LITERATURA Y PSIQUIATRÍA

Guillermo Lahera, el 'Oliver Sacks' español: “Los límites entre la salud mental y la enfermedad son difusos. Nadie estamos a salvo”

En su nuevo libro, ‘Las palabras de la bestia hermosa’, el psiquiatra aboga por la necesidad humanizar su especialidad y acabar con los prejuicios sobre los trastornos mentales graves

Robert De Niro y Robin Williams, paciente y médico en la película 'Depertares', basada en la autobiografía de Oliver Sacks.

Robert De Niro y Robin Williams, paciente y médico en la película 'Depertares', basada en la autobiografía de Oliver Sacks. / ARCHIVO

Desde hace unos años la salud mental ha entrado en la conversación pública como nunca antes lo había hecho en nuestro país. Ir al psicólogo a finales del siglo XX (incluso bien entrado el XXI), no era precisamente algo que se contara por ahí. Era algo íntimo, oculto por el miedo al qué dirán. En los medios de comunicación, el cine y la televisión, la psicología y la psiquiatría se representaban habitualmente desde el humor. El psiquiatra o el psicólogo (daba igual) era “el loquero”, protagonista de innumerables chistes de “un paciente entra en la consulta de un psiquiatra” y de caricaturas como las de Woody Allen o Faemino y Cansado.

Hoy en día las cosas han cambiado mucho. Casi nadie tiene problemas en confesar que va a terapia. De hecho, algunas personas ven en esta circunstancia algo positivo, algo que incluir, por ejemplo, en el perfil de una aplicación para ligar. Un rasgo que denota una “persona trabajada”, que se preocupa por cómo se trata a sí mismo y a los demás. Pero es cierto que todavía hay algunos límites. La apertura en torno a los trastornos mentales se limita todavía a una serie de problemas mentales “menores” como el estrés, la ansiedad, las dificultades para afrontar algunos momentos de nuestra vida y las versiones más leves de enfermedades como el TDAH, la depresión o el TOC. Los problemas mentales más graves todavía son un enorme tabú.

“Tenemos autores muy interesantes y exitosos en lo relativo a la divulgación de la salud mental en general. Eso me parece muy útil, pero también hay una serie de trastornos mentales graves que son más frecuentes de lo que pensamos y de los que no se habla tanto. Si sumamos las personas con psicosis, trastorno bipolar, TOC, anorexia, depresión grave, autismo… Representan una población numerosa, que casi no tiene voz en el debate público. Ni ellos, ni sus familias, sobre las que también recae un peso enorme”. Lo dice Guillermo Lahera, profesor titular de Psiquiatría de la Universidad de Alcalá y Jefe de sección de Psiquiatría del Hospital Universitario Príncipe de Asturias, que acaba de publicar Las palabras de la bestia hermosa (Debate, 2024), un libro en el que analiza siete casos clínicos para, a partir de ellos, explicar por qué se producen los principales trastornos mentales y cómo a partir de estos pueden definirse los aspectos esenciales del ser humano.

Guillermo Lahera, el autor de 'Las palabras de la bestia hermosa'.

Guillermo Lahera, el autor de 'Las palabras de la bestia hermosa'. / ALEJANDRO JIMÉNEZ DE PARGA

Un libro heredero de Oliver Sacks

Las palabras de la bestia hermosa no es un libro convencional entre los dedicados a estas disciplinas. En él, Lahera utiliza un estilo que mezcla la rigurosidad clínica con la prosa literaria, recordando en muchos momentos a autores como Oliver Sacks o John Berger, a los que reconoce como maestros: “De John Berger me encanta Un hombre afortunado, un retrato maravilloso de un médico rural que, en el encuentro con sus pacientes, descubre el corazón de la medicina. Oliver Sacks es mi héroe desde jovencito, el autor más inspirador que he encontrado”, confiesa. “Él era neurólogo, pero apostó por conocer la vida que había detrás de la enfermedad. Dijo: ‘Hay que tratar la enfermedad con la sensibilidad de un novelista’, y eso hemos intentado. En general, me gustan los autores capaces de ser puntos de unión del mundo de las ciencias y las letras. Esa separación a veces ha sido artificial, estéril y dañina. Las humanidades iluminan la medicina y la psicología, les dan riqueza de pensamiento y fundamento ético. Y los conocimientos en neurociencia o genética pueden iluminar los grandes enigmas de la sociología o la educación”.

Lahera lleva casi veinticinco años ejerciendo su profesión en hospitales, centros de investigación y en la universidad, pero reconoce que el origen de su vocación de psiquiatra está en el cine y la literatura. “De adolescente lo que me fascinaba era ver y escuchar con atención las historias únicas de los personajes, emocionarme con ellas y tratar de entenderlas. Luego he visto que la psiquiatría, además de todo su aparato científico, se basa en eso mismo. Es una especialidad médica y científica, pero con una poderosa dimensión narrativa”, explica.

