MÚSICA CLÁSICA
¿Realmente conoces a Beethoven? Un libro desvela los secretos del músico que transformó la cultura
El periodista, crítico y escritor británico Norman Lebrecht descubre las claves de sus composiciones a través de 100 de sus obras, y se pregunta, incluso, si le gustaba la música

Norman Lebrecht, autor del libro '¿Por qué Beethoven? Un fenómeno en cien obras’, en Madrid. / Alba Vigaray

"La música sin él es inimaginable". Quizás la afirmación, hecha por el periodista y escritor Norman Lebrecht (Londres, 1948) sobre Ludwig Van Beethoven (1770-1827), puede parecer exagerada. Pero Lebrecht quiso llegar al fondo de este compositor siempre presente en las programaciones de música clásica, pero también en la cultura popular. Para hacerlo, eligió examinar cien de sus obras a través de las diferentes grabaciones e interpretaciones que han llegado hasta hoy. Era una tarea titánica, pero el resultado es un libro imprescindible: ¿Por qué Beethoven? Un fenómeno en cien obras. En él redescubre algunas obras, destroza con fino humor inglés el trabajo de algunas estrellas -es especialmente divertido leer sus impresiones sobre el pianista Lang Lang- y llega a una conclusión: "Pensaba que Beethoven era importante cuando empecé a escribir este libro, pero no me daba cuenta de cuánto puede cambiar nuestras vidas".
Lebrecht lleva trabajando más de cuatro décadas como periodista y crítico musical, además de haber escrito un total de 12 libros de no ficción, como ¿Quién mató a la música clásica? (Acento editorial, 1998), El mito del maestro. Los grandes directores de orquesta y su lucha por el poder (Acento editorial, 1997), Genio y ansiedad: Cómo los judíos cambiaron el mundo, 1847-1947 (Alianza editorial, 2022) o ¿Por qué Mahler?: Cómo un hombre y diez sinfonías cambiaron el mundo (Alianza editorial, 2024).
Para este libro, decidió elegir las obras por orden temático y no cronológico. "Hacer una cronología sería históricamente falso, lógicamente inexacto y simplemente aburrido", contesta en su entrevista con EL PERIÓDICO DE ESPAÑA una mañana de noviembre en Madrid. Así que, explica, para escuchar a Beethoven -tanto si ya le conoces como si no- se puede usar este libro como guía. El compositor no fue, de acuerdo al autor, una persona con carisma -le describe como "un creador que cuenta chistes malos y que deja de escribir cuando se aburre"- pero sí un maestro de la sorpresa. "El oyente, aunque esté familiarizado con su obra, nunca está preparado para lo que sigue a continuación".

