ARTE

La artista que rescata con IA la memoria de botánicas olvidadas y plantas demonizadas: "Las brujas fueron las primeras médicas de la historia"

En la muestra 'Venenosas, nocivas y sospechosas' Giselle Beigelman dribla los algoritmos para crear retratos de mujeres ancianas y de flores estigmatizadas

Retratos con IA de Trotta de Ruggiero, Maria Bandeira y Maria Sybilla Meriam.

Retratos con IA de Trotta de Ruggiero, Maria Bandeira y Maria Sybilla Meriam. / ARCHIVO

Río de Janeiro

En la Italia medieval, Trotta di Ruggiero (1050, data de muerte desconocida) desafió las prohibiciones impuestas a su género y se convirtió en médica. Descubrió cómo tratar con hierbas naturales los cólicos menstruales, los dolores de parto y los problemas mamarios. Durante siglos, su pionero estudio Sobre las enfermedades de las mujeres fue atribuido a hombres. El libro ilustrado de Metamorphosis Insectorum Surinamensium, de la alemana Maria Sibylla Merian (1647-1717), realizado tras años de estudios de campo en Surinam, fue despreciado a lo largo del siglo XIX por científicos misóginos por su carácter metafórico. En 2011, otro libro de Sibylla fue subastado en Christie's por 570.000 libras. Sus ilustraciones visibilizaban las interacciones entre plantas e insectos, así como la transformación de orugas en mariposas. Ella, que murió empobrecida y casi ciega en Amsterdam, fue pionera en los estudios de la metamorfosis.

La artista brasileña Giselle Beigelman decidió visibilizar a Trotta di Ruggiero y Maria Sibylla, así como a otras grandes botánicas de la historia, al comprobar que su obra había sido totalmente ignorada y estigmatizada. Su gran apuesta: intentar realizar imágenes de las mujeres en edad avanzada con herramientas de inteligencia artificial (IA), basándose en los pocos retratos de juventud que encontró de ellas. Su principal dificultad fue driblar los algoritmos de la IA diseñados para crear imágenes de mujeres jóvenes y bonitas. "Vivimos en una cultura misógina y anti ancianos. Las bases de datos acumulan estereotipos de belleza y representaciones distorsionadas de ciertos grupos sociales, como personas negras, mujeres y personas trans. Los ancianos son casi invisibles en las redes sociales y en las selecciones hechas con IA", asegura Giselle Beigelman a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA.

Una de las platas creadas con inteligencia artificial.

Una de las platas creadas con inteligencia artificial. / ARCHIVO

La investigación de la artista desemboca en la exposición Venenosas, nocivas y sospechosas, que se puede visitar en el prestigioso Centro Cultural Fiesp de São Paulo hasta el 20 de abril de 2025. En la muestra, la artista también recrea imágenes de plantas prohibidas y estigmatizadas a lo largo de la historia, como la madrágora, la amapola, la albahaca, la absenta, el guaraná, el cannabis o la hierba mate.

De brujas a sabias

La investigación de Giselle tuvo su origen en su exposición Botannica Tirannica (2022), en la que recopilaba plantas con nombres racistas, antisemitas, misóginos y homofóbicos. La artista reparó en el origen colonial de muchos prejuicios contra las plantas. "Muchas fueron prohibidas porque eran de uso ritual, sagrado, y muchas veces alucinógenas y afrodisíacas, utilizadas por los pueblos indígenas y africanos desterrados por la violencia esclavista del colonialismo", afirma Beigelgan. En ese momento, decidió cruzar las dos líneas de su investigación, reuniendo historias de plantas prohibidas contadas por mujeres borradas de la historia del arte y de la ciencia. "Las brujas fueron las primeras médicas y científicas de la historia. Demonizadas por la Inquisición como agentes de Satán, ardieron en las hogueras controladas por los hombres de la Iglesia. Esa historia brutal no es muy diferente a la de la violencia de género sufrida por las mujeres siglos después, en el auge de las revoluciones científicas", asegura la artista, citando el caso concreto de Mary Elizabeth Banning, nacida en 1822 en Estados Unidos, considerada una de las pioneras en los estudios micológicos.