Me gustan los autores capaces de ser puntos de unión del mundo de las ciencias y las letras. Esa separación a veces ha sido artificial, estéril y dañina. Las humanidades iluminan la medicina y la psicología"

Al plantearse escribir este volumen, Lahera tuvo todos estos referentes en la cabeza. Sus objetivos eran, fundamentalmente, tres. El primero, tratar de dar a conocer las principales enfermedades mentales de una forma amable y accesible, para que sus lectores entendieran y empatizaran con las personas afectadas. “La visión de la psiquiatría y la salud mental cambia radicalmente si te tocan de cerca, si uno mismo o un familiar tiene un problema. Quería que el lector comprendiera que los límites entre la salud y la enfermedad son difusos, y que nadie estamos a salvo”, afirma. En segundo lugar, quería reflexionar sobre la imagen de la psiquiatría, a veces, como decíamos al inicio, tan denostada o caricaturizada. Y, finalmente, quería tratar de comprender algunos mecanismos del cerebro sano, a partir de la forma en la que se altera en las enfermedades mentales. “Por ejemplo, estudiar el delirio nos da pistas sobre cómo generamos los humanos nuestras ideas y convicciones arraigadas sobre el mundo. Estudiar el trastorno por acumulación nos da luz a nuestra relación con los objetos”, sostiene.

La psiquiatría es, o debería ser, mucho más que escuchar y recetar pastillas

No obstante, a nadie se le escapa que enfrentarse a un problema mental no tiene mucho que ver con un maravilloso viaje por la mente. Muchos pacientes suelen encontrarse más bien con una atención deficiente, que suele resumirse en salir de la consulta con una receta debido a que los médicos, especialmente en la sanidad pública, están saturados. Lahera, que vive esta situación cada día, reconoce que lamentablemente esto es cierto, pero que no podemos resignarnos a ello. “Las guías internacionales de práctica clínica, basadas en la evidencia científica, lo dejan muy claro: los pacientes con trastorno mental grave deben recibir psicoterapia”, señala. “Esto no se opone en absoluto a tomar medicación. De hecho, a veces encuentro una sinergia: medicar bien te permite aplicar la psicoterapia. Necesitamos dar un paso adelante en la implementación de psicoterapia (individual o grupal) en los servicios públicos de salud mental, para los pacientes más graves y vulnerables. Y también ayudarles más en su integración social. A veces el paciente está ‘estable’, aparentemente bien, pero no tiene familia, ni empleo, ni puede independizarse de sus padres ancianos, no desarrolla aficiones… El psiquiatra debe comprender, validar la experiencia, encontrarse y acompañar a la persona, y construir con ella un plan de recuperación”.

El psiquiatra debe comprender, validar la experiencia, encontrarse y acompañar a la persona, y construir con ella un plan de recuperación"

Para Lahera, el psiquiatra debe aportar una mirada bio-psico-social, amplia e integral, sobre lo que le ocurre al paciente, huyendo de explicaciones reduccionistas. Y debe ir de la mano de psicólogos clínicos, enfermeros, trabajadores sociales, educadores, etc. “Para ayudar a una persona diagnosticada con esquizofrenia es fundamental el papel de la medicación, pero también lo es la comprensión del contexto, la biografía, las experiencias traumáticas que ha tenido, los apoyos sociales, las aficiones. No se trata simplemente de reducir síntomas, se trata de apoyar la recuperación de un proyecto personal”, señala el autor.

Luz en las enfermedades mentales

El título del libro puede llamar mucho la atención a algunos debido al tema que trata, pero precisamente es ahí donde está la clave según el doctor. “Creo que la enfermedad mental tiene algo de bestial, de destructivo, pero en la forma de lidiar la persona con ella, en la lucha por salir adelante, compensar y convivir con los síntomas, hay algo hermoso y luminoso”, asegura, y así lo destaca en los casos que cuenta en el libro, como el de Julián, un poeta con trastorno psicótico, o el de Ainhoa, una paciente marcada por un estrés postraumático severo. “Esa lucha es a veces una forma excelsa de humanidad, de la que todos podemos aprender. Los primeros nosotros, los psiquiatras”.

En definitiva, en Las palabras de la bestia hermosa, Lahera pretende, escribiendo de una manera que resulta refrescante en el panorama editorial español actual, informarnos, pero también conmovernos con lo que significa tener un trastorno mental grave y que eso nos lleve a comprender mejor a las personas que sufren este tipo de enfermedades. Hacer su sufrimiento más visible para que reciban el tratamiento que necesitan y todas las ayudas necesarias más allá de este. Reducir el estigma a través de la comprensión y la empatía.