ESTRENA SERIE DOCUMENTAL SOBRE SU VIDA

Alaska: "La gente tiene de mí todas las imágenes. Desde que soy una comunista integral a que soy una fascista"

La cantante, presentadora y personaje polifacético, mitad de Fangoria en lo musical, estrena este domingo 'Alaska Revelada', serie documental de Movistar+ en la que repasa su trayectoria vital

Olvido Gara, Alaska, presenta estos días la serie documental sobre su vida que estrena Movistar+.

Olvido Gara, Alaska, presenta estos días la serie documental sobre su vida que estrena Movistar+. / Xavier Amado

Alaska (México, 1963), Olvido Gara en su carné de identidad y la mitad de Fangoria, es de esas artistas que apenas necesitan presentación. Icono transversal, cantante, actriz y presentadora, lleva en el candelero desde que a los 14 años irrumpió en escena, y esta semana estrena Alaska Revelada, serie documental producida por Movistar Plus+ en colaboración con Shine Iberia, donde a lo largo de tres episodios se repasa su impactante trayectoria vital. "Aquí no se sigue un orden cronológico", comenta a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA. "Por eso me pareció más interesante y dije que sí a este documental cuando ya había dicho que no a otros. Se habla de tres temas centrales en la vida de una persona: salud, dinero y amor. Esto además te permite huir de la cronología, porque aquí puedo estar hablando de la salud mental que tenía a los 14 años o de la que tengo ahora con 61. Una siempre cuenta cosas en las entrevistas, pero aquí se puede ver mejor cómo me sentía yo en cada uno de esos momentos que voy a tocar”.

P. Después de tantos años compartiendo detalles de su vida en revistas, platós y 'realities', da la sensación de que ya está todo contado. ¿Qué novedades aporta Alaska Revelada?

R. Yo tengo la sensación de que está todo contado porque soy consciente de que lo conté. Otra cosa distinta es que tú lo hayas oído todo. Una vez escuché a una escritora decir ‘Como todo el mundo sabe, yo…’. Perdona, guapa, yo de ti no sé nada. Así que eso es muy relativo.

P. El primero de los episodios está centrado en el tema de la salud. ¿Se ha llevado muchos sustos en ese sentido?

R. No. El concepto de salud implica la mental, la física, tu propia imagen, la salud respecto a las relaciones con los demás... Y, en mi caso, más que de sustos hablaría de un buen viaje. Uno que siempre es peor cuando tienes 14 años y es mejor cuando tienes 60. Esa es al menos mi reflexión. A los que ahora tenéis quince años os digo "No os preocupéis, que esto se pasa".

P. Cada vez que entra al quirófano, redacta una carta para dar fe de sus últimas voluntades. ¿Cómo le gustaría que fuera su funeral?

R. Me da igual. He pensado en esto, entre otras cosas porque nos preguntáis por ello, y he pasado por todo tipo de momentos: desde "No quiero que hagáis nada. Dejadme en paz" hasta acordarme de esas personas que han tenido una pérdida y que vieron cómo la familia de ese amigo no lo veló ni fue al tanatorio. Al final todos estos ritos cumplen una función y para mí, ir al tanatorio a despedirme de Sara Montiel está muy bien. Yo ya he dicho "Haced lo que queráis, lo que os haga sentir bien a vosotros, porque a mí me da igual".

P. Y si la tuvieran que enterrar, que su epitafio rezara: ‘Se conoció a sí misma’.

R. Sí. Nunca me he llegado a hacer el tatuaje de ‘Conócete a ti mismo’ en griego, que era lo que ponía cuando entrabas al oráculo de Delfos, pero siempre me ha parecido que ese era el motivo de mi vida. Al hacer este documental he podido comprobar que sí que me conozco y que sí que me lo he currado. Pienso ‘qué guay estar donde estoy en este momento de mi vida’, y al hablar de dónde estoy me refiero a una cosa interior.

P. Como fundadora de grupos referenciales en la Movida madrileña, ¿qué opina de la mitificación de este fenómeno?

R. Lo encuentro inevitable, del mismo modo que yo mitifico la Factory de Warhol y Mario [Vaquerizo] mitifica el Studio 54 o el Baltimore de John Waters. Y eso que aquello no eran más que cuatro amigas escapando de su propia realidad y creando su propio mundo. Eso es así y yo lo entiendo. A esto otro no le doy mucha importancia, porque sé que también era eso, que se trataba de cuatro amigas creando un mundo propio para escapar de la realidad circundante. Pero en realidad sí que la tiene, ¡qué demonios!

