LIBROS

“¿Cómo puedes salir con una menopáusica?”: la historia de la Premio Nobel Annie Ernaux y su amante 30 años más joven

La autora francesa recupera una relación muy significativa que tuvo a los 54 años en un libro brevísimo, 'El hombre joven', un "precipitado" de sus obsesiones

Annie Ernaux, durante la ceremonia de recogida del Nobel.

Annie Ernaux, durante la ceremonia de recogida del Nobel. / CHRISTINE OLSSON/ REUTERS

Elena Hevia

Existe un viejo prejuicio según el cual cuando el premio Nobel decide fijarse en un autor siempre llega tarde porque este ya ha dicho de la mejor manera posible todo lo que tenía que decir, es decir, que sus mejores días han quedado atrás y en consecuencia la producción literaria que aparezca después del premio no va a engrandecer particularmente su obra. La supuesta maldición del Nobel pilló a Annie Ernaux (Lillebonne, Francia, 1940), última autora distinguida con el galardón sueco, en plena actividad, con un libro recién aparecido entonces en las librerías francesas. El hombre joven (ahora en Cabaret Voltaire) es una pieza más del rompecabezas con el que la autora francesa, de 82 años, ha construido una literatura reflexiva y profunda sobre lo vivido, haciendo más evidente que nunca el eslogan de esta cuarta ola feminista en la que estamos insertas: “Lo personal es político”. Y sí, es la última obra aparecida antes de que una posible maldición se cierna sobre ella. 

Un libro liofilizado

Las novelas de Annie Ernaux, esenciales y descarnadas, suelen ir directamente al hueso, pero en El hombre joven se supera a sí misma. Este es un libro liofilizado, pura esencia. Apenas 40 páginas para relatar uno de sus amores. El sexo y su significación han sido fundamentales en la literatura de la autora, que ha necesitado valerse de esas historias para hurgar en su experiencia porque, como asegura en El hombre joven: “Si no las escribo, las cosas no han llegado a su término, solo las he vivido”. Utilizados por la autora para alcanzar esa plenitud, sus amantes, muy sexualizados, jalonan su escritura. “A menudo he hecho el amor para obligarme a escribir”, precisa aquí. Ahí están, entre otros, el diplomático ruso partenaire -15 años más joven que ella- de una de sus mejores novelas, Pura pasión, y del texto Perderse que explora la misma relación desde sus diarios. Y también, ya en el siglo XXI, el fotógrafo Marc Marie, 22 años menor, con el que compartió además el seguimiento fotográfico de un cáncer de pecho hoy superado. 

Annie Ernaux, en los años 90.

Annie Ernaux, en los años 90.

El hombre joven nace colateralmente del encargo de la revista Cahiers de L’Herne de dedicarle uno de sus prestigiosos números monográficos, que suelen recoger textos críticos de especialistas e inéditos del escritor en cuestión. Ernaux encontró entre sus papeles una primera versión de esta nouvelle escrita originalmente en 1998, relatando unos sucesos que entonces tenía muy cercanos: la relación que mantuvo, cuando ella tenía 54 años, con un joven estudiante de 25. Casi 30 años les separaban. Y sí, de todos sus textos amorosos, El hombre joven es posiblemente el que mejor expresa el verdadero significado de esta diferencia de edad, concebida no como un simplista “me siento rejuvener” sino como un profundo ejercicio de memoria. “El problema principal de esta novela -explicó la autora en su momento a la emisora de radio France Culture- es que me enfrento a ella viva y muerta a la vez. Viva, porque efectivamente fue una relación amorosa muy intensa, y muerta porque me hizo revivir muchas cosas de mi pasado”. 

Espejo de juventud

Aprecia Ernaux muchos de estos aspectos. Que la relación con el muchacho ocurrió en Ruan, la ciudad en la que la propia autora también estudió filología. Que el chico titular pasa apuros económicos y tiene una extracción social baja, como fue el caso de Ernaux, lo que se evidencia en un piso de estudiante apenas calefaccionado, con el colchón en el suelo, y eso dispara el recuerdo de sus años de estudiante y la precariedad de sus primeros años de matrimonio. Y de nuevo, encontramos el sentimiento de culpa por su desclasamiento social puesto que Ernaux, financiando las escapadas que ambos hicieron juntos, estableciendo “una posición dominante”, se siente una ‘burguesa’ al lado del chico.

Pero hay más. Desde la ventana de aquel pequeño apartamento, la madura Ernaux de finales de los 90 ve el Hospital donde en 1964 ella misma, estudiante de filología, fue internada durante una semana a consecuencia de un aborto clandestino y esas vistas le sirvieron, como cuenta, de disparadero a la memoria. Poco después, ya separada del muchacho, escribirá El acontecimiento, una de sus obras mayores.

Significativa es también la manera en la que Ernaux dice vivir esa relación con alguien que “podría ser su hijo”; de hecho, ella tenía dos hijos de esa edad entonces. La forma en la que, pese a la dificultad, no se esconde y siente absurdo desde la verdad de la relación el reproche de los amigos del muchacho: “¿Cómo puedes salir con una menopaúsica?”. La idea de maternidad y su opuesto se filtran, ambivalentes, en el texto mientras la autora fantaseaba con la loca idea de volver a tener hijos. Como siempre Ernaux excava en sus contradicciones y vuelve a facturar un texto que -ha dicho-, mucho más que cualquier otra obra suya, es “un precipitado de todo lo que es importante” en sus libros.