ENTREVISTA

Jhumpa Lahiri: "Los escritores estamos para hacer que los lectores lleguen al borde de algo, sin dejarlos caer”

Una de las maestras actuales del relato, con un Pulitzer en casa, la escritora angloamericana se estrena escribiendo en italiano con su nuevo libro, 'Cuentos romanos'

La escritora Jumpa Lahiri.

La escritora Jumpa Lahiri. / ALBA VIGARAY

Juan Cruz

Juan Cruz

Acaso la cuentista más importante del mundo, en su generación y también en las generaciones adyacentes, Jhumpa Lahiri, nacida en Inglaterra de padres bengalíes, es la autora de Tierra desacostumbrada (2008), que deslumbró al mundo entero por la sensibilidad con la que maneja los mecanismos del relato. Siempre parece que unas cosas que están sucediendo van a dejar de tener lugar.

Esa forma de convertir en misterio hasta aquello que parece evidente fascinó, por ejemplo, entre nosotros, al cineasta Fernando Trueba, que entonces se la recomendó a todo el mundo. Desde entonces ella trabajó otros cuentos, e incluso otro idioma, otra nacionalidad, y es ahora, en italiano, la autora de Cuentos romanos, editorial Lumen.

Otra vez cuentos y otra vez Jhumpa Lahiri, esta vez traducida de un idioma próximo (en italiano, su idioma ya, vertido al español por Carlos Gumpert) en los que nos devuelve a aquellos misterios en los que cada una de los personas está a punto de caer en un abismo, aunque son salvadas no sólo por la ficción que los rescata sino, quizá, por el ánimo de la autora, que sabe e interpreta los abismos del sufrimiento, los compadece o los domina.

En algún momento es inevitable asociar esa sobriedad lírica que muestra con la sintaxis musical, de la música que tienen las palabras, del Nobel Saul Below, así que se lo dijimos, y hubo una sorpresa que salta en la entrevista. La conversación fue en inglés, traducida al español, y a veces en italiano, que habla como si no hubiera nacido en el Reino Unido sino en los alrededores de Roma, de donde viene la atmósfera de estos Cuentos romanos que nos dejan entre tiritando y maravillados. Porque son relatos que también te trasladan a aquel mundo en el que venían envueltos los cuentos de Tierra desacostumbrada.

P. ¿Por qué cree que Tierra desacostumbrada le llegó tan hondo a tanta gente?

R. No lo sé. Pero ese es mi libro menos conocido. Es un libro que normalmente se deja fuera cuando hablan de mis obras. Quizá porque es un libro de cuentos y también porque, comparado con el premiado con el Pulitzer, no ha recibido la misma atención por la crítica. Es como cuando haces un viaje y tienes sólo 24 horas para elegir qué ves. Lo mismo pasa cuando quieres leer algo de un autor: no tienes mucho tiempo, pues tienes que elegir. Y muchos no eligen ese.

P. Este también es un libro de cuentos. ¿Desde qué ángulo ha escrito estos cuentos?

R. Yo siempre me estoy moviendo, no estoy en un ángulo fijo. A veces en el centro, a veces fuera. Eso es algo que he hecho desde que empecé a escribir y este nuevo libro no es la excepción.

Escribo para incomodar. De lo contrario, le diría a la gente que encienda la tele y se entretenga con algo y que no se ponga a leer"

P. Da la impresión de que usted no quiere que los lectores suframos.

R. Qué bonita observación. Pero los escritores estamos para hacer que los lectores lleguen al borde de algo, sin dejarlos caer, claro. Sólo alguien como Dante llevaría a sus lectores al infierno. A mí me interesa avanzar con cuidado y llegar al borde del precipicio, pero sin caer. Kafka te hace sentir una inquietud cuando lees sus historias y, si no sentimos eso, ¿para qué leemos? Tenemos que sentir eso y ser capaces de sacar algo. Pero hay muchos que lo evitan, eh. A mí me han dicho: ‘la gente está triste y tú les das historias en las que los finales no son felices. ¿Por qué no resuelves la historia de otra manera?’ Como que no les gusta la sensación de incomodidad. Bueno, pues yo no busco otra cosa. Escribo para incomodar. De lo contrario, le diría a la gente que encienda la tele y se entretenga con algo y que no se ponga a leer.

P. ¿Qué debe tener la literatura para que nunca deje de ser tomada en cuenta?

R. Es una gran pregunta. Pero pienso que no se puede llegar a mucha gente, el trabajo del escritor llega a pocos. Es que mucha gente piensa que la literatura es algo inaccesible. Yo no me veo como alguien especial, soy como el resto. Pero es verdad que el centro de mi vida está rodeado de las voces de otros escritores que han estado antes que yo. Considero que los escritores nacen cuando sienten la necesidad de ser adoptados por otros escritores, por sus antecesores, y eso es lo que los sostiene. También hay que saber cómo posicionarse, lo que es más difícil. Hoy la gente tiene una relación con la literatura cada vez más pobre, tal vez porque no hay una educación rigurosa al respecto. Entonces, hay que ser realistas y saber que nuestros libros impactarán a poca gente.

