'FAKE NEWS' LITERARIAS

A Javier Cercas le ha 'matado' quien ya lo hizo con J.K. Rowling o el Papa Benedicto: otra fechoría del fabricante de bulos Tommaso Debenedetti

Célebre autor también de entrevistas falsas con conocidos escritores y políticos, el escritor catalán es solo una más de las muchas víctimas del periodista falsario

Javier Cercas, última víctima del 'asesino' de literatos Tommaso Debenedetti.

Javier Cercas, última víctima del 'asesino' de literatos Tommaso Debenedetti. / Pablo Martín - EFE

EPE

EPE

Madrid

Ganas de molestar, afán justiciero o incluso un cierto delirio narcisista: lo del italiano Tommaso Debenedetti inventándose muertes de personajes públicos o entrevistas con grandes nombres de la cultura o la política se sitúa en algún lugar entre el espectáculo y la patología. Ahora llevaba un tiempo sin hacer ruido, pero la publicación este martes de un tuit sobre la muerte del escritor Javier Cercas en una cuenta falsa de la red X le ha devuelto a esa actualidad a la que con gusto regresa cada cierto tiempo.

Esta vez su alcance ha sido mucho más limitado que en ocasiones anteriores. En su momento consiguió que agencias de noticias y medios mordieran el anzuelo y dieran por buenas las muertes de personajes como la escritora J. K. Rowling, la ministra del gobierno de Zapatero Elena Salgado, el Papa Benedicto XVI o el Nobel Mario Vargas Llosa. Pero antes de convertirse en enterrador oficial de personajes conocidos, casi siempre de la cultura, a través de cuentas falsas en redes sociales, Debenedetti ya se había dedicado a otra práctica corsaria: la publicación de entrevistas falsas con figuras del relieve del mismo autor peruano-español, los también escritores John Le Carré, John Grisham o Gore Vidal, el antiguo mandatario de la URSS Mijaíl Gorbachov o el dirigente polaco Lech Walesa.

Imagen del antigo perfil de twitter de Debenedetti. Hasta la grafía de su apellido plantea dudas.

Imagen del antigo perfil de twitter de Debenedetti. Hasta la grafía de su apellido plantea dudas. / Archivo

Todas ellas fueron alojadas en las páginas de diarios italianos de segundo nivel que cayeron en su trampa, contribuyendo a mantener un engaño que se prolongó una década y que solo se descubrió cuando, en una entrevista "de verdad" con una periodista del diario La Repubblica, Philip Roth negó no solo haber hecho unas declaraciones críticas con Barak Obama, sino también haber concedido esa entrevista al diario Libero en la que lo decía. Debenedetti pasó entonces de ser el héroe de algunos al villano de todos. Eso sí, convertido ya en un personaje popular él también.

Licenciado en Letras con una tesis sobre Alberto Moravia, antiguo crítico literario, periodista y después profesor en un colegio de Roma, hijo también de reportero y nieto de crítico cultural, Denedetti ha defendido que si hace lo que hace es para denunciar el poco rigor de una prensa que, en tiempos de internet, a menudo no se molesta en contrastar las noticias que publica. También ha contado que se inició en este juego cuando, hace ya bastantes años, Gore Vidal le canceló en el último momento una entrevista que tenían cerrada y él decidió seguir adelante con su publicación, aunque el autor no hubiera llegado a abrir la boca. Visto lo visto, le cogió el gusto.

Con el tiempo, ese afán de justicia se le ha enquistado y ha acabado contribuyendo a lo que decía combatir: la difusión de bulos que dan la vuelta al mundo. Pero ojo, que no hay que menospreciar su ingenio. La muerte de Joseph Ratzinger la anunció desde la cuenta, falsa, de quien era su número dos en el Vaticano, el cardinal Tarcisio Bertone. Se lo tragó todo el mundo, desde The Guardian hasta France Presse. En otra ocasión, Carla Bruni lamentaba desde su teórica cuenta oficial, también falsa, la muerte de Margaret Thatcher. En ambos casos, las publicaciones llegaron mientras lo personajes estaban vivos, claro.

También estuvo lúcido cuanto trató de montar la clásica tangana epistolar entre intelectuales, a través de una carta que envió al Herald Tribune haciéndose pasar por Umberto Eco y polemizando con el playboy de la filosofía francesa Bernard Henri-Levy: la redacción de The New York Times, por entonces copartícipe de esa cabecera internacional, la dio por buena. Algo de razón en lo del fact-checking tenía Debenedetti. Este martes, en cambio, no ha tenido esa suerte: lo de Cercas no se lo ha tragado casi nadie, porque ya son muchos los que se conocen el truco. Hay que reconocerle al falsario que de actualidad literaria no anda nada mal, al menos en lo que se refiere a la española: el comunicado llegaba desde una cuenta (de nuevo falsa) del grupo Random House, al que sonoramente vuelve Cercas con nuevo libro en 2025 después de unos años alejado de él y publicando con Tusquets, editorial perteneciente al rivalísimo grupo Planeta. Un rato después, él mismo reconocía ser el creador de esa cuenta, y al poco tiempo, esta desaparecía, sin haber llegado a marcar la actualidad del día. La sombra del gran inventor de bulos culturetas, parece, es cada vez menos alargada.