CÓMIC

'Ronson': viñetas exquisitas sobre la memoria, la España rural y sus gentes

El ilustrador César Sebastián debuta en la novela gráfica con un trabajo que convierte en cómic los recuerdos de su padre y las narraciones orales de los pueblos

Portada de 'Ronson', el cómic de César Sebastián.

Portada de 'Ronson', el cómic de César Sebastián. / CÉSAR SEBASTIÁN

"Había intentado hacer algún cómic largo pero todos acababan en un cajón. No tanto porque hubiera un rechazo editorial sino porque ninguna idea me convencía. Como no sentía apego por ellas, llegaba un momento en que perdían el atractivo y abandonaba", recuerda César Sebastián (Valencia, 1988) que, después de varios de esos proyectos frustrados, decidió darle una oportunidad a una idea que, por ambiciosa, nunca se había atrevido a abordar. "Mi padre siempre me ha contado historias de su infancia y pensé que estaría bien hacer algo con ellas. El problema era que, como soy tan inseguro, no sabía si debía enfocarlo en clave de ficción, en clave biográfica y, de nuevo, lo posponía. Al final me di cuenta de que la única forma de hacerlo era tener la convicción y la urgencia de querer contarlo y me lancé".

Después de dibujar unas pocas páginas para encontrar el tono y la estructura, Sebastián se decidió por una narración poco convencional y fragmentada, que funcionase igual que funciona la memoria, hilando recuerdos unos con otros sin una estructura lógica. "En un primer momento pensé en utilizar un personaje protagonista al que le pasaban un montón de cosas, como en cualquier narración convencional. Sin embargo, a medida que trabajaba, comprendí que lo que me gustaba de las historias de mi padre o de las narraciones orales que me contaba gente mayor era su estructura disgresiva y caótica porque, en el fondo, así es como opera la memoria. Si tuvieras que recordar momentos de tu vida, no podrías hacerlo con una estructura dramática, sino a saltos y con recuerdos que, de repente, aparecen y desaparecen. Aunque el proyecto me seguía intimidando, una vez decidí que la historia se desarrollase de forma natural, no titubeé y mantuve las ganas durante todo el proceso, lo que, en mi caso, ya ha sido un logro en sí mismo".

Tres años después de iniciar el proyecto, César Sebastián acaba de publicar Ronson (Autsaider Cómics, 2023), un retrato de la vida en la España rural durante las décadas de 1950 y 1960, narrado con tanta emotividad como honestidad, en el que no se obvian comportamientos, tradiciones o costumbres que, en la actualidad, pueden resultar incómodas por su crudeza.

"Cuando mi padre me cuenta sus historias nunca me oculta nada, como asumiendo que la persona que hizo muchas de esas cosas ya no es él y sorprendiéndose incluso de haber hecho determinadas cosas que en ese momento parecían normales, pero ahora no lo son. Algunas de esas anécdotas como, por ejemplo, aquellas relacionadas con el maltrato a los animales o con temas de sexualidad, me generaban un sentimiento ambivalente porque me resultaban tan incómodas como reveladoras. Para superar esa situación, decidí contarlas igual a como me las contaba mi padre porque, si tienes claro lo que quieres transmitir, la incomodidad desaparece. De hecho, si a pesar de todo te sigue incomodando, tal vez no debas contarlo. En definitiva, tuve que enfrentarme a mis contradicciones, asumirlas como algo que forma parte de mi familia y de las de mucha otra gente y presentarlas sin ninguna moralina. Sencillamente, mostrar que esas vivencias forman parte de la historia del país y de muchos de sus pueblos".

A pesar de que su origen son los recuerdos de una comunidad rural en una España que ya no existe, Ronson no es un cómic nostálgico que añore una supuesta edad dorada o que justifique acciones inaceptables apelando a la tradición o las costumbres. "Para mí era muy importante evitar que se leyese como una especie de alegato nostálgico porque no es eso. Aunque los recuerdos de la infancia de los personajes que aparecen en el libro puedan ser recuerdos felices, eso no impide que se refieran a hechos crueles o escabrosos", reflexiona Sebastián, que en su explicación hace referencia a esos colectivos reaccionarios que se quejan de que, a diferencia de lo que sucedía antaño, hoy en día no se puede decir o hacer nada. "Mi intención ha sido justamente la contraria: contar que antiguamente se hacían cosas muy chungas y que, aunque posiblemente las puedas seguir haciendo ahora, lo que sucede es que ya no puedes hacerlas con impunidad o sin recibir críticas por ello. Creo que, lejos de ser un atraso, es un triunfo de la sociedad. Por eso, Ronson no oculta o blanquea la historia. La muestra tal y como es, pero asumiendo que esas cosas que podían ser normales en el pasado, ahora no lo son".

