejado en un espejo durante el rodaje. / Cedida

Indirectamente, por tanto, en el documental vemos cómo los estadounidenses contribuyeron a la perpetuación en el poder de los extremistas islámicos, convirtiéndolos de una milicia rebelde, ignorante y cruel, en un régimen militar bien armado y con intenciones de controlar a toda su población mediante la sharia y de comenzar a guerrear con sus vecinos.

“Si sus intenciones son malas morirá pronto”

Obviamente, la seguridad de Nash'at estuvo en riesgo durante todo el proceso de rodaje. Las miradas frontales al objetivo de su cámara derrochan desconfianza y se perciben ganas de apretar el gatillo. ¿Quién es este extranjero que nos está apuntando directamente con su cámara, que asiste a nuestras conversaciones e incluso a nuestros momentos más íntimos?, parecen decir. “Ese pequeño demonio nos está grabando”, se escucha en un momento de la pieza. A lo que Mansour, el responsable de la Fuerza Aérea, responde con frialdad absoluta: “Si sus intenciones son malas morirá pronto”.

El secreto del cineasta para poder lidiar con estos comentarios y continuar con su trabajo fue tan sencillo como descabellado: le pidió al traductor que no le tradujera las cosas malas que decían de él para no alterarse.

La antigua base americana ocupada por los talibanes.

La antigua base americana ocupada por los talibanes. / Cedida

“Nunca les mentía”, explica, “nunca les dije: ‘Oigan, voy a hacer que parezcan héroes’. Siempre decía: ‘Filmaré lo que vea. Os lo prometo. No voy a interferir con nada de lo que vea, solo voy a transmitir la realidad tal como la veo’”. No obstante, o quizá precisamente por eso, el día que el servicio secreto afgano le pidió echar un vistazo a lo que había grabado, el cineasta abandonó para siempre el país.

Los grandes ausentes

Hollywoodgate es un retrato descarnado y directísimo de los primeros meses de la dominación talibán, pero es evidente quién queda fuera del mismo por imposibilidad y prohibición del régimen: el pueblo afgano.

“Desafortunadamente, apenas tuve oportunidad de conectar con ciudadanos afganos normales”, explica el director, “excepto cuando compraba algo en una tienda o cosas por el estilo. Estaba bajo constante vigilancia de los talibanes y no tenía oportunidad de estar solo. Cuando me encontraba con afganos normales, desafortunadamente me miraban de una manera realmente horrible, porque pensaban que yo también era talibán”, confiesa.

Años después del rodaje de Nash'at el presente y el futuro de Afganistán sigue siendo muy oscuro. Con recientes prohibiciones como la de que las mujeres hablen en público, la situación no ha dejado de empeorar para ese pueblo ante la total inacción de Occidente. “La mitad de la nación está siendo excluida de la educación y hay un apartheid en curso contra las mujeres”, afirma el director. “La pobreza es inimaginable, y son las personas quienes pagan el precio de las sanciones, no los talibanes”, concluye, deseando que su documental contribuya a cambiar esta situación.