MÚSICA

Gorka Urbizu: "Quien empieza de cero no siempre emprende su nuevo camino de la nada"

Después de un cuarto de siglo al mando de la formación Berri Txarrak y unos años posteriores de silencio, el cantautor navarro lleva ya unos meses paseando un primer álbum en solitario que este sábado presentará en La Riviera

El músico navarro Gorka Urbizu presenta en Madrid su primer disco en solitario.

El músico navarro Gorka Urbizu presenta en Madrid su primer disco en solitario. / Ibai Arrieta

Son las siete menos cuarto de la mañana y un pájaro ha golpeado el cristal, como Gorka Urbizu (Lecumberri, Navarra, 1977) canta en la canción Besterik Ez: “Txori bat kolpatu da kristalaren kontra”. Un acorde menor es un sorbo al café de este desayuno a medio tiempo. Así suena su primer disco en solitario, Hasiera Bat (Only In Dreams, 2024), con las claritas del día, y así lo hará el 18 de enero en La Riviera, dentro del Inverfest. Para el que fuera vocalista de Berri Txarrak, este amanecer discográfico debía despertar con Maitasun bat, una canción –tal y como cuenta su autor– que se va abriendo camino poco a poco: "Ideal para romper un silencio de cuatro años". Y en esta quietud tan valiosa, el despertador acaba de morir.

P. ¿Todo es una revolución diaria?

R. Es una forma de verlo.

P. ¿Se considera usted un revolucionario?

R. Para nada.

P. ¿Un revolucionario puede dudar?

R. Canta Anari en su versión de Nacho Vegas –de Vinu, cantares y amor– aquello de que “si no se duda, no es mi revolución”. Crear significa creer, y por lo tanto dudar. Me provoca cierto recelo cuando veo un artista demasiado seguro de sí mismo. Hay algo ahí que no me cuadra, porque esto de la creatividad básicamente va de buscar y no pisar suelo firme.

P. ¿Cuánto duda usted y por qué?

R. Dudo muchísimo, creo.

P. El título, 'Hasiera bat', significa 'un comienzo'. ¿Comenzar siempre es empezar de cero?

R. Quien empieza de cero no siempre emprende su nuevo camino de la nada. Yo veo esto como un nuevo ciclo en mi carrera, de hecho, tampoco veo una ruptura abrupta con mi pasado musical, pese a que a mucha gente le parezca lo contrario, por estilo y demás. Este oficio tiene algo de aprender de cara al público. Eso genera a veces cuadros bastante críticos.

P. ¿Y no da miedo (tal vez vértigo) a veces comenzar, enfrentarse a la incertidumbre?

R. Mentiría si te dijera que no. En el proceso creativo pasas por mil estados de ánimo, pero ese es el alambre donde nos movemos; quien opta por este modo de vida está condenado a ello y, sin embargo, siento que hay una fuerza centrífuga ahí que te atrapa y te engancha.

Gorka Urbizu, en lo suyo.

Gorka Urbizu, en lo suyo. / Ibai Arrieta

P. ¿Cuál fue la génesis, la primera canción que dio pie a esta colección de temas? Pienso en 'Sute bat', por lo que venimos hablando y porque con el fuego termina y empieza todo, pues se le adjudican propiedades purificadoras.

R. Han sido años de búsqueda, ensayo-error, ensayo-error... hasta que di con unas protocanciones que me marcaron un camino. No habría sido posible sin el bueno ojo de Jordi Matas y Joan Pons, los productores. Yo rehuía del típico disco acústico de cantante que abandona su banda de rock, y creo que Hasiera Bat se aleja de eso, por mucho que sean canciones de autor, si lo quieres ver así. De todas formas, me cuesta horrores teorizar sobre cómo será un disco a priori, jamás lo he hecho. Analizo mis discos una vez ven la luz. Y ahora veo, por ejemplo, que este disco surgió como una reacción a la velocidad, el ruido y la sobre-exposición en la que estamos inmersos. Dice la escritora Garazi Arrula que es como un pájaro que va apilando ramitas indistintamente, hasta que todo va tomando forma de nido y vas divisando el resultado. Me identifico al 100% con esa analogía.

P. La primera en abrir el disco es 'Maitasun bat' ('Un amor'). ¿Por qué?

R. Porque es una canción que se va abriendo camino poco a poco y me parecía que tiene algo de enigmático, ideal para romper un silencio de cuatro años.

P. Nueve de las diez canciones de 'Hasiera bat' se titulan 'Maitasun bat', 'Teoria bat', 'Tren bat', 'Toki bat', 'Janela bat', 'Kolore bat', 'Lilura bat', 'Etxe bat' y 'Sute bat' ('bat' es 'un/una' en euskera) excepto la última ('Besterik Ez'), cuya traducción es 'Nada más'. ¿Este patrón en los títulos sugiere un hilo argumental?

R. En realidad fue una ocurrencia de última hora, pero creo que refuerza la idea de cuidar la sencillez y huir de toda estridencia; es una idea que atraviesa todo el disco, desde la portada hasta la producción o sus letras.

P. Ha contado que empezó este trabajo por la ilustración de la portada, obra de Heather Horton. ¿A qué “sonaba” la imagen?

