LIBROS
Miquel Barceló: "Cuando escribo en catalán o en castellano me doy cuenta de que es una mierda, en francés no"
El artista ha presentado 'De la vida mía', una autobiografía articulada a través de dibujos, extractos de sus cuadernos y fotografías familiares

Miquel Barceló, durante la presentación de 'De la vida mía'. / BLANCA MILLEZ
Cuenta Miquel Barceló que su carrera como escritor comenzó en África de manera fortuita. "Escribo a partir de los 50 grados de temperatura. Hasta los 40 grados, pinto, pero cuando se llega a los 50, pintar resulta imposible. En ese momento, o no haces nada o te pones a escribir y yo decidí escribir. Creo que dentro de poco también podré escribir en Europa…", comentaba el pintor esta jueves en la Fundación Ortega Marañón durante la presentación de su libro De la vida mía.
Como apuntaba el editor Joan Tarrida, este libro de memorias continúa la colaboración que Galaxia Gutenberg y el artista iniciaron hace ya 20 años con la edición ilustrada de la Divina comedia, a la que siguieron títulos como La metamorfosis de Kafka o sus cuadernos de África y el Himalaya. Sin embargo y a diferencia de todos esos títulos, escritos por otros autores o recopilaciones de pensamientos volcados en sus cuadernos, De la vida mía es el primer libro que Miquel Barceló escribe con la intención de que sea realmente publicado.

Miquel Barceló y Joan Tarrida, este jueves. / BLANCA MILLEZ
"Hace 20 años, una editora francesa me propuso escribir mis memorias, pero en esa época no me apetecía contar mi vida. Sin embargo, cuando me fui a Japón una temporada larga para hacer unas cerámicas, me llevé conmigo fotos de mis padres, de mi familia, de mi infancia y, por las noches, escribía", recordaba Barceló, que decidió redactar De la vida mía en francés. "Cuando escribo en catalán o en castellano me doy cuenta de que es una mierda. En francés, sin embargo, no sentía eso ni tenía ninguna veleidad relacionada con la escritura, porque soy un lector suficientemente bueno como para saber que no soy un buen escritor", confesaba el pintor antes de que Joan Tarrida le recordase las buenas críticas de Le Monde, que ha comparado De la vida mía con los diarios de Delacroix. "También los he leído y esos sí que son buenos. Delacroix escribía muy bien…", concluía Barceló con su pícara sonrisa.
Escribir como quien pinta
Para publicar De la vida mía, Galaxia Gutenberg ha tenido que traducir el texto al castellano y al catalán, una tarea en la que Barceló se ha implicado especialmente. "Casi que me ha costado más corregirlo que escribirlo —bromeaba—. Como el libro habla de mí, la traducción tenía que sonarme asumible, porque no podía haber palabras que yo no he dicho jamás", comentaba el artista, para quien la tarea del escritor es hasta cierto punto semejante a la del pintor. "Este es un libro que está hecho como un cuadro, añadiendo capas y capas y también con algunos toques, como esos gestos que se tienen al pintar", reflexionaba Barceló que a la hora de narrar su vida ha decidido incluir también sus errores, un ejercicio de introspección que también tiene mucho que ver con su disciplina profesional. "Pintar es equivocarse. Nadie pinta lo que quiere pintar, pinta lo que puede, debe aceptarlo e intentar arreglarlo con otras pinturas. Nuestro trabajo es como el del malabarista, que tira cosas al aire, pero si se para, se cae todo".
Además de los recuerdos de su infancia, sus viajes, o sus padres, Barceló ha hecho en De la vida mía verdaderos ejercicios de memoria. Por ejemplo, dibujar todos aquellos peces de su entorno que ha podido recordar, los 15 perros que ha tenido a lo largo de su vida, sus diferentes talleres o su casa, semejante a una cueva repleta de libros "porque no ha funcionado lo de adaptarme al iPad o al libro digital". Sin embargo, lo que apenas se mencionan en el libro son personajes famosos, a pesar de que el pintor ha conocido a figuras tan destacadas como Basquiat o Warhol.
"Muchas autobiografías abusan del name dropping. En mi caso esas personas no han sido tan importantes en mi vida. Lo que sí salen son animales, como asnos, cerdos, perros… porque vivo con ellos, los veo todos los días y han sido tan importantes como la gente", explicaba Barceló que, sin embargo, sí ha incluido el nombre de poetas y escritores que le han marcado. "Como los poetas no tienen publicistas y venden poco, está bien sacarlos. Sale Góngora, que, aunque puede ser famoso, creo que es poco leído, así que si alguien lee a Góngora por mí, sería un éxito. Bueno, y también salen Curro Romero y Camarón, que pueden considerarse famosos".
Profunda admiración por Picasso
Entre los pocos nombres de pintores que se mencionan en el libro sí está el de Pablo Picasso, artista por el que Barceló siente una profunda admiración a pesar de que, en la ronda de preguntas, la prensa le recordara que, en la actualidad, reivindicar a Picasso puede ser considerado políticamente incorrecto.

Miquel Barceló, en Madrid. / BLANCA MILLEZ
"Sí, y què puc fer?", respondía Barceló, que reconocía que "hay gente a la que admiro que es políticamente incorrecta. Celine, Picasso… la lista sería larga. En todo caso no creo que haya que cancelarlos sino todo lo contrario; lo que hay que hacer es abrir las ventanas", proponía el pintor, que reconocía que también ha sido objeto de escándalo. "Ha habido polémica con cosas que he hecho, pero no acabo de entender por qué. Por mi parte tengo suficientes problemas con mi trabajo como para añadirle más", volvía a bromear Barceló que, antes de acabar el encuentro, confirmaba su colaboración con el arzobispado parisino para colocar tres tapices en los muros de Notre Dame.
"Ya he acabado los cartones de dos de ellos, como hacía Goya, y ahora serán fabricados por los Gobelins, que es como la real Fábrica de Tapices de aquí. Estarán hechos de sedas y de materiales modernos, como hilos luminiscentes, y se tardará uno o dos años en acabar. Junto al arzobispado decidimos las especificaciones, como que no podían tener relieve para que no se acumulase el polvo, y los temas. Serán Noé, Elías y Moisés, pero no sé si eso lo puedo decir ya", dudaba el artista.
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