ENTREVISTA

Israel Fernández, cantaor: "En el flamenco ya no se crea. Está todo hecho ya"

El cantaor estrena 'Por amor al arte', un disco grabado junto al guitarrista 'amateur' Antonio el Relojero con un repertorio flamenco clásico grabado en directo

El cantaor Israel Fernández en Madrid.

El cantaor Israel Fernández en Madrid. / Alba Vigaray

Ángeles Castellano

Ángeles Castellano

La cita es en el Corral de la Morería. A media mañana, antes de presentar públicamente Por Amor al arte (Universal Music), su nuevo trabajo discográfico que sale a la venta este viernes, el cantaor Israel Fernández (Corral de Almaguer, Toledo, 1989) atiende a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA. Lo hace tras responder las preguntas de otro medio, y no tiene cara de estar disfrutando la tarea. La conversación arranca con seriedad y parquedad en las respuestas, que contrastan con la actitud de Antonio el relojero, su acompañante en esta nueva aventura discográfica, un guitarrista aficionado de Colmenar de Oreja al que conoció hace 15 años y con el que desde entonces ansiaba grabar. Antonio se presta a contar anécdotas de su juventud como aficionado al flamenco y sus respuestas tiran poco a poco del ánimo del cantaor.

El disco es un empeño del cantaor desde que en el verano 2009 decidiera presentarse, animado por sus amigos, al Concurso de Cante Flamenco de Colmenar -que ganó-. Entonces, como explica él mismo en la grabación con mucha gracia, conoció el toque de Antonio y le pidió si podía acompañarle en el concurso. Se sintió cómodo cantando con Antonio y quiso hacer algo más con él. Pero entonces la grabación quedó pendiente, hasta que muchos años después se volvieron a encontrar en Colmenar y Fernández le propuso hacer varios recitales en espacios pequeños, que fueron grabados y cuyos momentos más emotivos están ahora plasmados en este nuevo trabajo discográfico.

PREGUNTA: Después de haber hecho este disco, ¿cómo ve ahora la experiencia de trabajar con Antonio?

Israel Fernández: Pues la puedo resumir en algo muy cortito: a veces en la vida hacemos muchos esfuerzos por lograr los objetivos que queremos, pero no salen, y es a veces la misma vida la que te pone en el sitio. Esto que acabo de decir es muy importante. La vida es impredecible. Nosotros nos conocimos de una manera impredecible, pero tenemos una forma de sentir muy parecida, aunque seamos de distintas épocas. Los dos tenemos una afición muy bonita al flamenco, pasión y devoción por el cante y por la guitarra. Estar con él me ha enseñado la paz y la tranquilidad, saber estar en los sitios... Muchas cosas que se aprenden por la edad, realmente.

El cantaor Israel Fernández junto al guitarrista Antonio el relojero en Madrid.

El cantaor Israel Fernández junto al guitarrista Antonio el relojero en Madrid. / Alba Vigaray

Antonio el relojero: Yo no me dedicaba profesionalmente al flamenco. Sí he tocado con gente en peñas flamencas, hace tiempo y la guitarra no la he dejado de tocar nunca, mi afición sigue lo mismo que cuando era joven. Y ahora me gusta estar con Israel y tocar en otros sitios.

Israel: Yo estoy muy contento de haber hecho este disco, porque a la vez que suena a antiguo es muy fresco, porque es un directo a muerte, pero a muerte, no hemos ensayado nada.

Antonio: Israel transmite mucho porque tiene mucha sensibilidad y se nota que el cante lo siente.

P: Dice que no ensayaron nada para actuar juntos, pero fueron varias actuaciones las que se grabaron. El disco incluye cantes por soleá, tarantas, seguiriya, granaínas y fandangos. ¿Cómo eligieron el repertorio?

Israel: No se eligió repertorio ninguno. Hemos grabado el disco porque grabamos las siete u ocho actuaciones que hemos hecho en peñas de Andalucía. Tenemos ya la afición necesaria para subir al escenario -humildemente- e ir decidiendo sobre la marcha si queríamos hacer malagueñas o esto o lo otro... Después, cuando hemos grabado el disco, la selección ha sido lo que más nos ha gustado de las distintas peñas, no hemos quedado con los momentos más grandes.

P: En el flamenco, el cante de un mismo cantaor cambia mucho según quién le acompaña a la guitarra. Usted suele actuar con el jerezano Diego del Morao, ¿cómo es su cante cuando le acompaña Antonio que no es cuando actúa con Diego?

