UN LIBRO DE SU VIDA

10 secretos de Sam Heughan antes de 'Outlander': del abandono de su padre a vender perfume en Harrods

El actor de la serie basada en los libros de Diana Gabaldon publica en castellano su biografía, 'Waypoints. Mi viaje escocés'

Sam Heughan, este miércoles en Madrid.

Sam Heughan, este miércoles en Madrid. / MOVISTAR PLUS+

A sus 42 años, Sam Heughan lleva mucho tiempo consolidando su carrera interpretativa gracias a títulos como Batman Live, Bloodshot y El espía que me plantó, aunque el papel del fornido Jamie Fraser de la serie Outlander es el que ha marcado un punto de inflexión en su vida. El personaje basado en la saga superventas de Diana Gabaldon, del que ha confesado que ya sabe cuál será su final, le ha convertido en una figura reconocida mundialmente, pero su camino al éxito ha venido marcado por unas cuantas dificultades: el abandono de su padre cuando era solo un bebé, continuos rechazos en los castings, problemas económicos, inseguridades.... De todos ellos habla en Waypoints, la obra que acaba de publicar en España Principal de los Libros y en la que el actor desvela datos ocultos de su vida durante un viaje de autoconocimiento de más de 150 kilómetros por el West Highland Way, la ruta de senderismo más popular de Escocia.

1. Abandonado por su padre

Heughan reconoce que hay un hecho de su biografía que ha marcado su carácter: el abandono de su padre. "Cuando tenía 18 meses, mi padre se fue de casa y no volvió. Durante mucho tiempo, su paradero fue un misterio", explica en Waypoints. Su primer contacto con él fue cuando lo llamó por teléfono en su 10º cumpleaños, aunque ni siquiera lo reconoció. "No permito con facilidad que la gente entre en mi vida. La confianza es algo que me cuesta un tiempo desarrollar. Tengo muy pocos amigos cercanos. Sin dud, parte de todo eso puede deberse al hecho de que mi padre desapareció cuando era muy joven, aunque no lo uso como excusa", señala. Volvió a saber de él con veintipocos (cuando su progenitor lo fue a ver al teatro) y, por siguiente y última vez, cuando se estaba preparando para protagonizar la primera temporada de Outlander. Invitó al actor y a su hermano a visitarle en su remota cabaña de Canadá, donde vivía, porque se estaba muriendo de cáncer. "Le perdoné por haberse marchado, a pesar del dolor que había causado, pero seguía sin entenderlo", narra.

2. Criado entre las ruinas de un castillo

El abandono de su padre hizo que la madre de Heughan criara sola a sus dos hijos: Sam y su hermano, Cirdan, cinco años mayor. Ambos deben sus nombres a la fascinación que su progenitor sentía por El señor de los anillos. Tras la marcha del patriarca, la mujer encontró casa en un complejo de establos reformados a las afueras de New Galloway, en los terrenos de un castillo en ruinas, Kenmure. Se dice que fue el lugar donde nació John Balliol, rey de los escoceses de 1292 a 1296. Llevaba abandonado desde mediados del siglo XX, las paredes se estaban derrumbando y lo había ido asediando la naturaleza. Tenía, cómo no, sus propias historias de fantasmas, aunque Heughan confiesa que nunca vio al gaitero sin cabeza que se suponía que era la estrella del show.

3. Un niño regordete y con gafas de culo de botella

Nadie que ahora conozca el imponente físico de Heughan podría imaginarse que, durante su infancia, era "un niño regordete y muy sensible", como él mismo se describe. Además, era miope y, como su madre no podía permitirse unas gafas decentes, llevaba las que le financiaba la seguridad social, con lentes de culo de botella. "Me hacían sentir tan acomplejado que no me las ponía en clase", admite. Aunque ya entonces era alto (en la actualidad mide 1,90 centímetros), su aspecto físico hacía que durante su infancia no tuviera demasiada confianza en sí mismo.

4. De acomodador a vendedor en Harrods

Antes de triunfar como actor, Heughan tuvo que sacarse las castañas del fuego ejerciendo múltiples oficios para llegar a fin de mes: acomodador en un teatro, gerente de un cibercafé, trayomista en el teatro Royal Lyceum de Edimburgo, camarero, repartiendo sándwiches en bicicleta, encargándose del servicio de turnos de los doctores de la Seguridad Social del sur de Londres, como recepcionista de un hospital de salud mental, haciendo anuncios, sirviendo canapés, vendiendo perfumes y ropa de Vivienne Westwood en Harrods.... Entre un empleo y otro, seguía presentándose a los castings porque no había perdido la esperanza de conseguir el éxito en las tablas o delante de las cámaras.