Yo no hubiese podido escribir en italiano sino me hubiese ido a Italia y no hubiese ido al supermercado y no me hubiese subido al autobús para escuchar las conversaciones de la gente. No se puede escribir desde lo alto de una torre"

P. ¿Cuáles son esos ancestros que están detrás de su manera de escribir?

R. Mis influencias cambian de libro a libro, pero los que siempre están son Kafka y su obsesión por el lenguaje natural, crudo. En sus libros emerge su situación familiar, el lugar donde ha crecido, el lenguaje… ¿Pero hasta qué punto su estilo es parte del mío? Eso es algo difícil de definir. Cuando decidí escribir en italiano me fijé en otros autores. En este nuevo libro puedes percibir una textura diferente a otros de mis libros. Para ser capaz de escribir en italiano tuve que leer muchas novelas, poesía… para ser capaz de entender el idioma, su emoción y sentimiento. Leí a Dante, a poetas del siglo XX como Montaigne, Ungaretti… Mi estilo proviene de la sensibilidad de lo que esté leyendo y del contexto que me rodea. Porque yo no hubiese podido escribir en italiano sino me hubiese ido a Italia y no hubiese ido al supermercado y no me hubiese subido al autobús para escuchar las conversaciones de la gente. No se puede escribir desde lo alto de una torre, mirando cómo se ve todo a lo lejos. Tal vez por eso mi escritura en italiano tiene un sabor raro, o no sé cómo decirlo. Pero también tiene un sabor raro mi escritura en inglés. Mi escritura es un híbrido.

Lahiri, el día de la entrevista en las oficinas de Alfaguara en Madrid./ Alba Vigaray


P. En Tierra desacostumbrada hallé cierto sonido de Saúl Bellow.

R. Tal vez, porque trabajé con él durante una temporada como su asistente en Boston. Para mí es interesante ver cómo se interpreta mi trabajo porque mi escritura es, al mismo tiempo, algo robusta y algo ligera.

P. En este libro hay muchos niños, pero son autónomos y sufren accidentes de los que se recuperan…

R. Es verdad, hay muchos niños. A mí me preocupa mucho la brecha generacional: los padres representan un mundo y la siguiente generación otro mundo distinto. Siempre hay un corte. Y yo quería tratar el tema de los padres que son unos extraños para sus hijos y los hijos que son unos extraños para sus padres. Ese tema está presente en la mitología: el origen del niño, su futuro, si su destino es matar al padre… Tenemos el caso de Rómulo y Remo, a quienes se les manda matar, sobreviven y una loba se encarga de amamantarlos y, al final, acaban siendo dos grandes poderosos. Ese tipo de historias me interesan mucho. Ahora mismo estoy a punto de acabar lo que considero el proyecto más importante de mi vida: la traducción de La metamorfosis de Ovidio, del latín al inglés. Y veo que él está muy preocupado por los orígenes. Claro, porque es una obsesión histórica. Hay quien me pregunta por qué en mis libros hay tantos ‘niños cabrones’. Bueno, pues es porque yo me he permitido escribir sobre la crueldad de los niños. Cuando yo era niña sufría, sobre todo, por lo que me hacían otros niños. Yo tenía a mis padres, que me querían mucho, pero a mí alrededor tenía a varios niños crueles. Por eso hablo siempre sobre eso.

P. En estos cuentos siempre está a punto de pasar algo grave. No llega a pasar, pero ahí está esa posibilidad. ¿Cómo frena en el momento justo para que luego todo no se convierta en tragedia?

R. Ya se lo he dicho antes. La tragedia no es el centro de mis historias. Puede haber roces con la muerte, pero siempre hay que celebrar la vida. El peligro está en la mente del escritor que expresa sus emociones, pero en realidad no sucede en la historia, sólo en ese universo paralelo que fuerza el escritor. Tardé mucho para escribir mi primera historia en italiano porque la dificultad estaba en cómo meterme en la mente del protagonista.

P. En este cuento alguien se muere y los niños se van a jugar.

R. Así es la vida.

P. El recuerdo del dolor les dura poco a los niños, ¿no?

R. Esa es una observación, no una pregunta.

En los italianos hay una inteligencia, sensibilidad y lucidez que alimentan mi escritura"

P. Sí, sí. Ahora va la pregunta: ¿Cómo ha influido Italia en el tono de su literatura?

R. Me ha impactado profundamente vivir en Italia, la inmersión en su idioma, en su literatura… Lo que más siento es agradecimiento hacia Italia, hacia mis amistades italianas. Mis amigos italianos son una fuente de iluminación y de confort. No es que antes no tuviera amigos, pero mis amigos italianos me han permitido tener una conexión conmigo misma. Porque siento que con ellos no tengo conversaciones o discusiones superficiales. Siento que tengo muchas cosas en común con ellos y eso ha sido un impacto enorme. En los italianos hay una inteligencia, sensibilidad y lucidez que alimentan mi escritura.

P. Italia la ha hecho así, pues.

R. Estoy en un muy buen lugar, metafóricamente hablando. Siempre estoy a punto de hacer algo. Ahora mismo me voy a Nueva York cuatro meses, después volveré a Roma. Mis hijos ya han crecido, han volado del nido, o están a punto de volar del nido, y me siento muy unida a ellos. Uno tiene 21 y otra 18 años, ya se valen por sí mismos, ya son personas hechas y derechas. Para mí ser madre ha sido una experiencia muy interesante, pero es ahora cuando me están llegando una serie de sentimientos nuevos que no había sentido. Ahora me gusta ver a mis hijos un poco desde lejos. Nunca dejas de ser madre, pero… hay etapas. No sé por qué le cuento todo esto, pero me ha hecho recordar a mis hijos.