FESTIVAL
La guitarra actual, diversa y creativa protagoniza el sábado en Flamenco on Fire
El estreno de la única producción propia del festival navarro, 'Alzapúa II', reúne en el escenario a cuatro personalidades que brillan en la guitarra de concierto de hoy: Josemi Carmona, Dani de Morón, Rycardo Moreno y Diego del Morao

Los guitarristas Rycardo Moreno (d) y Dani de Morón (i) en 'Alzapúa II', estrenado este sábado en el Baluarte de Pamplona en el festival Flamenco On Fire. / EFE/ Jesús Diges
Una seguiriya desmontada y recompuesta después, que parte de un sonido repetitivo que parece no tener fin, que se va transformando y navegando sobre el compás hasta rematar en la sonoridad que es propia de este palo. En una sola seguriya, la que este sábado interpretó Dani de Morón, se ejemplifica el momento que vive la guitarra flamenca de concierto. Decir que se caracteriza por la ebullición creativa y la convivencia de corrientes, variedades, libertades, tradiciones y sobre todas las cosas una calidad interpretativa nunca alcanzada antes es repetir algo sabido. Y esa seguiriya, como el concierto completo titulado Alzapúa II de este Flamenco on Fire que se desarrolla en Navarra desde el pasado 23 de agosto hasta el 1 de septiembre, lo pusieron este sábado de manifiesto.
Era la única producción propia de una edición del festival, la undécima, que pretende reflexionar, o lanzar la mirada, sobre el baile, bajo el lema Planta Tacón. Dirigida por Josemi Carmona, Alzapúa II (el primer Alzapúa se presentó en la edición anterior con guitarristas por debajo de los 30) anunciaba la participación de los guitarristas Diego del Morao, Dani de Morón y Rycardo Moreno, con la intención de retratar una misma generación de guitarristas (todos están en los 40 salvo Carmona, nacido en 1971). Al elenco guitarrístico se unieron en el escenario los artistas invitados Farruquito, al baile, Lela Soto y Delia Membrive, al cante, y Ané Carrasco a la percusión.
El espectáculo, de alrededor de una hora y media, fue abriéndose al público como un muestrario de sensibilidades: desde un arranque coral por tangos en el que las guitarras dialogaron, se escucharon y se acompañaron, se fueron sucediendo las piezas a dúo (Dani de Morón y Rycardo Moreno primero; Josemi Carmona y Diego del Morao, después) y los solos, en los que cada uno mostró el estilo que les caracteriza: la tradición jerezana del toque del Morao, la creatividad inabarcable del de Morón, la riqueza sonora llena de matices, expresividad y emociones de Carmona y los matices y flamencura de Moreno.

Gema Moneo, al baile, junto a Ismael de la Rosa, Miguel Lavi, Melchor Borja Santiago y Juan Campallo en el Hotel Tres Reyes / Unai Larraya / Flamenco on Fire
Y en medio, la soleá de Farruquito, mecido por dos voces gitanas muy diferentes entre sí pero complementarias; una soleá que suspendió la atención de las guitarras para fijarla en el baile por un instante. El sábado, el nieto del añorado Farruco desplegó sus recursos y mostró lo que le hace grande: su braceo, los cambios de ritmo, la templanza y la fuerza en los remates. Se sintió a gusto en el escenario y supo transmitirlo. Pero su actuación quedó muy deslabazada del resto del espectáculo y este es quizás el elemento que más se echó en falta el sábado en el Baluarte de Pamplona: la dirección musical impecable no se vio acompañada por una verdadera dirección escénica. Transiciones demasiado lentas, caídas del ritmo, piezas desconectadas unas de otras... Las emociones que las interpretaciones eran capaces de transmitir quedaron deslucidas por una coordinación insuficiente.

Diego del Morao, Josemi Carmona, Rycardo Moreno y Dani de Morón durante 'Alzapúa II', estrenado este sábado en la X edición de Flamenco On Fire de Pamplona. / EFE/ Jesus Diges
Flamenco en la calle y en la cercanía
Las guitarras de Alzapúa II no fueron las únicas que sonaron el sábado en Flamenco on fire. La tarde había comenzado con la presentación del guitarrista José Carlos Gómez en el Civivox Condestable, un espacio histórico perfecto para el flamenco, porque ofrece cercanía y así, una mayor intimidad, entre público y artistas. Gómez repasó su primer disco en solitario, Origen (de 2016) y el más reciente, Las huellas de Dios (de 2023), y con él, la vida de Paco de Lucía, algecireño como él, que inspira el disco. Se expresó tanto con la guitarra como con la palabra, en un silencio sepulcral que el guitarrista agradeció al finalizar el recital.
El suyo, como el del cantaor Enrique el Extremeño, que actuó al finalizar Gómez, era uno de los conciertos gratuitos del programa, que llenó de aficionados y curiosos el recinto, a los que no pareció importar demasiado que fuera, en la calle, diluviara. Uno de los sellos de este festival es precisamente su presencia en la calle que, a diferencia de lo que ocurre en otras latitudes, no implica ruido, ni lucha por mantener la atención: la dedicación y atención del público por escuchar las propuestas son admirables.
El Extremeño, que este domingo acompañará a Manuela Carrasco en su presentación en este mismo festival, quiso arrancar sin microfonía y demostró no necesitarla. Aunque no arrancó cómodo (se quejó del sonido), tiró de oficio y remontó un recital emocionante y muy agradecido por los asistentes.
Tablao nocturno
La noche del sábado la remataría el Ciclo nocturno que el festival propone en el hotel Tres Reyes, con una puesta en escena que se acerca a los tablaos. La bailaora jerezana Gema Moneo era la protagonista de la última sesión, que llegó a completar el aforo. Salió al escenario arropada por unos maestros en crear el ambiente y la emoción adecuada: el cante elegante, directo, lleno de matices y gusto de Ismael de la Rosa, el Bola y de Miguel Lavi, y la guitarra desbordante de Juan Campallo.
Gema Moneo no es una bailaora que ofrezca muchos recursos, pero los que tiene los sabe explotar. La emoción se concentra en sus manos, que se mueven gráciles dibujando en el aire. Y sus remates, de fuerza y taconeo preciso. Pero tiene presencia, flamencura y emoción, y con eso resuelve con suficiencia su presencia en el escenario, como demostró el sábado en Pamplona.
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