Norman Lebrecht, autor del libro '¿Por qué Beethoven? Un fenómeno en cien obras’, explicando animadamente en una entrevista con El Periódico de España por qué hay que escuchar a Beethoven. / Alba Vigaray
¿A Beethoven le gustaba la música? La respuesta, en las sonatas
Beethoven gozó de un fuerte reconocimiento en vida y ha sido venerado como uno de los grandes compositores de la historia desde entonces. Su mundo, recuerda el autor, era pequeño. Nació en Bonn y vivió la mayor parte de su vida en Viena. Nunca conoció el mar. No se casó ni tuvo grandes romances. No tuvo hijos. Sin embargo, Lebretch acude a su vida, su personalidad y las claves de sus composiciones para plantear cuestiones que no están del todo claras.
A nadie se le ocurriría, por ejemplo, preguntarse si le gustaba la música a un compositor con tanta trascendencia como este. Se suele dar por hecho que los grandes compositores son, a la vez, grandes melómanos. Lebrecht se lo cuestiona. Preguntado si realmente piensa que Beethoven odiaba la música, el escritor responde: "¿Recuerda que instrumento aprendió a tocar de niño Beethoven? La viola".Y contúa: "Seguramente, su padre lo quiso así para que pudiera conseguir un trabajo a los 14 años en una orquesta. Pero, ¿le gustaba la viola? No. ¿Compuso alguna vez Beethoven algo para la viola? No. Nunca. ¿Odiaba la viola? No, pero parece expresar su relación con su padre a través de no escribir nada para este instrumento. Es difícil responder a la pregunta de si le gustaba la música o no. Creo que a través de su música expresa que siente una responsabilidad. Sabe que tiene un don y que tiene la responsabilidad de compartirlo con el mundo. No tiene tiempo para el amor o para cualquier otra cosa y sabe que trabaja con instrumentos que no pueden expresar lo que tiene en la cabeza, siempre está frustrado por las limitaciones de estos instrumentos, especialmente los de teclado".
Un ejemplo de esta relación de tensión con la música es la Sonata número 29 op.106 Hammerklavier, "que significa, literalmente, golpear el piano. Parece estar dispuesto a decir: No voy a escribir más obras para piano. ¡Basta!", explica. "Y sin embargo, la Sonata 106 es genial, ¡es una una catedral!", se admira Lebrecht.
Más adelante en su vida, sigue contando el autor, se reconcilia con el instrumento. Beethoven deja de componer varios años y parece que no quiere escribir más sonatas. Está arruinado, como consecuencia de un desgastante juicio de cinco años por la custodia de su sobrino. "Es el episodio más trágico de su vida", indica Lebrecht. Pero su editor le pide tres sonatas más. Le hace falta el dinero, así que aunque no quiere hacerlo, o eso parece, termina aceptando. Escribe las sonatas número 30, op. 109, la 31, op. 110 y la 32, op. 111.
Pero de la op. 111 sólo escribe dos movimientos. "El final, la arietta, es para mí la esencia de Beethoven. Abandona la lucha con el piano. Es como si dijese del instrumento: vale, esto es lo que tengo, lo voy a hacer cantar. Es lo mejor que puedo hacer. Y después de estos dos movimientos, esto es todo".
La pieza más 'odiable': El 'Para Elisa'
Como contrapartida, Lebrecht también incluye en el libro su pieza de Beethoven más odiada: el Para Elisa. Una pieza cuya hilarante historia, que desgrana en el libro, incluye robos, fraude, sexo, nazis, engaño y corrupción. "Es una pieza horrible", insiste en la entrevista. "En el libro la convierto en una historia de detectives, tratando de descubrir por qué se llama Para Elisa. Beethoven nunca la publicó y cuando el copmositor no publicaba sus obras era por una razón, siempre muy cercana a sus emociones. Dejó un borrador en un cajón bien porque no le gustaba lo suficiente, porque pensó que no era apropiado para la persona para la que la había escrito o porque pensó que la pieza no expresaba lo suficiente. ¡Porque no lo hace! No dice absolutamente nada. Puedes oir a Lang Lang dar una charla de cuatro minutos divagando sobre cómo expresa el amor... ¡Basura! Está compuesta para ser el tono de un móvil".
En el libro menciona justamente algunos de los usos que la cultura popular ha dado a esta pieza que, por otro lado, admite que es la pieza de música clásica occidental más popular en la China actual. Está en dos docenas de películas -de directores como Roman Polanski o Lars Von Trier-, o en un arreglo de jazz para orquesta de Chick Corea, por citar un par de ejemplos.
La sinfonía que lo cambia todo
Entre las cien obras que recoge Lebrecht en su libro -en realidad, hay bastantes más-, dedica también bastante espacio a las sinfonías, pese a que, admite, un cuarto de las obras más importantes de Beethoven fue para piano solo. Pero hay una sinfonía fundamental y, para describir lo que supuso, menciona a Albert Einstein: "Antes de Beethoven, la música se escribía para ahora mismo; con Beethoven, la música empieza a escribirse para la eternidad". Dice, en el arranque de su capítulo 40, dedicado a la Sinfonía número 3, opus 55, la Heroica, que fue "el mayor punto de inflexión en la historia de la música".
A pesar de esto, Lebrecht cree que la música de Beethoven corre serio riesgo de desaparición. "Hemos destruido nuestro sistema educativo lo hemos convertido en una máquina de salchichas", dice desesperanzado. "Hemos relegado el arte al fondo del cajón, ya no es una parte central de la educación, ni una inspiración en la crianza de un niño".
Si no se le da valor, explica, corre el riesgo de desaparecer. Preguntado por el cambio en la manera de escuchar la música, responde: "James Horner, compositor de la banda sonora de Titanic, me decía hace tiempo que él y John Williams eran los dos últimos compositores en Hollywood que todavía componían sus partituras de principio a fin. Ahora sólo se componen en fragmentos, el compositor ya no tiene una visión general de la obra y la escuchas y la ves en la película y así; nuestra atención se corta en pequeños pedazos, como cebollines en la tabla de la cocina".
No cree que haya que adaptar la música a nuestro estilo de vida, sino encontrar formas de atraer a los jóvenes a las grandes obras. "Que cuando oigan una obra maestra recuerden qué estaban haciendo la primera vez que la escucharon", insiste. "No hay sensación más increíble que esa". Y añade: "Sólo tenemos que crear un entorno en el que animemos a la gente a saber que la música está ahí, para que luego, cuando la necesiten, esté ahí para ellos".
¿Cancelar a Beethoven?
En su libro, Lebrecth también reflexiona sobre la supuesta cultura de la cancelación: cómo la lucha por la representatividad de las minorías está haciendo, según él, que se reemplace a Beethoven, en las programaciones, por obras de compositores de mucha menor calidad por ser negros, mujeres o de otras minorías étnicas o raciales.
Sin embargo, al mismo tiempo, admite que el compositor alemán es un icono no solamente artístico, también popular. Incluso, menciona algunos ejemplos. La canción Somewhere en el musical West Side Story (compuesto por Leonard Bernstein) está inspirada en el comienzo del segundo movimiento del Concierto Emperador. La canción Because, de John Lennon, recuerda a la sonata Claro de Luna, pero al revés. Alicia Keys utiliza esta misma sonata como telón de fondo en Harlem's Nocturne.
Pregunta: ¿Realmente cree que reivindicar que las programaciones sean más diversas es hacer de menos el legado de Beethoven? ¿No pueden convivir?
Respuesta: Bueno, la cultura de la cancelación pasará. El moviento MeToo ha pasado. Todas estas cossas tienen picos y luego se asientan un poco. Beethoven sobrevivirá, lo ha hecho durante doscientos años, continúa desarrollando interpretaciones, seguirá habiendo nuevos artistas que encuentren nuevas maneras de expresar esas composiciones. Él estará bien. ¿Estaremos nosotros bien? Eso ya no lo sé. En este mundo nuevo en el que la mentira intenta superar a la verdad, ¿necesitamos a Beethoven? Más que nunca.

'¿Por qué Beethoven? Un fenómeno en cien obras'
Norman Lebrecht
Traductora: Barbara Zitman
Editorial: Alianza Música
456 páginas | 25,50 euros