Acogedor como la memoria

Además de por la cercanía y honestidad de su historia, Ronson destaca por sus elementos formales, en los que un dibujo de línea clara y academicista se ve potenciado por mínimos detalles de color, que trasladan al lector la aridez de los campos, el calor sofocante del verano y lo envuelven todo en esa acogedora atmósfera que posee la memoria.

"Cuando empecé a hacer las primeras páginas no sabía cómo enfocarlo desde el punto de vista gráfico. Hice algunas pruebas en blanco y negro y Juan Lassalle, el editor de Autsaider Cómics, me sugirió probar con algún bitono. Había dibujado ya algún cómic corto con una paleta limitada, incluso con bitono y me gustaba porque me ayudaba a separar elementos gráficos de manera natural y facilitaba que el lector entrase en la narración. Sin embargo, no conseguía encontrar el color adecuado que encajase con la historia. Pensé en recurrir al típico azul pero, además de que se ha utilizado mil veces en la novela gráfica, no funcionaba. Tenía que ser un color que resultase evocador y no desentonase con el paisaje rural donde se desarrolla la acción. Después de algunas pruebas di con un ocre. Se lo enseñé a varias personas, entre ellos a mi familia, y les gustó".

Aunque recurriera a su familia para conocer su opinión sobre el color a utilizar en el libro, lo cierto es que César Sebastián ha sido muy celoso a la hora de mostrar el proceso creativo de Ronson. Aunque el cómic está disponible en librerías desde el jueves 2 de marzo, en el momento de hacer esta entrevista, sus allegados aún no lo han leído. "Solo han visto algún fragmento que enseñé muy al principio. Aunque toda mi familia me ha apoyado siempre en todo lo que he querido hacer, incluido ser ilustrador, cuando le comentaba a mi padre que quería dibujar Ronson, le parecía una idea disparatada. Sin embargo, después de ver lo poco que le ido enseñando, le entraron muchas ganas de leerlo. La verdad es que están muy emocionados. Bueno, no solo ellos, sino toda la gente del pueblo".

El pueblo en el que se ha inspirado Sebastián no tiene kiosco de prensa. Tampoco librería. Ahora ni siquiera tiene ese pequeño cine del que disfrutó en el pasado. Una carencia que se repite en otras muchas localidades españolas, pero que no es un indicativo de desinterés por la cultura por parte de sus habitantes. "En los años 60, mi abuelo fue el primer bibliotecario del pueblo. Solo había un pequeño cine y, aunque la televisión llegó bastante tarde y no todo el mundo se la podía permitir, si un vecino tenía tele y otros no, no era raro que se reunieran en casa del que sí tenía para verla todos juntos. Cuando voy al pueblo, a veces me paran por la calle porque saben que me dedico a la ilustración, del mismo modo que, cuando hay una exposición de un pintor del pueblo o se celebra cualquier evento cultural, todo el mundo lo apoya de una forma incondicional, porque el hecho de que no haya casi oferta no quiere decir que no tengan inquietudes culturales o respeto por las profesiones creativas".

Aunque Ronson está recién salido de imprenta, César Sebastián ya está pensando en su siguiente proyecto, el cual podría estar muy relacionado con esta primera obra. "Me gustaría contar la juventud de mi padre, que ha sido muy vividor, ha tenido bares y se ha movido en ambientes muy interesantes. Sería diferente, del mismo modo que es diferente la juventud de la infancia, y se podría leer por separado. Por eso, no diría que es una segunda parte, sino un libro complementario a Ronson".

'Ronson'

César Sebastián

Autsaider Cómics

20 euros | 128 páginas