ANIVERSARIO DE UN MITO INFANTIL

Violencia, ambigüedad sexual, marxismo y nazismo: los argumentos biempensantes de todo signo contra 'Mazinger Z'

Artículos en prensa y cartas al director canalizaron el rechazo de muchos adultos de diferentes ideologías a la célebre serie de animación japonesa

Las quejas acabaron con la ficción creada por Go Nagai, que fue cancelada antes de tiempo a pesar de su éxito arrasador entre los niños de finales de los 70

El malvado Doctor Infierno, enemigo de Mazinger Z, en el que muchos creyeron ver a un sosias de Karl Marx.

El malvado Doctor Infierno, enemigo de Mazinger Z, en el que muchos creyeron ver a un sosias de Karl Marx. / ARCHIVO

Juanjo Talavante

Juanjo Talavante

El éxito torrencial que supuso la emsión de Mazinger Z en TVE a finales de los 70, que ya hemos contado en este diario, muy pronto se vio acompañado de fuertes críticas expresadas desde diversos sectores de la sociedad española. El 13 de julio de 1978, en la sección Cartas al director del diario El País, un lector denuncia: “TVE, ese dañino rayo que no cesa, va ampliando sus campos, y los niños, por supuesto, no pueden dejar de ser uno de sus predilectos. Si la programación siempre ha sido nefasta, últimamente ha afilado sus garras de acero para enviarles el inconcebible monstruo mecánico japonés Mazinger Z, donde se dan cita toda la gama de violencias, destrucciones, maniqueísmos, agresividades que son, al parecer, la despiadada escuela deseada para las generaciones futuras. ¿Qué espera el Parlamento para fiscalizar la programación de un medio que es de todos (pues todos lo pagamos) y que, de momento, poco se diferencia de cuando era de uno?”.

La crítica resultaba hasta inocente comparada con las que se incluían en un artículo de Fernando González en la revista Triunfo, donde señalaba que la figura del Doctor Infierno “recuerda sospechosamente a Carlos Marx”, y se refería a la figura del barón Ashler (recordemos, mitad hombre, mitad mujer y que hablaba con voz femenina o masculina dependiendo del lado del rostro) como "un nazi [que] está por encima de los sexos, de la ética. Se identifica así Carlos Marx, emisor, y un nazi (entendido como fuerza ciega, amoral, asexuada), receptor". Tras hacer referencias al Superhombre de Nietzsche, al fascismo y a la tensión entre el Pacto de Varsovia y la OTAN, González concluía que la serie "debería, cuando menos, ser declarada peligro público".

El personaje del barón Ashler, mitad hombre y mitad mujer.

El personaje del barón Ashler, mitad hombre y mitad mujer. / ARCHIVO

El diario ABC publicó también en julio de ese año un análisis de la serie bajo el título Mazinger Z: un robot que influye en sus hijos. En él el pedagogo Luis Núñez Cubero señalaba que “conduce a una mala educación o más bien a una educación deformante. El planteamiento fundamental es agresivo, violento”. Además, el pedagogo hacía alusión al machismo que destilaba la serie: “Creo también que ofrece una amplia gama de connotaciones machistas, desde la niña, que está al servicio de Soji (sic), hasta el robot femenino, que siempre es vencido por sus oponentes machos”.

MACHISMO, VIOLENCIA Y FALSOS MITOS


No fue el único que vio en Koji actitudes machistas. El personaje, cierto es, tenía un comportamiento altanero y en ocasiones despreciativo con el principal personaje femenino, Sayaka. Sin embargo, otras lecturas, como la de J. Aurelio Sanz- Arranz, autor del libro Mazinger Z: la enciclopedia (Dolmen, Manga Books), han incidido en que precisamente este rol femenino “rompió con el modelo típico de mujer callada y complaciente, compañera fiel del héroe masculino”.

Cubero también abordaba la figura del controvertido barón Ashler (Ashura en la versión japonesa): “Contribuye a desfigurar el rol sexual del niño, puesto que, a esa edad, se le deben enseñar roles funcionales y no sexuales, que no hacen sino confundirle en conceptos que aún no tiene claros”. En ese mismo análisis en las páginas de Abc, el psicólogo Jesús Palacios consideraba la serie “una manipulación de la mente infantil” y “la glorificación de la violencia”.

Las críticas al colosal defensor robótico de la humanidad incluyeron incluso razonamientos basados en falsos mitos y ‘errores de oído’. La figura del robot femenino Afrodita A, que comandaba Sayaka, disponía de unos misiles que salían disparados desde sus pechos, lo que algunos consideraban algo intolerable. Y mucho más que Sayaka diera paso a ese ataque pectoral con el grito de “¡Pechos fuera!”. Sin embargo, esa frase jamás se pronunció en un capítulo de Mazinger Z. En cualquier caso, en algunos sectores no se entendía la colocación del arma precisamente en ese sitio de Afrodita A.

