DISCOS DE LA SEMANA
Crítica de 'Debí tirar más fotos': el álbum definitivo de Bad Bunny para conquistar el mundo
El cantante puertorriqueño entrega un rico mosaico de sonidos tropicales, del reguetón a la salsa, con espíritu hedonista y acentos sociales, incluyendo fuertes críticas al influjo de Estados Unidos sobre su país
Después de la oscuridad trapera de Nadie sabe lo que va a pasar mañana (2023), es la hora de este álbum disfrutón y combativo, que deleita, araña y emociona, en el que Bad Bunny hace compatible la lírica sensual más subida de tono con el canto de amor a su país y la denuncia de la presión que sufre del vecino del norte. Debí tirar más fotos sabe a reguetón, pero también a salsa, y a otros géneros tropicales, como la plena y la música jíbara, en roce desacomplejado con la electrónica y el house, y desliza un mensaje de orgullo por las raíces puertorriqueñas.
El contexto lo pone ese cortometraje de 13 minutos que Benito Antonio Martínez Ocasio, Bad Bunny, ha escrito y dirigido junto a Ari Maniel Cruz. Su protagonista, un nonagenario Jacobo Morales, prestigioso cineasta y actor puertorriqueño, aparece ahí acudiendo a un comercio de comida rápida y topándose con una dependienta perfectamente gringa que no le entiende cuando le pide un queso con papa en español.
Valorar el momento
La amargura de ver cómo tu propio país se te escapa de las manos flota en diversos momentos del disco, si bien Bad Bunny pone aquí en primer plano el disfrute y la conciencia de la espuma de los días. Por ahí va la canción titular. "Debí tirar más fotos de cuando te tuve / Debí darte más besos y abrazos las veces que pude", canta él, arropado por un contagioso coro tribal, en Dtmf. Es el penúltimo de los 17 temas (62 minutos) que nos entrega el fecundo Conejo Malo en su sexto álbum en seis años.
La máxima que pronuncia Morales, "mientras uno está vivo debe amar lo más que pueda", baña el disco desde el exuberante Nuevayol (ese sample de Un verano en Nueva York, de El Gran Combo de Puerto Rico), al giro reguetonero de Voy a llevarte pa pr (loa a la promiscuidad: "Yo no pierdo el tiempo, yo las cambio como Rosalía"). De ahí a los seis minutos de Baile inolvidable, salseros y aventurados con su cruce de secuencias electrónicas ensoñadoras y metales calientes. Una pieza clave es El club, montaña rusa rica en disrupciones, a cuenta del recuerdo de una relación finiquitada, y no podemos restar valor a Turista, baladita llena de reproches, consolada por el roce de las guitarras.
Debí tirar más fotos es un mosaico con muchos relieves (y productores, una veintena, entre ellos Tainy, Visitante y Wisin), y lleva la latinidad urbana a un nivel muy por encima del mainstream. Lo hace tirando de reguetones rotundos (ese explosivo Eoo), experimentos y una lírica social para el rincón de pensar: ahí están Lo que le pasó a Hawaii ("quieren quitarme el río y también la playa / quieren el barrio mío y que abuelita se vaya") y el festival afrolatino de La mudanza, cierre de un álbum que bien podría llegar a hacer tambalear a quienes sostengan que jamás les va a gustar nada que huela a reguetón. Jordi Bianciotto
Otros discos de la semana
'Look Up'
Ringo Starr
Universal
Country
★★★★
54 años ha tardado Ringo en dar continuidad a Beaucoups Of Blues, el reivindicable disco de country que grabó justo después del colapso de los Beatles. Rodeado por solventes músicos de Nashville (dirigidos por T Bone Burnett, que produce y coescribe casi todas las canciones) y arropado por invitados de postín como Alison Krauss, Billy Strings, Molly Tuttle y Larkin Poe, el carismático batería entrega a los 84 años su mejor álbum en décadas: genuino, entrañable, bonito y limpio. Rafael Tapounet
'The Human Fear'
Franz Ferdinand
Domino
Rock
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Tras un impasse de siete años vuelven los escoceses, incapaces de igualar sus dos primeros álbumes, pero manejando con clase y urgencia sintetizadores pospunk, tramas funky maquinales e intentos de himno con ecos de Bowie (en el primer sencillo, Audacious). El concepto es el miedo como motor de vitalidad, aunque no se ahorran inquietantes pistas de madurez catatónica: en la nerviosa The Doctor vemos a Alex Kapranos delirando en el lecho hospitalario. J. B.
'Daughter Of A Temple'
Ganavya
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Ambient
★★
Igual había que estar allí, en Houston. Ser una más entre las 30 personas presentes en el encierro / retiro / sesión de grabación con Ganavya Doraiswamy, joven artista norteamericana de raíces indias, y en el que participan figuras del jazz contemporáneo como esperanza spalding e Immanuel Wilkins. Quizá así, este viaje, hecho de cánticos espirituales, mantras y voces susurrantes, lleno de invocaciones a Alice y John Coltrante, resonaría con la potencia que seguramente tiene en la mente de su autora. Quizá la distancia con el universo cultural de Ganavya es tan grande que cuesta entender Daughter Of A Temple por lo que realmente es. Pero en disco, a pesar de su impecable producción -a medias con Nils Frahm-, del elenco de invitados, del mensaje de amor que lo atraviesa de punta a punta, a pesar de todo eso, Daughter Of A Temple queda en una preciosa música de fondo. Roger Roca
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