[En la Movida] no entendíamos nuestros deseos de hacer cosas como algo colectivo, sino como algo muy individual. No hemos venido aquí a cambiar el mundo, sino a cambiar nuestro mundo"

P. Hay quien opina que en los ochenta había muchos artistas transgresores pero ninguno subversivo, que fue una época en que la cultura servía como forma de desmovilización social. ¿Está de acuerdo?

R. Estoy totalmente en desacuerdo, porque eso tiene mucho que ver con entender la cultura como algo colectivo. Nosotros veníamos del punk, y no del Mayo del 68. No entendíamos nuestros particulares deseos de hacer cosas como algo colectivo, sino como algo muy individual e individualista. No hemos venido aquí a cambiar el mundo, sino a cambiar nuestro mundo. Y esto es algo en lo que me reafirmo a mi edad.

P. ¿Le costó una depresión el final de Pegamoides?

R. Supongo que sí. Ahora igual suena muy alegre decir que tuve una depresión, pero es verdad que estuve muy triste muchos años. Que una persona adolescente y joven esté triste durante cinco o seis años me parece demasiado, así que sospecho que no lo gestioné bien. Pero bueno, un día llega el house, te lanzas a bailar a una discoteca, y de pronto sales de aquello.

P. Cuando formó Fangoria con Nacho Canut padeció la incomprensión de la industria.

R. Sí, pero Nacho y yo pensamos que eso era exactamente lo mismo que nos pasó cuando montamos nuestro primer grupo. Nos pasaba incluso cuando estábamos en Dinarama, que tenía megaéxito y, cuando llegaba la hora de estar en el estudio de grabación y decíamos "Oye, queremos cuerda y viento", nos respondían "Uy, eso no lo pagamos". Nunca hemos sentido comprensión por parte de la industria, así que no nos pilló de nuevas. Lo que pasa es que entonces teníamos una considerable ruina económica añadida a esa incomprensión.

P. ¿Pasó apuros económicos en esa época?

R. En esa época vivíamos de lo que gestionábamos cada mes. Me acuerdo de la ilusión que sentía cada vez que podíamos ir a pinchar a una discoteca de Cuenca y pensaba "Con esto ya tenemos para vivir y, con suerte, poder grabar una canción nueva a final de año". Lo vivíamos con mucha ilusión. También es cierto que eso nos pasó con 30 años, y que si te pasa a los 60 seguramente tendrás otros miedos. Pero Nacho y yo, que éramos personas fundamentalmente miedosas, perdimos mucho el miedo entonces.

P. Las cosas le empezaron a ir muy bien a finales de los noventa, tras fichar con el sello discográfico Subterfuge. ¿Cuál cree que fue la clave?

R. ¿Quién lo sabe? ¿Quizás Mario, que en ese momento era jefe de prensa de la discográfica, se tomaba muy en serio su trabajo y además era fan del grupo? A lo mejor no hubiera pasado nada si él no hubiera estado allí y a nosotros nos hubieran dejado como un grupo más de todos los que había en Subterfuge. ¿Que el disco era muy bueno? Seguramente también. ¿Que nos entendimos muy bien con Carlos Jean? Seguramente también. Pero quién sabe…

P. Ahora que menciona a Mario, ¿diría que ha jugado un papel importante en la evolución de su imagen pública?

R. Supongo que es algo inevitable, puesto que Alaska y Mario es una cosa que ya existe por sí sola, más allá de Mario y más allá de Alaska. Seguramente el reality tuvo mucho que ver ahí. No te puedo contestar a eso. Imagino que hay una minigeneración dentro de una generación, a la que nosotros llamamos ‘los niños del reality’, que de pronto, por lo que sea, te ven con una camiseta de Divine y descubren con 12 años un mundo que han decidido que va a ser el suyo. Entiendo que eso existe, pero no soy yo la persona adecuada para analizarlo.

P. Pero igual sí puede decirme qué imagen cree que la gente tiene hoy de usted.

R. Todas las imágenes. Además, esto es algo que antes podías suponer y que hoy ya te escupen en las redes sociales. Desde que eres una comunista integral a que eres una fascista. Desde que eres superguay y moderna a que te has quedado en los ochenta. Desde que eres guapísima a que eres horrorosa. Todo. Pero es que la vida es así. Aunque lo educado sería que no te dijeran nada, porque tampoco te lo he preguntado.

