MÚSICA

Soleado, el dúo 'pluriEspaña' que suena a Almodóvar: "Las canciones crean identidad, por eso han sido prostituidas por la política"

Tras años liderando proyectos de la envergadura de Vetusta Morla, Ester Rodríguez y Juanma Latorre recuperan tambores canarios, panderos gallegos y guitarros aragoneses en un debut luminoso y costumbrista

Ester Rodríguez y Juanma Latorre han creado Soleado tras años tocando en otros grupos.

Ester Rodríguez y Juanma Latorre han creado Soleado tras años tocando en otros grupos. / CEDIDA

Pedro del Corral

Pedro del Corral

El villancico que la abuela de Ester Rodríguez solía cantar acompañada de su nieta hoy, cómo es la vida, conforma su primer disco como Soleado. Sufrió Alzheimer, pero jamás olvidó la melodía que las unía. Tengo yo un ángel reúne soniquetes de pueblo y camino, aquellos que la siguen transportando a las tardes sencillas, sin prisa, que tanto bien le hicieron. Junto a Juanma Latorre, guitarrista de Vetusta Morla, han concebido un álbum luminoso, costumbrista a raudales. No sólo es onírico en el fondo, también en la forma: recuperan tambores canarios, panderos gallegos y guitarros aragoneses que, paradójicamente, junto a la electrónica, les vuelve almodovarianas. “Hemos partido de conversaciones y experiencias personales para encontrar un punto de partida común”, coinciden. No hay nada más rompedor que ser uno mismo en una industria cada vez más estandarizada. Este jueves, sacarán lustre a su cancionero en la sala Galileo Galilei de Madrid.

“Para dar con nuestro sonido hemos realizado un proceso de investigación importante, pero nos hemos dejado fluir. En parte, gracias a la educación sentimental y musical que tenemos. Ante todo teníamos claro que la fusión entre lo tradicional y la electrónica no podía faltar. Durante los tres años que hemos tardado en levantar el proyecto nos hemos dedicado a arrimar ambos mundos hasta dar con la tecla”, cuenta Juanma. A ella llegaron con Vestida de domingo, su primer sencillo, un cántico casi tribal con sintetizadores en el que reflexionan sobre la fantasía del amor ideal que se impone a las mujeres desde bien pronto.

Soleado presenta su debut en la sala Galileo Galilei de Madrid.

Soleado presenta su debut en la sala Galileo Galilei de Madrid. / CEDIDA

No son los únicos en mirar a la raíz. En el último lustro, Tanxuguerias, Valeria Castro, Rodrigo Cuevas, Marilia Monzón y Karmento, entre otras, han hecho lo propio con canciones de calado. Una mirada al pasado que está conectando con una audiencia, en ocasiones, desatendida por las nuevas corrientes artísticas. “Es necesario regresar al pueblo. En Latinoamérica, por ejemplo, es habitual sentir amor por la tradición. Nosotros, por la situación política del país, le hemos estado dando la espalda hasta ahora. Tenemos una riqueza espectacular y reencontrarse con ella es precioso”, sostiene Ester, que pone el foco en el sentimiento de colectividad que sólo esta música es capaz de despertar. Una necesidad para las personas que, tal vez, en 2024, otros géneros no son capaces de atender. Y que, por tanto, está llevándose las miradas de un puñado interesado por otros modos de ver el mundo.

“Las canciones crean una identidad colectiva, por eso han sido prostituidas tantas veces por movimientos políticos. Son muy necesarias en los tiempos que corren. Además, tienen gran poder de sanación. Que todo el mundo se sienta abrazado por la música es esencial”, apunta Juanma. Ambos lo intentan en Los amores perros, Tu sombra en mi reja y Añoranza, temas que evocan aquellas melodías de colegio que poco a poco iban perfilando el carácter de sus intérpretes. Eran tan verdaderas que, sin cuestionarlo, a pleno pulmón, reconfortaban al primer segundo. Como las suyas.

Reformular instrumentos

En Sangre en la vereda, usan vieiras como güiros, panderos como bongos, sartenes como cencerros… Una reformulación de los instrumentos que les ha permitido componer su particular bachata ibérica. “Utilizamos percusiones de diferentes partes de la Península. Se trata de objetos cotidianos que han sido tocados en fiestas y verbenas. Jugar con ellos nos ha permitido explorar otras sonoridades. Ha sido divertido recrear patrones rítmicos y hacerlos únicos”, añade Ester. Asimismo, las historias que paladean son otro de sus fuertes: cuentan las dudas, risas, celebraciones y penurias de cualquiera que viva sin parapetos. Hay tanta autenticidad en ellas que podrían aplicarse a generaciones distintas, lo que les ha permitido desarrollar un lenguaje único en el que la prioridad es embellecer la vida.

“Usamos expresiones del acervo popular, como refranes y dichos, para dar brillos a los mensajes que cantamos. Federico García Lorca, Gloria Fuertes y Rafael Alberti son una referencia clara para nosotros. Ellos nunca ignoraron la tradición. Coger sus maneras de relatar el mundo la universaliza desde un punto de vista español, que también es bonito”, concluye Ester, que cede la palabra a un Juanma pensativo ante su reflexión. Unos segundos después, como los que se toman antes de arrancar los estribillos, de nuevo, da en el clavo: “Jamás hay que olvidar quiénes somos”. Por eso han grabado este álbum.

P. ¿Qué legado les gustaría dejar?

R. Si con estas canciones logramos aliviar el peso del día, ya habremos ganado. Es magia. No sé si podemos hacer mucho más, eso lo dirá el tiempo.