FENÓMENO CULTURAL CENTENARIO

Obsesión por 'Orgullo y prejuicio': tres aniversarios redondos y un nuevo futuro para la obra de Jane Austen

250 años después del nacimiento de su autora, la que es su obra más popular, tantas veces adaptada para el cine y la televisión, celebra hitos diversos mientras se espera la nueva versión de Netflix

Keira Knightley y Matthew MacFadyen, como unos memorables Elizabeth Bennet y Mr. Darcy, en la versión para el cine de 'Orgullo y prejuicio' de 2005.

Keira Knightley y Matthew MacFadyen, como unos memorables Elizabeth Bennet y Mr. Darcy, en la versión para el cine de 'Orgullo y prejuicio' de 2005. / ARCHIVO

Este año, Jane Austen va a estar hasta en la sopa. En 2025 se cumplen 250 años de su nacimiento, una de esas efemérides redondas que dan pie a reediciones especiales de sus libros –como la de la editorial Alianza, por ejemplo–, actos conmemorativos y cualquier otro tipo de jolgorio cultural. Esta coincide con otros dos aniversarios que tienen que ver con su obra más emblemática, Orgullo y prejuicio: hace tres décadas que la BBC estrenó su última adaptación a la televisión y dos desde que Joe Wright la llevó al cine. Ambas han sido las más exitosas en su formato hasta el momento, un estatus que podrían perder ya que Netflix ha anunciado que ha puesto en marcha una nueva versión. La empresa, productora y distribuidora al mismo tiempo, tiene una capacidad de alcance imbatible y suficiente dinero como para contratar a quien haga falta. Por el momento, ha fichado como guionista a la periodista Dolly Alderton, escritora de libros como Todo lo que sé sobre el amor (2018) o Todo final es un comienzo (2023), que tiene una apabullante legión de seguidoras en todo el mundo.

Jane Austen publicó su novela en 1813, en un principio con firma anónima. En ella cuenta la historia de las cinco hermanas Bennet (ojo que la BBC también trabaja en un spin-off de la novela centrado en una de ellas, la secundaria y de perfil bajo Mary) condenadas a casarse con un hombre que las mantenga cuando su padre falte ya que, si bien no son pobres, no tienen mucho dinero. Todas aceptan su destino excepto Elizabeth, la más rebelde y culta, que no concibe un matrimonio sin amor. Cuando conoce al acaudalado Fitzwilliam Darcy, amigo del pretendiente de su hermana Jane, le rechaza por su carácter hosco y reservado. Pero después de enredos y malentendidos, con el teniente Wickham por enmedio, descubre que su corazón pertenece a Darcy (no hay spoiler que valga, han pasado siglos desde que se escribió). Sin duda, uno de los romances más británicos de la historia.

No es la primera vez que la plataforma experimenta con la autora inglesa. En 2022, estrenó Persuasión, un largometraje protagonizado por Dakota Johnson y Cosmo Jarvis basado en la novela homónima, que cosechó críticas desiguales. El intento de acondicionar su estilo a la actualidad con herramientas como la ruptura de la cuarta pared le salió regular, quizá porque la autora inglesa no precisa de trucos que la rejuvenezcan. Con este nuevo proyecto necesita hilar fino porque compite con esas dos adaptaciones previas que son piedras preciosas de la cultura pop.

En 1995, nadie en la BBC se esperaba lo que iba a pasar con su versión de la novela en formato de miniserie de seis capítulos. Protagonizada por Jennifer Ehle y Colin Firth en los papeles de Elizabeth Bennet y Fitzwilliam Darcy, y disponible en Rakuten.tv, mantiene el espíritu del libro aunque los guionistas decidieron hacer más hincapié en aspectos como el económico y el erótico. Así se diferenciaban de las cinco anteriores adaptaciones de la cadena británica (la primera en 1938 y la última en 1980), más solemnes. Y acertaron de lleno, sobre todo gracias a la escena en la que Colin Firth –el señor Darcy– sale del lago completamente empapado después de darse un baño. El actor está vestido de pies a cabeza, pero la camisa pegada a su torso despertó los calores de unos espectadores que lo elevaron a la categoría de sex symbol automáticamente.

Según un artículo de The Independent del 28 de octubre de aquel año (el episodio en cuestión se emitió el día 15 del mismo mes), en la BBC lo llamaron ‘el fenómeno Darcy’. “Las cifras de audiencia de la serie superan los 10 millones, mientras que las ventas del vídeo, que agotó su tirada inicial de 12.000 ejemplares en las dos horas siguientes a su estreno, han alcanzado ya las 70.000”, explicaron. Unas cifras inauditas si se tiene en cuenta que, en aquellos años, los contenidos televisivos se podían grabar en vídeo de forma gratuita. Nadie tenía duda del motivo de aquella fiebre: “La razón de este éxito sin precedentes, según fuentes de la BBC, es que [Colin Firth] es alto, moreno y atractivo y que actualmente está pegado en las paredes de las oficinas de casi todas las mujeres del Television Centre”.