Israel: Claro que es diferente, la inspiración es otra. La guitarra del tío Antonio me hace cantar de una manera diferente porque me lleva a otra época, a otra manera de cantar, me acuerdo de otros cantes más antiguos. Él me lleva a mi gran afición que tengo yo en mi interior, a esos años desde 1890 al 1950. Yo nací en casi el 90, pero teniendo la referencia inculcada en mi sangre, de esa temporada.

P: Este es el sexto disco de su carrera. En sus discos anteriores ha mostrado una faceta muy creativa, componiendo letras o acercándose a otras músicas actuales. ¿Por qué hacer ahora un disco que mira al pasado?

Israel: Yo este disco lo quería hacer ya hace muchos años con Antonio, así como 10 años y cuando él ha podido hacerlo, pues lo hemos hecho.

P: Y en la discográfica, ¿cómo se lo tomaron?

Israel: Tengo la suerte de que la discográfica, gracias a Dios, me deja ser libre. Yo creo que un músico debe ser libre, y más siendo flamenco y de dónde vengo. Yo cuando hago una cosa la hago pensando simplemente en el bien de la música, en el bien del flamenco y en el bien mío, por supuesto, pero tengo que sentir que hace bien a la música.

P: Una de las cosas que más llama la atención en sus conciertos es que hay mucha gente joven en el público. ¿Por qué cree que ocurre esto, que no pasa con otros artistas contemporáneos del flamenco?

Israel: Es mi gran premio y mi gran satisfacción, respetando siempre los mayores, por supuesto, que es de donde yo vengo, pero la juventud es el futuro y me gusta saber que ellos disfrutan del flamenco y que no se pierdan estas cosas bonitas. Para mí es una bendición, pero no sé por qué pasa... A lo mejor han visto una cosa a mí... Eso ya depende de ellos, no lo sé.

P: Cuando se teclea su nombre en Google la primera pregunta que aparece es: ¿Por qué es famoso Israel Fernández? ¿Qué contestaría a esa pregunta?

Israel: Tampoco soy tan famoso, realmente. En el flamenco, y en la música en general un poquillo sí, pero...

P: ¿No le paran por la calle?

Israel: Sí, sí, y me piden fotos y eso. Me conoce la gente, pero no tengo diez millones de seguidores. Pero bueno, es una cosa que yo ni la pienso ni la comparo.

Antonio: Israel es una persona muy sencilla.

P: ¿Qué cantaores le gustan a usted, Antonio?

Antonio: Pues a mí Manuel Vallejo, Antonio Chacón, El Niño Gloria, la Niña de los Peines...

P: Eran cantaores con mucha personalidad, grandes creadores. Estilos muy diferentes...

Antonio: Entonces los cantaores no se parecían unos a otros, como pasó después.

Israel: En ese momento había oportunidad de crear, toda la creación que había que hacer, se hizo. Ya no se crea. Ahora mismo es muy difícil, está todo hecho ya. Antes había esos huecos...

P: Quizás ahora se penaliza mucho la creación. En seguida salen los guardianes de las esencias a protestar. ¿No eran antes los cantaores más libres?

Israel: Yo respeto a todo el mundo, pero una cosa es que respetes y otra cosa es que te lleves. Yo, como conozco el cante, intento cantarlo con mi forma de sentir, con una pequeña variante que lo refleje y ahí hago unos pequeños matices. El problema es que como está todo hecho, si empezamos a analizar, siempre vas a sonar a alguien.

Antonio: Él hace una cosa en los fandangos, que nunca se lo he dicho, pero es una cosa que no hace nadie y que tiene una musicalidad muy especial.

Israel: Yo grabé unos fandangos personales míos. Haciendo mi disco anterior, Pura sangre, sin quererlo, pero como tengo ese empapamiento, eso tiene que salir por algún lado, e hice con mucha humildad unos fandangos son muy personales míos, tienen una musicalidad y una frescura que son personales. El que he sentido.

P: Israel, además de este proyecto, en la Suma Flamenca va a estrenar un espectáculo titulado El Gallo azul, el nombre de un lugar emblemático de Jerez. ¿En qué consiste?

Israel: En El Gallo azul me voy a acordar del cante de Jerez: Terremoto, La Paquera, Mojama, Manuel Torre... En fin, es una cuna del cante infinita, junto con Sevilla, y lo que quiero es hacer un homenaje a esos cantaores y a esa forma de hacer el cante que tenían ellos.

.