ESTRENO

Kiko Veneno: "La música que me ha gustado siempre es la música comercial"

El músico sevillano celebra los 30 años de su icónico disco 'Échate un cantecito' con un documental sobre su grabación, 'Un día Lobo López', dirigido por Alejandro G. Salgado

El músico y cantante José María López Sanfeliu, mas conocido como Kiko Veneno, en la presentación del documental 'Un día Lobo López' en el reciente Festival de Cine de Málaga.

El músico y cantante José María López Sanfeliu, mas conocido como Kiko Veneno, en la presentación del documental 'Un día Lobo López' en el reciente Festival de Cine de Málaga. / EFE / Jorge Zapata

Ángeles Castellano

Ángeles Castellano

"Ser un clásico... Siempre hay que estar agradecido. Significa que acertaste en tu tiempo. Cuando hice aquello lo hice para que significara algo. Y eso son las cosas clásicas, las que significan algo más allá de las circunstancias". Aquello, que dice José María López Sanfeliu -más conocido como Kiko Veneno- (Figueras, 1952), es Échate un cantecito, el disco que le catapultó a las listas de éxitos, hace ahora 30 años, y le permitió vivir de la música.

Cómo se hizo, cuándo, por qué lo planteó así, y quiénes participaron lo cuentan los protagonistas de aquello en Un día Lobo López, un documental dirigido por Alejandro G. Salgado (Los Palacios, Sevilla, 1982), que antes de este, entre otros trabajos, ha dirigido otros documentales de música (uno sobre la banda de rock granadina 091 y otro sobre Manuel Molina, componente de Smash y Lole y Manuel).

La idea de la productora, La Maleta Films, era hacer algo en torno a la carrera de Kiko Veneno, y Salgado decidió en seguida que debía centrarlo en el disco que marcó la carrera de este músico con su personal mezcla de blues, rock, y músicas populares, sobre todo, de flamenco. "Tuvimos muy claro que no queríamos hacer algo hagiográfico de personas alabando y contando verdades sobre el protagonista", explica el director. "Yo he aprendido mucho haciéndolo, al final este tipo de documentales se van enriqueciendo en el proceso. El protagonista te va contando cuál es el camino que debes seguir".

"A mí esta película me encanta", afirma Veneno, después de admitir que lo ha visto cuatro veces ya. "Lo mejor es que se ve gente tocando, que es lo que me gusta a mí, ver gente tocar". Tras presentarlo en el Festival de cine europeo de Sevilla y pasar también por el de Málaga, el documental se ha estrenado en salas de cine el pasado viernes 24.

La cinta utiliza muchas imágenes de archivo (entrevistas, actuaciones) de los inicios de la carrera de Kiko Veneno tras disolverse el grupo en el que debutó en la música, Veneno, para adentrarse en seguida en el proceso mismo de composición y grabación de Échate un cantecito contado por sus protagonistas: productores, músicos, Ana Fernández (mujer del protagonista) y el propio Veneno que, además de explicar detalles de la grabación -cómo compuso canciones icónicas, como Lobo López o En un Mercedes blanco-, tocan sobre la música que grabaron entonces. "A mí lo que más me impacta de la película es esa superposición de planos musicales", dice Veneno. "Nunca lo había visto en el cine, esto".

Por qué 'Échate un cantecito'

Échate un cantecito fue un éxito comercial, el primero de la carrera de Kiko Veneno. Cuando se publicó, en 1992, el cantante ya tenía 30 años y dos hijos. Era su tercer disco. Desde entonces, es recurrente que aparezca en las listas de los mejores discos del pop-rock español.

¿Por qué se llamó Échate un cantecito? "Pues no lo sé realmente, porque a las cosas hay que ponerles nombre y luego te tienes que acordar de cómo le llamaste", explica el músico sevillano. "Realmente era una manera de hablarme a mí mismo, de decirme que me echara un cantecito de verdad, que ya era hora".

Durante su conversación con EL PERIÓDICO DE ESPAÑA a la que asiste junto al director del documental en Madrid, Kiko Veneno se refiere varias veces a cómo él no fue precoz en la música, a diferencia de muchos de los músicos que admira, como Lennon y McCartney o el propio Santiago Auserón. Alguna vez ha contado que aprendió a tocar la guitarra en una convalecencia médica, cuando ya tenía 22 años, después de pasar por la universidad de Sevilla, donde estudió Filosofía y Letras. Pero una vez que descubrió la música, ya no pudo escapar. "El nombre Veneno viene de eso, de la música, que nos producía un veneno interior".

De Veneno, que fue su primer y efímero grupo (estuvieron activos como grupo entre 1975 y 1978), que montó junto a los hermanos Raimundo y Rafael Amador, se quedó con el nombre. En el documental explica que, tras la disolución del grupo, quedó desconcertado. "Duró tan poco, fue tan efímero, que yo me quedé muy desencantado, simplemente porque estaba viendo un mundo de creación, un mundo de arte y de pronto no podía entrar en él", explica. "Me habían invitado, pero al momento me estaban dando una patada en el culo".

Tan sólo publicaron un disco, pero su influencia en los músicos del momento fue grande. "Yo creo que es lo más revolucionaria que yo he hecho. El impacto que provocó eso en la música española es muy superior al del Cantecito y de cualquier otra cosa que se me vaya a ocurrir en el futuro", dice. "Eso sí que fue fuera de molde. Una cosa inesperada y una cosa sin secuela, además".

Lolo Ortega (i) y Antoñito Smash (d), dos de los músicos que participaron en la grabación de 'Echate un cantecito', de Kiko Veneno, en una imagen del documental 'Un día Lobo López', de Alejandro G. Salgado.

