Artista polifacético

Kris Kristofferson, icono de la música country y prolífico actor, muere a los 88 años

Aparte de su exitosa carrera musical, también marcó una era en Hollywood, donde participó en más de 70 películas

El músico y actor Kris Kristofferson, en directo.

El músico y actor Kris Kristofferson, en directo. / EFE

Sus historias de correcaminos, almas errantes y corazones rotos, con la libertad individual como trasfondo, llevaron el lenguaje de la música country a nuevas cotas expresivas y capturaron a un público amplio, en su propia voz o en otras que se acercaron a sus composiciones, como Janis Joplin, Jerry Lee Lewis o Johnny Cash. Cantautor vaquero y estrella del celuloide, Kris Kristofferson, fallecido este sábado a los 88 años, deja una estela de álbumes y películas con un estatus de culto y a la vez comercial, con tres Grammy y un Globo de Oro (por su actuación en el remake de 1976 de Ha nacido una estrella). 

“Gracias por quererlo durante todos estos años. Que sepas que, cuando veas un arcoíris, él nos está sonriendo a todos”, transmitió su familia a sus seguidores este domingo tras su muerte en su casa de Hana, Hawai (residencia que alternó con la de Malibú). Kristofferson había mantenido su actividad hasta la pandemia, cuando, en 2021, oficializó su retiro. Los problemas de memoria que padecía, atribuidos durante algunos años erróneamente al Alzheimer, así como un deterioro general de su estado físico, se diagnosticaron como expresiones de la enfermedad de Lyme. 

De Alemania a Nashville

Vida inquieta y con agudos contrastes, la de Kristofferson, hijo de militar y descendiente de emigrantes suecos (nació el 22 de junio de 1936 en Brownsville, Texas), cuya juventud se debatió entre el cultivo del rugby, los estudios en el Reino Unido (en la Universidad de Oxford), el boxeo y el incipiente salto a los escenarios para tocar para las tropas estadounidenses en las bases alemanas. El salto a Nashville, en 1965, resultó crucial. Volcado en su faceta de autor de canciones, ahí combinó un empleo como piloto de helicópteros con otro limpiando suelos en los estudios de Columbia que le permitió conocer a Jerry Lee Lewis.

Fue él quien grabó por primera vez una composición suya, One More With Feeling. Kristofferson asistió a las grabaciones de Blonde on Blonde, el totémico doble álbum de Bob Dylan, en 1966. “Limpié sus ceniceros y fue un honor”, contaba en 2013 a este diario. “Yo estaba habituado a sesiones en las que grababas tres canciones en tres horas, pero Dylan podía pasarse una noche sentado al piano mientras los músicos jugaban al ping-pong. A las siete de la mañana les llamaba y grababan una obra maestra”.

Otro contacto decisivo fue June Carter, cantante y compositora, esposa de Johnny Cash, a quien mostró otra de sus creaciones, Me and Bobby McGee (crédito de autoría compartido con Fred Foster), y que fue a parar a Roger Miller. Y poco después, a Janis Joplin, con quien tuvo un breve romance y que la registró en su álbum póstumo Pearl (1971). Canción que habla de dos amantes de atribulada ruta por el sur estadounidense, la ambigüedad genérica del Bobby permitió que fuera adaptada con facilidad tanto por voces masculinas como femeninas. Él grabó su propia versión en su primer álbum, Kristofferson (1970), junto con otras álgidas creaciones propias, como Sunday Morning Comin' Down (que había sido número uno en las listas country por Johnny Cash) y Help Me Making Through the Night. A esta última se acercarían multitud de voces ilustres, de la inicial de Sammi Smith a Gladys Knight (que la llevó a otro público vía r’n’b), Willie Nelson, Tammy Wynette, Elvis Presley y Joan Báez.

El salto al cine

Kristofferson cultivó un estilo de sereno contador de historias, cantando sin alardes, como un narrador que transmitía confianza y vulnerabilidad. Enfoque sobrio del country desplegado en otros álbumes como The Silver Tongued Devil and I (1971), Jesus Was a Capricorn (1972) o los dos que compartió con su segunda esposa, Rita Coolidge, Full Moon (1973) y Breakaway (1974). En ese tiempo, en paralelo, alzó el vuelo su carrera como actor en títulos de referencia como el western Pat Garrett y Billy el Niño, de Sam Peckinpah (1973, con canciones de Bob Dylan) y el drama Alicia ya no vive aquí, de Martin Scorsese (1974). 

De la confluencia de la música y el cine salió una estrella pop, en 1976, con A Star Is Born (Ha nacido una estrella), película de Frank Pierson y álbum en tándem con su partenaire en la pantalla, Barbra Streisand. Otros destacados roles cinematográficos le siguieron: Convoy (Peckinpah, 1978), la muy discutida y ruinosa La puerta del cielo (Michael Cimino, 1980) e Inquietudes (Alan Rudolph, 1985). Y muchas cintas más, hasta superar las 70. Kristofferson alzó la voz en clave política, criticando la acción de Estados Unidos en Centroamérica, visible en el álbum Repossessed (1986). 

Así como Johnny Cash reanimó su carrera apelando a la desnudez expresiva de la mano de Rick Rubin, sin llegar a ser tan radical, Kristofferson emprendió una operación de redefinición de su sonido con el productor Don Was en una trilogía de discos emprendida con A Moment of Forever (1995), junto a músicos como Jim Keltner y el heartbreaker Benmont Tench. En esa estela debutó en España, en 2010, en el Festival de la Porta Ferrada (San Feliu de Guíxols) y San Sebastián, viajando en autobús, evitando hoteles y acompañado de su mánager y tercera esposa (desde 1983), Lisa Meyers. Volvería algunas veces más.

Kristofferson deja ocho hijos y la indicación de que, en su tumba, figure, como epitafio, la cita a un verso de Bird on the wire, de Leonard Cohen: “Como un pájaro en el alambre / Como un borracho en un coro de medianoche / Elegí mi camino para ser libre”.