Afrodita, haciendo uso de sus armas.

Afrodita, haciendo uso de sus armas. / ARCHIVO

Otro falso mito (lo que podría ser considerado abuelo de las actuales fake news) de la serie aseguraba que la letra de la canción principal de Mazinger decía. “Mazinger es fuerte y mi rabo es una furia”, lo que, siendo cierto que la dicción de ese fragmento no resulta especialmente clara, respondía más bien a la mente (u oído) calenturienta del receptor que a la realidad, pues la letra decía “muy bravo”, y no “mi rabo”...

La interpretación de la canción, por cierto, fue atribuida también en algunas ocasiones a Raphael, debiendo recaer el mérito, sin embargo, en Alfonso Garrido, quien participó también en aquellos años en la adaptación de los temas musicales que aparecían en otras series como Vickie el vikingo y Marco, de los Apeninos a los Andes.

DESPEDIDA INESPERADA


Ante la sucesión de críticas, falsos mitos y la presión que se ejercía sobre TVE, llegó el 16 de septiembre del 78, la fecha fatídica para miles de niños que esperaban el reencuentro de los sábados con Mazinger Z y que se toparon, sin previo aviso, ante la serie Orzowei (una producción italo-alemana basada en la novela homónima de Alberto Manzi, que contaba las desventuras de un niño blanco abandonado en la selva africana y su adopción por una tribu de bosquimanos), que venía a suplir a la del carismático robot. Pese al desbordante éxito entre el público infantil, TVE había decidido suprimir la emisión de Mazinger Z.

El 23 de septiembre de 1978, una semana después de que los niños españoles se vieran sorprendidos por aquella cancelación, la periodista Natalia Figueroa, esposa del cantante Raphael, publicaba en ABC un artículo titulado “¿Jugamos a matarnos?”. En él reproducía el diálogo de unos pequeños que, precisamente, se entretenían simulando ser el robot de la tele y el resto de personajes de la serie. Figueroa describía el lance así: “Uno de los niños lleva puesta la careta de Mazinger. Y otro, metido de lleno en su papel, dispara en ese instante uno de esos puños enormes, de plástico muy duro, iguales a los que aparecen en la serie de televisión (agotados en las jugueterías), y lo dispara con todas sus fuerzas. El abuelo, que está leyendo tranquilamente, recibe un soberano golpe en el estómago. Va furioso hacia el chiquillo, que escapa”.

Mazinger y sus puños, dispuestos para ser lanzados.

Mazinger y sus puños, dispuestos para ser lanzados. / ARCHIVO

La autora del texto definía Mazinger Z como uno de los programas de “mayor violencia de la programación infantil”, y se lamentaba: “¿Podemos luego extrañarnos de las luchas, de las peleas, del vocabulario, del ‘jugar a matarse’?”. “Y eso no es lo más grave -continuaba Figueroa-, la otra tarde, el menor de la pandilla afirmó ‘Ahora voy a volar. Ya veréis cómo planeo sobre el mar, soy el robot de…’. Pudieron evitar la catástrofe, porque el crío estaba dispuesto a tirarse por el precipicio. Y la cosa no tiene ya ninguna gracia”.

Finalmente, la periodista hacía la siguiente reflexión mencionando una supuesta noticia de la época: “‘Grupo de adolescentes, entre doce y catorce años, dan muerte a una anciana’. ¿Nos sorprende? Si lo raro es que no seamos casi todos ‘víctimas’ de lo que nuestros hijos ven y oyen…!”. Mazinger podía levantar hasta 20 toneladas, pero no se sabe a ciencia cierta si podría cargar con tanta responsabilidad y con tantas ‘culpas’.

Aquella cancelación de la serie fue un golpe duro para los seguidores de Mazinger. Aparecieron cartas, esta vez firmadas por niños, en semanarios y otras publicaciones pidiendo el regreso del gigante robotizado y lamentando la retirada “a traición” de la serie. De manera inesperada, se emitieron otros cinco capítulos en los primeros días de enero de 1979, y después Mazinger desapareció definitivamente. En 1993, Telecinco emitió los 92 capítulos de la serie. Y un año después hizo lo propio el Canal 33 en Cataluña con los capítulos traducidos al catalán. Pero el recibimiento ya no fue el mismo. Aquellos niños de finales de los 70 habían crecido.