Una de las espectadoras que suspiraron por aquel Darcy fue la escritora Helen Fielding quien, un año después de la emisión de la serie, publicó su famosísimo El diario de Bridget Jones basado en la obra de Austen. En un momento en el que la protagonista está deprimida, sus amigas aparecen en su casa con los vídeos de la adaptación de la BBC y gritan: “¡Rápido, la escena del lago!”. E incluso la propia Bridget Jones entrevista al famoso actor y le pregunta por esa secuencia, claro. Cuando la novela se adaptó al cine, el escogido para dar vida a un personaje llamado Darcy –en la película de nombre Marc, Fitzwilliam era demasiado para el siglo XX– fue Colin Firth, cómo no. Durante una década, él fue la representación en carne y hueso del personaje sin ningún contrincante hasta que, en 2005, se estrenó la película de Joe Wright con Keira Knightley y Matthew Macfadyen como protagonistas.

El gif de la mano

Este fue el primer largometraje de un realizador que, hasta entonces, solo había hecho cosas para la televisión. Para su debut en la gran pantalla decidió tomarse algunas licencias, pese a que la guionista Deborah Moggach intentó ser lo más fiel posible al libro y contar la historia desde el punto de vista de Elizabeth. Wright ubicó la trama a finales del siglo XVIII, en un periodo anterior a la Regencia (1811 y 1820), para enfatizar la diferencia de estatus entre los enamorados. Ella pertenece a un entorno rural y lleva los bajos de la ropa y los zapatos manchados de barro de andar por el campo. Él vive en un universo de mansiones y jóvenes delicadas. Además, al director tampoco le gustaba la moda de la época de Austen, con sus envarados vestidos de corte imperio, así que pidió a Jacqueline Durran que elaborase un vestuario humilde acorde al espíritu aventurero de Elizabeth y la candidez de sus hermanas.

En general, el filme tuvo una acogida positiva por parte de la crítica y del público, que acudió en masa a las salas (recaudó 120 millones de dólares a nivel internacional). En The Guardian, por ejemplo, Peter Bradshaw escribió entusiasmado que “solo un snob, un cascarrabias o alguien con una lealtad necrófila a la versión de la BBC de 1995 con Colin Firth y Jennifer Ehle podría no disfrutar de su actuación”. El crítico se refiere, por supuesto, a Keira Knightley, que consiguió nominaciones a los Premios Oscar y los Globos de Oro por este papel. Matthew Macfadyen no obtuvo tanto reconocimiento en aquel momento (mejor le ha ido con su papel del arribista Tom Wambsgans en Succession), aunque sí se encomió su capacidad para aportar al carácter de Darcy un toque de tristeza que no tenía el de Firth. Asimismo, también se elogió que la edad de los intérpretes estuviese más cerca a la de los personajes de la novela que en la adaptación televisiva.

Curiosamente, la película tiene un final diferente en Estados Unidos que en el resto de países, con ocho minutos más de metraje. Mientras que la versión europea termina con el visto bueno del padre de Lizzy a su unión con Darcy, la norteamericana finaliza con un beso de la pareja, ya casada y en su hogar. Una escena empalagosa que descolocó a los 450 miembros de la Jane Austen Society of North America (JASNA), que la vieron en un preestreno. Según USA Today, Elsa Solender, miembro y expresidente de la asociación en Nueva York, dijo que “no tiene nada de Jane Austen, es incoherente con los dos primeros tercios de la película, insulta a la audiencia con su banalidad y debería ser cortada antes del estreno”. Esas quejas hicieron mella al otro lado del charco, donde cumplieron la voluntad de Solender aunque desde Reino Unido hubo una recogida de firmas para que la escena apareciese en los lanzamientos de DVD y se programasen algunas proyecciones especiales.

Pese a la discusión generada en torno a ella, no es la escena más recordada de la película. Es difícil escoger entre todos los momentos de un título tan reverenciado –un usuario chileno de Netflix vio el filme 278 veces en 2017– pero si se atiende a las redes sociales es posible que el gif de la mano de Macfadyen estirándose después de ayudar a Knightley a subirse al carruaje sea el más representativo. La plataforma de streaming va a tener que esforzarse mucho para superar a sus predecesoras.