R. Representaba muy bien cómo me sentía, aparte que eran tiempos de pandemia-postpandemia, cuando mucha gente estaba desquiciada y algo perdida. Era una manera de reivindicar el cuidado, el derecho a desconectar, al descanso, al silencio, a la introspección, la pausa... algo que para mucha gente es una quimera. Soy consciente de que el sosiego es todo un privilegio, el silencio es un artículo de lujo. También veo algo político en todo ello. Tal y como está el mundo, es toda una declaración de intenciones.

P. ¿Heather ha escuchado el disco? ¿Conocía su obra anterior con Berri Txarrak?

R. A Heather le ha encantado el proyecto, estamos muy contentos de que el arte haya unido nuestros caminos. Yo vi su cuadro cuando no la conocía de nada. Le escribí diciendo que era músico y que quería que su cuadro fuera la portada de un disco que estaba por hacer. Le emocionó mucho la idea (tampoco me conocía) y dos años más tarde le escribí contándole que ya tenía las canciones y que el disco saldría en breve por sorpresa. El año pasado vino expresamente a Donostia a ver Janela, una exposición sobre el universo creativo del disco, así que pudimos conocernos en persona. Fue muy emocionante.

P. ¿Qué ha sido de la inédita 'Mihise zuri bat' ('Un lienzo en blanco')?

R. Esa canción surgió de un encargo de Marina Lameiro, directora del documental Dardara (está en Filmin), sobre la última gira de Berri Txarrak. Ella quería captar la creación de una canción a tiempo real y me lo tomé tan a pecho que en la película aparece inacabada, como a retales. Es curioso porque he visto a gente colgando versiones en redes, etcétera. Yo la toco muy de vez en cuando, me gusta la idea de que permanezca medio inédita. Solo se puede ver en el documental y de manera fraccionada.

P. ¿Para entender la música de Gorka Urbizu es necesario escuchar a Berri Txarrak?

R. No necesariamente, pero es un buen catálogo para ver de dónde vengo y quizá ello le dé otra dimensión a la música que estoy escribiendo ahora. Creo que lo afronto desde otro lugar y que sigo creciendo como hacedor de canciones. A la vez, siempre siento que no tengo idea de cómo se construye una canción, sé que puede sonar contradictorio, pero es que la vida lo es, y la creación más si cabe.

P. 'Hasiera bat' le ha llevado dos años. Me dijo El Drogas una vez –hablando del quíntuple 'Solo quiero brujas en esta noche sin compañía'– que lo que a él le resulta complicado es hacer en siete años diez canciones. ¿Qué le resulta complicado a usted?

R. Hay algo ahí que no lo decide uno, una especie de ritmo natural o intuición creativa a la que soy muy fiel. Obviamente es necesario –al menos en mi caso– marcarse una fecha en el calendario, pero más como incentivo que como algo que marque tu ritmo de creación.

P. ¿Cómo enfrentó el reto de cambiar de un sonido más complejo y colectivo como el de Berri Txarrak a un registro más minimalista y personal en este disco en solitario?

R. Siempre he escuchado música que a priori se aleja del universo Berri Txarrak. A veces nos obsesionamos con los estilos y nos olvidamos de que hablamos de música, una sucesión de acordes, ritmos y palabras que nos muevan por dentro. Eso se puede conseguir a base de distorsión –lo he hecho durante más de 25 años– o, como ahora, desde un lugar mucho más contenido y puro.

P. ¿En qué momento decide que este proyecto debía construirse desde la simplicidad?

R. Es algo que lo dictaron las propias canciones. Con Jordi y Joan no hicimos una reunión para hablar de cómo debía sonar el disco, no hizo falta: todos entendimos, de una manera orgánica y natural, que esto iba de llevar las canciones a su mínima expresión y dejar que esa aparente sencillez y esa crudeza hicieran el resto. Eso, que a priori es jugar a pequeña, ha multiplicado el potencial de estas canciones.

P. ¿Qué papel ha jugado el silencio o el espacio del Teatre de ca l’Eril?

R. El espacio ha sido crucial, porque lo grabamos de manera orgánica y siempre que se podía, de manera analógica y en directo. Para eso necesitas un espacio acogedor en el que te sientas cómodo y relajado. Se trataba de capturar a tres personas tocando música en una sala: no es más que eso y es todo eso. El Teatre es el lugar perfecto. Todo lo que le pueda faltar a nivel tecnológico, lo suple de sobra por ese otro lado: madera antigua, ventanales... hay algo intangible ahí que vale mucho más que cualquier micrófono caro.

P. Jordi Matas no quería ensayos. ¿Hubo más "normas"?

R. Lo apostamos casi todo al momento de pulsar el botón de 'Rec'. A mí eso me daba mucho respeto porque siempre había trabajado mis discos con bastante antelación y además, apenas habíamos tocado juntos. Pero creo que eso se nota en el disco y esa fragilidad le da mucho valor al álbum. Un amigo me dijo: "parece que en cualquier momento se va a caer el disco". Hay tan pocos elementos que entiendo esa sensación, pero es tan difícil de encontrar hoy en día, que me siento muy orgulloso de haber hecho las cosas así.

P. ¿Una revolución entiende de normas?

R. Una revolución no sé. Desde luego, la música no.