Las 9 canciones que tienes que escuchar este fin de semana

Destino 48 fue la banda que acompañó a la generación de Talo Arístegui, ofreciendo canciones que reflejaban una época. Ahora, ya en solitario, a punto de lanzar su primer álbum, quiere aunar a todo aquel que siente como él: a veces, vacío; otras, eufórico. Dos emociones que le han permitido escribir canciones inteligentes, pero sobre todo audaces. Qué bien le sienta la fragilidad que abraza en sus letras. Tal vez, la única forma de hacerse fuerte.

Empezó haciendo versiones de La Oreja de Van Gogh y Jarabe de Palo que rápidamente colapsaron las redes sociales. Su vidriosa voz y su etérea mirada han enamorado a un puñado de almas deseosas de nuevos embistes: editó Con cariño y con cuidado en 2023, un álbum que mimaba las costuras que ahora se ha planteado purificar. Sentimentalmente es el segundo adelanto del disco que la terminará de encumbrar. Aún más, sí.

Serán la próxima sensación del pop rock. En plena eclosión de Carolina Durante, Arde Bogotá y Alcalá Norte, la banda liderada por Javier Gismero está haciendo méritos para ocupar un puesto destacado. Curtidos en festivales como el Sonorama y el Cooltural, poco a poco, han ido perfilando un sonido que sólo ellos son capaces de dar. No hay prejuicios ni pretensiones en sus temas. Y eso, por ahora, les vuelve auténticos.

Nueva canción de esta singular cantante / rapera que, con su amapola pone a todo el mundo a bailar acompañada de una banda de vientos metales y con su combinación de estribillo alegre y rimas afiladas que, cuenta en esta entrevista, se inspiran entre otras, de Gata Cattana. Tiene la canción un espíritu alegre y ella, un algo en la voz personalísimo pero que, a la vez, remite al universo de Amparo Sánchez, una personalidad combativa que no renuncia a la alegría de lo sencillo. Forma parte de su 'Puchero de recena', la ampliación de su disco 'Amor más que nunca'.

Juanma Montoya, un guitarrista y bajista de estudio gitano que ha acompañado en el escenario a muchos y variados artistas (Kiki Morente, Lin Cortés, Abraham Mateo, Nathy Peluso, Vanesa Martín, Estopa, Juanito Makandé...), comienza a lanzarse al ruedo con nombre y composiciones propias. Aquí le acompaña, entre otros, el Indio, integrante del grupo granaíno La Plazuela, con su voz, en un tema por tangos que conviven con un espíritu funky no tan habitual en el flamenco. Con un regusto que lleva hacia la Tremendita, Moreno crea un estribillo pegadizo con coros muy agitanados. Si puedes, no te lo pierdas en su concierto en la Sala Villanos de Madrid el próximo 22 de enero.

Tres minutos de electricidad, guitarras y bellas melodías. Esa es la propuesta de shego, rock cercano al punk con letras punzantes contadas desde este lado del mundo, el de las mujeres. El nuevo disco de las madrileñas, 'No lo volveré a hacer', sale a la venta el 6 de febrero y de momento, lo que vamos escuchando mantiene un regusto a The Breaders o los Sonic Youth menos experimentales. Grandes voces, canciones sencillas y mucho rock.

Hace 20 años, Animal Collective trazaron un posible camino para el pop del futuro (del futuro de entonces) en el que instrumentos analógicos y digitales, reminiscencias del pasado y vanguardia, se fundían en un potente arrebato psicodélico de nuevo cuño. Los de Baltimore llevan varios años en desbandada, cada cual a lo suyo, pero ahora se han reunido para echar una mano a uno de ellos, Panda Bear, con el nuevo álbum que publica a finales de febrero. Después de sus aventuras recientes con Sonic Boom, el músico instalado desde hace unos años en Portugal vuelve un poco a lo de siempre, a la psicodelia del siglo XXI (ojo al alucinógeno vídeo de Danny Perez) que hizo célebre a su banda, y que en este tema de adelanto, al menos, se presenta con su fachada más accesible, naif y luminosa. 

Polo & Pan, un dúo de electrónica francés que se mueve peligrosamente entre la genialidad y el cantamañanismo, se han juntado con el siempre solvente Joseph Mount de Metronomy (a día de hoy, la banda ya solo la compone él) y les ha salido este tema disco-pop ligerito y bastante chulo sobre el verano que se fue (desde luego...) y que puede animarte el camino a esas cervezas con lxs amigxs que sabes que seguramente se convertirán después en copas, y muy posiblemente en algunos bailes ya tardíos para los que conviene ir preparándose. Por ahora, no les pedimos más.

Apenas estrenados los 2000s, Chilly Gonzales era una especie de crooner gamberro que hacía una fusión de electrónica y rap y colaboraba a menudo con dos amigas estupendas, jefazas respectivamente del electroclash y del indie, como eran (son) Peaches y Feist. Un día, de la noche a la mañana y sin previo aviso, el canadiense se presentó al mundo metido en otro personaje y haciendo una música completamente distinta: como un pianista neoclásico (en esto fue el primero, se cachondea él con razón) que tocaba en solitario. Y que lo hacía razonablemente bien, al menos en la parte creativa. Aquel cambio se produjo con el disco Solo Piano, de 2004, del que el año pasado celebró su 20 aniversario con un concierto en París ante unos pocos elegidos. El álbum de ese directo acaba de salir, y es una buena ocasión para redescubrir y reconectar con este genio con hechuras de bufón.