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El Museo Banksy, la sala no autorizada por el artista callejero que acaba de abrir en Madrid

Situada en el distrito de Arganzuela, se trata de una exposición permanente que alberga 180 réplicas y que ya cuenta con sedes en Barcelona, París, Bruselas y Nueva York

Una de las salas del Museo Banksy de Madrid.

Una de las salas del Museo Banksy de Madrid. / MUSEO BANKSY MADRID

Una puerta de garaje a medio camino entre el blanco y el gris esconde un espacio que ha llegado a la capital sin hacer demasiado ruido: el Museo Banksy de Madrid, inaugurado el 5 de enero. Los transeúntes se paran a mirar el grafiti, iluminado por un foco que lo apunta directamente, de la inmensa puerta de entrada abierta de par en par. Se trata de una recreación de Girl with Balloon, la obra de Banksy en la que una niña aparece junto a un globo rojo en forma de corazón. Los más curiosos entran a preguntar por el horario de visitas y por los precios de las entradas, un par de amigos que pasan por allí se preguntan si se trata de una exposición temporal mientras frenan el ritmo de su paseo durante unos segundos para levantar la cabeza y leer el nombre del artista, escrito en rojo.

Situado a un minuto de la parada de metro de Acacias, en el número 1 del Paseo de la Esperanza, el museo está escondido, no sobresale ningún cartel y para percatarse de que está ahí hace falta pasar justo por delante. Parece un bajo pequeño desde fuera, pero la discreta señal de tráfico que se encuentra en la entrada -vandalizada, por supuesto, al estilo del artista callejero anónimo más conocido del mundo- avisa de que antes de ser museo, aquel lugar fue un parking subterráneo.

Pasada la puerta y pagado el respectivo ticket (14 euros la entrada general, 11 las reducidas, que también se pueden comprar en la web oficial por el mismo precio), una rampa que tiene a un lado la tienda de recuerdos reglamentaria adentra al visitante en los 2.000 m² de exposición, que empiezan, de nuevo, por otra Girl with a Balloon, esta vez plasmada sobre una pared de piedra. Shpend Sokoli, director de este museo madrileño y especialista en la obra de Banksy, cuenta a este diario que han convertido el antiguo garaje en una sala de exhibiciones en solo tres meses. Han tardado poco porque se trata de un modelo, y no les pilla de nuevas: Madrid acaba de convertirse en la quinta apertura del Banksy Museum, uniéndose a las sedes de Barcelona, París, Bruselas y Nueva York. Acoge en su interior 180 recreaciones a tamaño real entre las que se incluyen murales, láminas, pinturas al óleo e instalaciones con gorilas y Nissan Micra abandonados.

Recreación de una obra en la que Banksy utiliza a Bart Simpson como protagonista.

Recreación de una obra en la que Banksy utiliza a Bart Simpson como protagonista. / MUSEO BANKSY MADRID

Sin embargo, quienes lleguen esperando obras originales o una conexión directa con Banksy se encontrarán con que esta muestra, como cualquier otra que se haya realizado, no está autorizada por el artista. “Banksy no está involucrado o asociado a ninguna exposición que lleve su nombre”, aseguran desde la página web del grafitero. Todas las piezas expuestas son réplicas creadas por un equipo anónimo compuesto por una docena de artistas callejeros de todo el mundo. “Han participado artistas de Bélgica, Alemania, Francia y también España, entre otros”, cuenta Sokoli. Incluso la tienda de regalos, que ofrece productos relacionados con la iconografía del artista, desde bolsas de tela hasta posavasos, además de imanes, puzzles, camisetas, tazas y casi cualquier objeto sobre el que se pueda plasmar algo, opera en el mismo margen ambiguo que muchas otras exhibiciones similares a esta.

El director del museo explica que ellos hacen lo mismo que Banksy con las obras de otros artistas: “Es seguir su ejemplo: si él puede coger obras de otros y utilizarlas en sus piezas, como hace, por ejemplo, con personajes de Los Simpsons, protegidos por copyright, nosotros podemos hacer recreaciones de sus obras y exponerlas”, dice sonriente mientras pasa ante una obra en la que se ve a Bart Simpson escribiendo “I must not copy what I see on The Simpsons” (“no debo copiar lo que veo en Los Simpsons”). Una vez avisados, los visitantes pueden disfrutar sin sobresaltos esta exposición inmersiva sobre el artista callejero.