Marianne North, recreada con inteligencia artificial.

Marianne North, recreada con inteligencia artificial. / ARCHIVO

Banning, que tras sus incursiones en el bosque subía a los tranvías de Baltimore con los brazos salpicados de tierra, era insultada como "bruja, apestosa o señora del hongo venenoso (toadstool lady). "La publicación The Fungi Of Maryland, con 175 impresionantes acuarelas, fue encontrado accidentalmente detrás de un armario de taxidermia de gallinas en los 80. Banning murió en 1903, sin cualquier reconocimiento", afirma Giselle Beigelman.

Banco de datos con 100 mujeres

Otras de las mujeres retratadas son Maria Bandeira (1902-1992), primera botánica del Jardín Botánico de Río de Janeiro, que recopiló un relevante número de especímenes de plantas, hongos y líquenes; Maria Graham (1785-1842), naturalista inglesa que viajó por la India, Italia, Chile y Brasil e ilustró más de 250 especies de flora brasileña; o Marianne North (1830-1890), naturalista e ilustradora inglesa, que participó en diversas expediciones científicas y despertó el interés del mismísimo Charles Darwin, gracias a sus ilustraciones de 727 especies vegetales. Giselle Beigelman, que ha elaborado un banco de datos con más de cien nombres de mujeres, aspira a transformar su investigación en un libro.

Para realizar los retratos, la artista se entregó al método de ensayo-error de las herramientas de IA. Además de driblar los algoritmos y de aprender a usarlos en su beneficio, Beiguelman tuvo la oportunidad de usar la herramienta Sora, nueva tecnología de OpenIA, todavía en estado de prueba. "Me dedico a la exploración de modelos de IA que utilizan lenguaje natural para generar imágenes a partir de textos e transformar imágenes en un dinámico proceso de traducción casi intersemiótica", matiza.

La manzana, un híbrido de belladona con mandrágora y la amapola que aparecen en la muestra.

La manzana, un híbrido de belladona con mandrágora y la amapola que aparecen en la muestra. / ARCHIVO

Plantas carnívoras y afrodisíacas

Una de las apuestas de Giselle Beigelman es la elaboración de imágenes, vídeos o incluso impresiones en 3D de plantas perseguidas a lo largo de la historia. Entre ellas, destacan la amapola (origen del opio y utilizadas por mucho tiempo para el tratamiento de mujeres "histéricas"), la mandrágora (que en muchas historias de brujería gritan al ser arrancadas de la tierra), el cannabis (asociado en el siglo XX a la criminalidad), hoja de coca, estramonio (alucinógeno), la venus atrapamoscas (dionaea muscipula, planta carnívora cuyas hojas son comparadas al órgano genital femenino) o la albahaca (vinculada en la edad media a la brujería), entre muchas otras.

Para afinar el resultado, Beiguelman introdujo en las herramientas IA referencias artísticas y características estéticas de diversas botánicas que no gozaron de reconocimoiento en su tiempo, como Sarah Anne Drake (1803-1857), responsable por las ilustraciones del libro Orchidaceae of Mexico and Guatemala" (1837-1843), de James Batemane. Los algoritmos de la IA dificultaron la labor creativa de Giselle Beiguelman. "Driblar la censura algorítmica fue difícil, porque trabajé con plantas que todavía son tratadas como infracciones ilegales Cuando escribes hongo en la IA, el sistema ya te alerta que puedes estar infringiendo las reglas de uso", reconoce la artista.

Maria Graham, recreada por la inteligencia artificial.

Maria Graham, recreada por la inteligencia artificial. / ARCHIVO

A pesar de las barreras tecnológicas, Beigelman es una fiel defensora del uso de la IA. Reinvindica, de hecho, la apropiación social de las herramientas de IA diseñadas por grandes corporaciones: "La presencia de la IA en nuestra cotidianidad es irreversible. Al usar IA también estamos entrenando inteligencias artificiales. El aprendizaje de la máquina depende también de las imágens que producimos con los modelos. Forzar imaginarios disidentes que desafíen los patrones hegemónicos, debería ser un trabajo multitudinario e incesante".