Lolo Ortega (i) y Antoñito Smash (d), dos de los músicos que participaron en la grabación de 'Echate un cantecito', de Kiko Veneno, en una imagen del documental 'Un día Lobo López', de Alejandro G. Salgado. / LMF

El 'Veneno' de la música

En 1978, tras el fin de Veneno e instalado en el desconcierto, Kiko trató de continuar en el mundo de la música. Pero no conseguía hacer nada que tuviera éxito. Su mujer cuenta en el documental las peripecias que vivieron en la familia, mientras aparecen imágenes de su colaboración con la cantante Martirio, a la que produjo sus primeros discos (y cuya primera icónica peineta diseñó la cantante junto a la mujer de Veneno), o de su participación en el programa de televisión infantil La bola de cristal (dirigido por Lolo Rico y en el que solían aparecer artistas como Loquillo, Alaska, o Santiago Auserón), haciendo un peculiar Frankenstein. Pero también el documental muestra entrevistas de aquel momento, en el que el músico afirma que lo que quiere es ganar dinero haciendo música.

"El que no mira el dinero como primer objetivo, no consigue dinero. Pero no sólo en la música, sino que en general es aplicable a cualquier actividad de la vida". ¿Tuvo una intención comercial, entonces, cuando lo hizo? "Absolutamente", responde. "Yo quería desarrollar mis ideas a mí manera y con calidad, pero al mismo tiempo que fuera comercial". Y tras una pausa, continúa: "Yo siempre he vivido la música popular, la música que más me ha gustado siempre es la música comercial, desde Mozart a Miles Davis, desde Stravinsky hasta los Beatles. Nunca me han interesado los autores malditos".

En un momento dado del documental, Kiko Veneno habla sobre el éxito de Echate un cantecito, que logró cuando pensaba que ya nunca lograría hacerlo. "Para mí el éxito era vivir de la música". Tras conseguirlo, primero pidió una excedencia de su trabajo como programador cultural en la Diputación de Sevilla para dejarlo definitivamente tras la gira conjunta con el recién estrenado Juan Perro, el estreno en solitario de Santiago Auserón, tras dejar Radio Futura.

Fotograma del documental 'Un día Lobo López': a la izquierda de la imagen, un momento de la grabación de 'Échate un cantecito' en unos estudios de Londres. A la derecha, el músico Santiago Auserón.

Fotograma del documental 'Un día Lobo López': a la izquierda de la imagen, un momento de la grabación de 'Échate un cantecito' en unos estudios de Londres. A la derecha, el músico Santiago Auserón. / LMF

El papel de Santiago Auserón

Santiago Auserón fue un figura clave en Échate un cantecito, y por ende, en el documental Un día Lobo López. Kiko Veneno se dirigió a él para que le ayudara a montar el disco, le asesorara con las maquetas y le ayudara a construirlo. Él fue quien le recomendó el productor, Jo Dworniak, con el que trabajarían en Londres durante el mes y medio que duró la grabación. También fue quien facilitó que Veneno fichara con la discográfica que editó el disco, BMG Ariola.

"Yo conocía los discos de Radio Futura y en persona, lo conocí en el año 81. Y desde entonces somos amigos", explica. "Para mí Radio Futura eran como los Rolling Stones en España. Y encima, amigo. Y encima, de los espabilaos, tenía su sistema de producción. Vivía bien de la música, lo había conseguido. Era el ejemplo a seguir".

El documental cierra con la gira que en 1992 ambos artistas iniciaron juntos. Pero Kiko Veneno volvió a poner Échate un cantecito sobre los escenarios junto al grupo sevillano Vera Fauna recientemente, primero como show principal del festival Monkey Week de Sevilla el pasado noviembre, después en otros conciertos en diferentes ciudades.

"Me buscaron ellos y me propusieron la idea de hacer el disco completo a su manera y yo dije sí porque yo de antemano siempre digo que sí, no me abstengo nunca, siempre adelante", explica. "Me interesó que son originales y tienen personalidad musical". Quizás fue justamente esto lo que le dificultó el trabajo. "Me costó, me costó, no fue fácil para mí meterme en el mundo de ellos", admite. "Pero me fueron cautivando y me fui metiendo".

No son los únicos jóvenes con los que colabora Kiko Veneno, que ya ha pasado la setentena. Antes de explotar junto a Rocío Márquez con Tercer cielo (Universal, 2022), el jerezano Bronquio produjo su disco Sombrero roto (2019). Y más reciente es su colaboración con C. Tangana, con el que participó en un concierto de la serie Tiny desk (de NPR, el canal público de radio de EE UU) y junto al que ha compuesto la canción Los tontos. "Yo estoy muy contento de trabajar con gente nueva, además les doy buen rollo, porque yo los catapulto de una manera increíble", explica. "Pero toda la vida me ha pasado, desde que empecé con Raimundo [Amador], que no era nuevo en el flamenco, pero sí en la música moderna, digamos".

Unos músicos que componen de una manera muy diferente de cómo lo hizo él en el Cantecito, hace 30 años. "Yo creo que el documental lo que reivindica es esa cultura de los conjuntos musicales, los grupos, que ahora se está perdiendo con tanto individualismo", dice Veneno. "En los grupos se unen fuerzas y es exponencial lo que se crea a partir de la creatividad de cada uno. "Hay que ser muy genial para hacer en tu habitación un ordenador algo que vaya a perdurar, eso lo puede hacer muy poca gente. La mayor parte de la gente que hace cosas generacionales pero que no van a perdurar mucho. Lo hace Rosalía porque es una genia, pero ella conoce la música, los instrumentos, o Tangana, que es un tipo muy interesante a nivel de letras".