Un coche, un rinoceronte y una habitación de hotel

La exposición está dividida, principalmente, por varios países en los que Banksy ha plasmado sus obras. Cada uno de ellos ocupa una sala: Estados Unidos, Inglaterra, Francia e Italia. Lo primero que se ve al entrar en el espacio de Inglaterra es un coche gris abandonado con un rinoceronte encima. Originalmente, apareció en Londres en agosto de 2024 y fue una instalación realizada con un Nissan Micra de tres puertas que tenía las ruedas traseras pinchadas, pero en el museo el modelo de coche es un poco más grande -la recreación completa mide unos cuatro metros de largo y dos de alto- y el defecto está en la parte delantera. Cerca de ella, Kissing Coppers, dos policías británicos envueltos en un beso que se encontraron una mañana del 2004 en la fachada de The Prince Albert Pub, en Brighton. En el museo, está estratégicamente colocada en una esquina muy instagrameable.

El Muro de Belén en Cisjordania, una región donde Banksy ha intervenido en múltiples ocasiones con piezas cargadas de significado político y social y en las que hace un alegato por la paz, también está presente. Al entrar en esta zona del museo se escuchan disparos y sonidos de explosiones, que son la banda sonora de las obras que se encuentran aquí, Flower Thrower entre ellas, que representa a un manifestante a punto de lanzar un ramo de flores como si se tratase de un cóctel molotov. Dentro de este espacio, además, hay otro. Se trata de una recreación detallada de una de las habitaciones de The Walled Off Hotel, situado en Belén, que fue inaugurado en 2017. Este hotel, que actualmente se encuentra cerrado debido a la situación en Palestina, fue diseñado por Banksy y otros creativos, y es conocido por tener “las peores vistas del mundo”, por su ubicación frente al muro de separación israelí. El hotel cuenta con diez habitaciones, siete de las cuales fueron diseñadas por Banksy. La recreada en el museo madrileño es una de las más emblemáticas, que cuenta con un mural a modo de cabecera en el que un chico palestino lucha contra un policía en una guerra de almohadas.

La habitación real que se encuentra en el hotel de Belén.

La habitación real que se encuentra en el hotel de Belén. / THE WALLED OFF HOTEL

Unos pasos más adelante está el espacio dedicado íntegramente a los murales realizados por el artista cuando estalló la guerra de Ucrania: el niño ucraniano que vence a Putin en una pelea de judo -hay que recordar aquí que Putin es cinturón negro para ver hasta qué punto llegan la ironía y la crítica en las pintadas del grafitero-, el miembro de la iglesia que se da un baño tranquilamente... “Los lugares donde Banksy deja sus obras son clave para entender el mensaje, nada es arbitrario”, cuenta Sokoli al pasar por delante de esta última pieza, que no tiene sentido si no se conoce su contexto original: apareció en la fachada de un edificio bombardeado en Horenka, una pequeña localidad en la periferia de Kiev. Es la parte negativa de exponer en un museo obras que originalmente estaban en exteriores, pero no es nada que no pueda solucionarse buscando en internet la versión original mientras se pasea por la muestra, o, si la cobertura del smartphone falla -no se puede olvidar que el museo se encuentra en un sótano- acudiendo a una de las visitas guiadas.

Además de los países, también hay alguna sala organizada de manera temática: la de las ratas, sello inconfundible del autor, donde se escuchan ruidos y pisadas que harán creer que la sala está llena de estos pequeños roedores; y la de migraciones, con instalaciones que incluyen balsas de plástico abandonadas, cajas de medicamentos a medio vaciar y arena.

Recreación de 'Child Soldier' o 'Crayon Boy', plasmada en 2011 en la fachada de una tienda de ropa en Los Ángeles.

Recreación de 'Child Soldier' o 'Crayon Boy', plasmada en 2011 en la fachada de una tienda de ropa en Los Ángeles. / MUSEO BANKSY MADRID

La tienda de regalos del principio es también el final del recorrido. No hay talleres ni actividades para niños como en el espacio de Barcelona, cuenta Sokoli, pero la intención es ir añadiendo a medida que pase el tiempo. Si como visitante le interesa el artista desconocido más conocido acuda a verla: las recreaciones, realizadas mediante plantillas, están diseñadas en su mayoría a tamaño real y la iluminación tenue oculta, al menos desde lejos, los desperfectos. Aunque hay que reconocer que Banksy, por su formación autodidacta, también deja ver algunos fallos de técnica en sus obras y también grafitea con plantillas.

Por ahora, el ambiente es tranquilo, pero no parece que vaya a serlo durante mucho más tiempo: es un espacio con posibilidades de viralizarse rápidamente. Fotografías, vídeos, y cualquier tipo de creación de contenido es bienvenida en el Museo Banksy, siguiendo el ejemplo de la sede catalana, por lo que si le interesa una foto artsy para su perfil de Instagram o, por qué no, para mandarle a ese amigo alternativo, este es su lugar. Muy recomendado vestir sus mejores galas urbanas. Añada también unas gafas de sol, o tápese la cara al estilo Banksy, y ganará más de un like