Alaska, el día de la entrevista en Madrid.

Alaska, el día de la entrevista en Madrid. / Xavier Amado

P. En el documental se toca el tema de su bisexualidad. ¿Le toca las narices que esta orientación sexual siga estando tan demonizada?

R. Es que parece que ha quedado como una orientación sexual ‘excusa’. Cuando la gente no ha querido contar a lo largo de su vida que es homosexual, parece que la baza de la bisexualidad siempre ha estado ahí. Cuando yo tenía 14 ó 15 años, casi todo el mundo a mi alrededor era bisexual, porque no había esos compartimentos estancos tan absolutos. O al menos eran bisexuales hasta cierto momento de su vida en el que tomaban otras determinaciones. Y no lo hacían por postureo o por esconder, sino porque cuando tienes 15 ó 20 años es bastante probable que te pasen cosas que a lo mejor no te vuelven a pasar en la vida y que tú estés abierto a que te puedan pasar. Nosotros huíamos precisamente de eso, de la etiqueta. De que, por el hecho de comerte una patata, ya tuvieras que ser patatero. Esos compartimentos tienen normas, leyes, y si de pronto ya no cumples con la ley nº 32 de ‘ser homosexual’, resulta que eres menos homosexual que el otro.

P. En su momento se posicionó en contra de la tauromaquia y a favor de los derechos de las personas trans. ¿Hoy en día volvería a defender públicamente estas causas con la misma vehemencia?

R. No es un problema de lo público, sino del eco. Ahí está todo lo que pienso al respecto, tanto en campañas como en entrevistas, pero tampoco quiero que me utilices. Hoy soy menos naíf que antes. No quiero que me uses ni a favor ni en contra. Ahora todo tiene un eco diferente, no por lo que tú pienses, sino por las redes sociales.

Ahora, para defender según qué, tienes que cumplir al pie de la letra con el dogma escrito. Yo me niego totalmente"

P. Se lo decía porque algunos han vivido con cierta decepción el hecho de que, de un tiempo a esta parte, evite dar la cara o mojarse por según qué causas.

R. Pues lo voy a seguir haciendo. Me estás pidiendo que me ponga donde tú quieres, ¡anda y ponte tú! Y sobre todo porque, si las causas también tienen 73 normas y resulta que yo no cumplo con 22 de ellas, de repente ya no… Ahora, para defender según qué, tienes que cumplir al pie de la letra con el dogma escrito. Yo me niego totalmente. Ni con unos ni con otros.

P. Su marido comentó recientemente que están intentando comprar todos los pisos del edificio en el que viven, al lado de la Gran Vía madrileña, para en un futuro montar allí un hotel. ¿Cómo va ese proyecto?

R. ¡Pero no es un proyecto! Son boberías, ensoñaciones que podemos tener. Cuando te preguntas "¿Qué voy a hacer cuando tenga 80 años?", igual dices "Pues esto va a ser un hotel". ¿Pero tú crees que a esa edad voy a tener energía para llevar eso? Son cosas que piensas, pero no se trata de un proyecto. Un proyecto es algo en lo que trabajas y a por lo que vas.

P. Mario también dijo que le encantaba ganar dinero. ¿Comparte su afición?

R. Para mí no es una afición. Se trata de la retribución por tu trabajo. Ojalá todo el mundo pudiera trabajar en lo que le gusta y ojalá le pagaran bien por hacer eso. Los que trabajamos en lo que nos gusta sabemos que a veces te pagan bien y, en otras ocasiones, tienes que invertir todo lo que tienes para seguir haciendo lo que te gusta. Pero esa es nuestra elección. Yo nunca he pedido otra cosa, así que tampoco me pidas a mí otra cosa.

P. Y ya que estamos con el tema, ¿qué no sería capaz de hacer ni por todo el oro del mundo?

R. Presentar un programa de toros, por ejemplo. Sería bastante interesante poder contar un día todo aquello a lo que has dicho que no. Seguramente eso te define tanto como todo lo que haces. Puede sonar un poco naíf, pero no haría nunca por dinero lo que tampoco haría gratis. Y también sé que es muy fácil decir esto cuando resulta que aquello que hago es aquello que me gusta, es mi afición.