FESTIVAL D'A

Céline Sciamma: "Las series de televisión llevan 20 años haciéndole terapia al cine"

La cineasta francesa ha recogido estos días el primer Premio D'A que otorga el festival de cine de autor barcelonés

La cineasta Céline Sciamma, en el D’A esta semana.

La cineasta Céline Sciamma, en el D’A esta semana. / ÀNGEL GARCÍA

En persona, Céline Sciamma es tan delicada como sus películas. Sonrisa generosa, ojos como platos, atención total escuchando al que tiene enfrente y respuestas reposadas y elaboradas, ajenas al ritmo frenético de la apretada agenda que la ha traído esta semana a Barcelona, donde el Festival de Cinema d’Autor le ha entregado el primer Premi D’A. El galardón es un homenaje a la directora de Petit maman por haberse convertido en tiempo récord en una cineasta fundamental, sin la que el cine contemporáneo no se entiende. En la masterclass que dio el lunes acabó firmando autógrafos cual rockstar y haciéndose selfies con buena parte de los más de 350 jóvenes que acudieron a escucharla. También estaba allí Carla Simón, una entusiasta admiradora que fue la encargada de entregarle el premio y quien le confesó la enorme influencia que ha tenido en su carrera, tanto en la mirada femenina como en su manera de filmar la infancia. 

Tik Tok y las protestas anti-Macron

En la clase magistral con alumnos de distintas escuelas y universidades, Sciamma desmenuzó su pasión por TikTok. “Me parece que es una de las aplicaciones que más tiene que ver con el lenguaje del cine, que se basa en la edición, en la disyunción de sonido e imagen según la definición de Gilles Deleuze”, explica. “Es cierto que es una aplicación china y que no sabemos exactamente qué están haciendo con nuestros datos, pero me parece fascinante que decenas de miles de jóvenes editen cada día esos pequeños fragmentos de vídeo y que además lo hagan en géneros tan distintos: en TikTok te encuentras comedia, acción, drama y algunos vídeos muy políticos, como los que estamos viendo estos días en Francia. Muchos clips han recogido la brutalidad policial, por ejemplo. Es mi manera de mantener el apetito por el presente”, explica Sciamma, muy pendiente de las manifestaciones que llevan una semana incendiando su país. 

“He estado muy involucrada con las protestas desde el primer día y nunca había percibido tal malestar”, confiesa. “Francia es conocido por ser el país de los derechos humanos, pero se está demostrando que derechos tan básicos como la protesta pacífica y la huelga no están garantizados y que, en el fondo, somos un país autocrático. No soy la persona más oprimida del mundo, cierto, pero llevo muchos años en el activismo y puedo decir que nunca antes había visto una alianza colectiva como la actual entre los trabajadores, el feminismo y los migrantes, a la que se han unido docentes y universitarios. Es el momento. Y es importante que Europa esté mirando lo que sucede”, reflexiona. 

Sciamma y Carla Simón en el D'A.

Sciamma y Carla Simón en el D'A. / DANIEL CANTÓ

De padre informático y madre ama de casa, Sciamma (Pontoise, 1978) ha ido construyendo una carrera muy personal sin olvidar de dónde viene: retrató la infancia queer en Tomboy, escribió el guion de la multipremiada película infantil La vida de calabacín, ha dedicado varios títulos a la exploración de la identidad sexual y de clase (en Lirios de agua y Girlhood) y hasta cuando ha viajado al siglo XVIII (en la majestuosa Retrato de una mujer en llamas, ambientada en 1770) lo ha hecho para filmar la búsqueda de la libertad individual por encima de convenciones y reglas.

¿Qué consejo le daría a los jóvenes aspirantes a directores de cine en un momento como el actual? ¿Es Netflix el enemigo a batir? “Les diría que luchen por ser innovadores y que aguanten. Hoy todos somos guionistas, cualquiera puede sentarse y escribir un capítulo de Black Mirror y eso es algo hermoso, aunque dé vértigo. Creo que las series de televisión han estado haciéndole terapia al cine durante los últimos 20 años. Nos han traído todos esos personajes nuevos, esa relación construida semana a semana, ese anhelo por un nuevo estreno… Tenemos una relación completamente nueva con la ficción, cotidiana y muy fuerte. En cierto modo, todo ello nos ha devuelto la función social que tiene la ficción en nuestras vidas”.