ENTREVISTA

Jim se burla de que William tiene los dedos de los pies pequeños y otras intimidades de The Jesus and Mary Chain

'Incomprendidos' (Contra), la autobiografía oral de los hermanos Reid, proporciona el placer perverso, y muy divertido, de observar por el ojo de una cerradura la relación entre los autores del álbum 'Psychocandy'

William (izquierda) y Jim Reid, en una imagen promocional de The Jesus and Mary Chain de principios de la década de 2010.

William (izquierda) y Jim Reid, en una imagen promocional de The Jesus and Mary Chain de principios de la década de 2010. / ARCHIVO

Ramón Vendrell

Ramón Vendrell

El método de elaboración de Incomprendidos (Contra), la autobiografía oral de The Jesus and Mary Chain, quizá sea un reflejo de la relación actual entre los hermanos William (Glasgow, 1958) y Jim Reid (Glasgow, 1961). "William y yo hicimos por separado muchas entrevistas con Ben Thompson [el periodista musical encargado de ensamblar el texto]. La idea general era tener el punto de vista de los dos sobre los mismos momentos e incidentes", explica Jim por videoconferencia.

Los hermanos no celebran la Navidad juntos con sus familias, y no principalmente porque el mayor viva en el estado de Arizona (Estados Unidos) y el pequeño en el condado de Devon (Inglaterra), pero la cosa fue mucho peor. El por entonces nada fraternal tándem artístico se separó en 1999 tras una pelea entre William y Jim en la furgoneta que les llevaba al hotel después de un concierto en San Diego, seguida un día después por quince minutos bochornosos en el escenario del House of Blues de Los Ángeles. Ruptura en público, incubada en los rencores, el abuso de alcohol y drogas ilegales y la pérdida de impacto comercial. The Jesus and Mary Chain resucitó en 2007 y desde entonces los Reid son como mínimo capaces de trabajar juntos en discos y conciertos. Ahora mismo están en una larga gira norteamericana junto con The Psychedelic Furs. Saben, se desprende de Incomprendidos, que son propietarios de un legado valioso. En la jerga neoliberal, de una marca valiosa.

De terapia reconciliadora, nada

Incomprendidos alterna los testimonios de William y Jim, cada uno con su tipografía propia. Las versiones son a menudo divergentes. Con otro par, podría haber tenido algo de terapia. No con los hermanos Reid. "No he descubierto nada de mi hermano que no supiera -dice Jim-. Sin sorpresas. Muchas de las cosas que cuenta son esencialmente ciertas. A la vez, está equivocado en muchos de los hechos de los que se derivan esos recuerdos". Jim no está más arrepentido que antes por nada que dijera o hiciera a su hermano una vez puestas negro sobre blanco las versiones de ambos.

Cerrada la vía de la posible voluntad reconciliadora del libro, dice el cantante de los Mary Chain: "Nuestra intención era hacer un libro que mostrara quiénes somos. Mucha gente escribe autobiografías que no son otra cosa que proyecciones de su vanidad. Eso no nos interesaba. No voy a decir que tras leer Incomprendidos vayas a entender completamente a Jim y William Reid, pero estarás un poco más cerca de hacerlo por muchos de nuestros discos que hayas escuchado y por muchas entrevistas con nosotros que hayas leído".

Más sutiles que los Gallagher

William aún se muestra dolido, 30 años después, por los comentarios que Jim hacía sobre él durante la grabación de Stoned & Dethroned (1994). "Por poner un ejemplo suave -cuenta en Incomprendidos-, decía cosas como: '¿No os parece muy rara la gente con los dedos de los pies pequeños? Me parece lo peor, es algo casi prehistórico'". En efecto, William tiene los dedos de los pies pequeños, admite en el libro. Incomprendidos brinda el placer de observar por el ojo de una cerradura la relación entre los Reid. Será un placer perverso, pero también divertido y conmovedor. Queda para los hermanos Gallagher el cainismo altisonante. Los Reid eran más sutiles en la expresión de sus inquinas.

Como una única persona

También hubo un tiempo en que William y Jim eran como una única persona, al menos en términos artísticos. Psychocandy (1985), el primer álbum de The Jesus and Mary Chain, es un formidable manifiesto forjado en la intimidad forzosa de un hogar de clase trabajadora de East Kilbride (Escocia). "Nos sentíamos como si nuestra misión fuera devolver la música pop a la dirección correcta -expone Jim-. Duran Duran, Kajagoogoo y cosas similares dominaban las listas de éxitos, mientras que en 1965 lo hacía Satisfaction de los Rolling Stones. Hablábamos y hablábamos sobre qué había pasado para que todo se torciera de esa manera. Así que intentamos devolver el tren de la música pop a la vía correcta. Fracasamos, pero por el camino dejamos algunos discos buenos".

Eran William y Jim Reid dos bichos raros en el East Kilbride anterior a internet, donde no había precisamente clubs de fans del rock de garaje de los 60, The Velvet Underground y los girl groups, ingredientes principales de la fórmula que destilarían. Ni se podían ver películas que no fueran el Rambo de turno. El punk les gustaba, pero tampoco era de fácil acceso más allá de lo que salía en su adorado programa de televisión Top of the pops. "Tal vez que nuestros padres, nuestros vecinos y todo quisque nos considerara marcianos nos hizo únicos -reflexiona Jim-. En cualquier caso, creo que hicimos algo desde un ángulo diferente".

La maldición de cantar

A cara o cruz se jugaron quién sería el cantante de The Jesus and Mary Chain. Ganó Jim. O perdió, habida cuenta de que por su timidez y lo que él llama "ansiedad social" tuvo que ponerse del revés cada vez que subía a un escenario, durante muchos años. "La verdad es que yo me lo pasaba bien actuando pedo perdido -observa-. Disfrutaba. Pero ahora que actúo sobrio probablemente disfrute más. En los años 80 y 90 salía al escenario con ganas de que cada actuación fuera el fin del mundo. Ahora tengo una confianza que no tenía y simplemente intento cantar las canciones tan bien como pueda".