5. Múltiples rechazos y su ultimátum

La carrera de Heughan ha estado plagada de años de rechazos. Recién salido de la Real Academia Escocesa de Música y Arte Dramático, se dio cuenta de que las audiciones no se le daban bien y de que estaba "en un sector despiadado". Aspiró a papeles en Juego de tronos, AquamanSupermanTron: Legacy, para ser James Bond... Lo poco que ahorraba lo usaba para costearse viajes a EEUU para participar en la temporada de pilotos de Los Ángeles, aunque iba de prueba en prueba en transporte público. Llegó a mudarse al norte de Hollywood, donde dormía en un colchón en el suelo. "Cuando me rechazaban, estaba tan curtido por las decepciones que solo me desprendía de ellas y seguía adelante"; "Me había vuelto casi inmune al rechazo", recuerda. Llegó a ponerse un ultimátum: si no conseguía triunfar como actor al cumplir los 40, daría la espalda a su sueño.

6. Sin dinero para volver al Reino Unido

Las dificultades para conseguir papeles antes de que le llegara el pelotazo de Outlander hicieron que Sam Heughan se viera con el agua al cuello en algunos momentos. Como cuando, estando en Los Ángeles de casting en casting, se encontró con una alerta del banco: su cuenta estaba en números rojos y no tenía dinero para volver a Londres. "En una ocasión, las cosas se pusieron tan tensas que los agentes tributarios llamaron a mi puerta. Estaba pelado y, en cierto modo, desesperado", rememora. Un papel en una telenovela escocesa le ayudó a salir de aquel bache.

7. Se enteró en el super de que sería Jamie

El punto de inflexión en su vida llegó cuando le dieron el papel de Jamie Fraser en Outlander. Se enteró mientras empujaba un carrito por el estante de fruta fresca en su supermercado local en Muswell Hill. Asegura que rugió de júbilo, dejó abandonado el carrito y se fue a celebrarlo al pub con los amigos. La búsqueda de su partenaire televisiva, Claire Randall, llevó más tiempo, y no cesó hasta que los productores de la serie estuvieron completamente seguros de que entre el actor y Caitriona Balfe había la química necesaria. Porque su historia está salpicada de escenas tórridas. De hecho, una cláusula en el contrato de Heughan le exigía grabar escenas de desnudos. Lo que siempre le ha molestado ha sido tener que responder a los rumores sobre su relación con su compañera de reparto, que quedaron atajados cuando ella hizo público su romance con el productor musical Tony Mcgill, con el que tuvo un niño en 2022.

8. Los estragos del tinte

La familia del actor cuenta con unos cuantos pelirrojos: su abuelo, su tío, su madre... Él, sin embargo, no lo es, aunque su personaje de Jamie Fraser se caracterice por su cabellera roja. Para lograrla, le pidieron que se tiñera la melena. Se lo decoloraron siete veces en las primeras dos semanas, hasta que su pelo se rebeló al comienzo de la segunda temporada. Se puso morado y comenzó a caerse. "Desde entonces no ha vuelto a ser el mismo", se queja. Así que pasó a lucir pelucas, como le pasó a su hija en la ficción, Sophie Skelton. No ha sido lo más engorroso del rodaje de la serie. Para caracterizarle con las cicatrices que evidencian los latigazos recibidos por su personaje, tenía que someterse a más de tres horas de maquillaje. Ahora el proceso es más rápido, pero todavía tarda alrededor de una hora en quitárselo todo.

9. Doctor Honoris Causa por la Universidad de Glasgow

Aunque se planteó estudiar Inglés y Estudios Cinematográficos, al final Heughan se inclinó por la escuela de interpretación. Fracasó en su primer intento de entrar en la Real Academia Escocesa de Música y Arte Dramático, pero no desaprovechó su segunda oportunidad y, un año después, logró una plaza para formarse como actor. Sus primeros pinitos los dio sobre el escenario y, de hecho, Heughan considera que sus raíces están en el teatro: "Allí nací como actor". Las giras le dieron la sensación de ser constantemente nómada y de "vivir con las cosas en una maleta". Pero no le importaba porque "era parte de la profesión". Su éxito interpretativo le valió ser condecorado como doctor honoris causa por la Universidad de Glasgow en Dumfries, cerca de su ciudad natal, ataviado casi como Harry Potter, como a él le gusta bromear.

10. No le gusta el fútbol y prefiere el whisky

Al contrario que muchos de sus compatriotas, al actor nunca le ha enganchado el fútbol. Con la excepción del rugby, que le encantaba como espectador, reconoce que los deportes de equipo no son lo suyo. Pero sí que le apasiona estar en forma y ha creado la organización benéfica My Peak Challenge, que transmite sus valores de vida saludables con rutinas de ejercicio y de nutrición y que, de paso, recauda fondos para la investigación científica de enfermedades. Lo que también adora es el whisky, un hobby en el que ha podido profundizar como empresario gracias al nombre que se ha labrado en Outlander. Tiene su propia marca, Sassenach, con la que también ha lanzado un tequila, El Tequileño, porque le encanta la cultura mexicana.

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