BERLINALE

La película española que retrata la infancia trans: "El personaje no hace ninguna transición; ella sabe quién es y quién no es"

Estíbaliz Urresola aspira al Oso de Oro con su primer largometraje, ‘20.000 especies de abejas’, la historia de una niña atrapada en lo que tradicionalmene se ha considerado un cuerpo de niño,

La directora Estíbaliz Urresola en Berlín.

La directora Estíbaliz Urresola en Berlín. / CLEMENS BILAN

Nando Salvà

Compite en la Berlinale con el que tan solo es su primer largometraje, ‘20.000 especies de abejas’. Historia de una niña atrapada en lo que tradicionalmente se ha considerado un cuerpo de niño y por tanto sometida a la incomprensión -de su madre, su padre, sus hermanos, su tía, su abuela, casi todos-, es una película consciente de ser respuesta a una situación de carencia social, y eso explica la falta de reparos con la que combina su riqueza simbólica con diálogos y situaciones instaladas en la pedagogía y el didactismo.

Dado que el Oso de Oro otorgado a Carla Simón el año pasado gracias a ‘Alcarràs’ fue el primero de esos premios que iba a parar al cine español en casi cuatro décadas, y el primero en toda la historia del festival que recaía en una directora española, parece claro que la tiranía de la estadística juega en su contra cara al palmarés que se anunciará dentro de tres días. Como suele decirse, eso sí, cosas más raras se han visto. 

Su película relata cómo Aitor se convierte en Lucía. ¿En algún momento dudó sobre si escoger a un niño o a una niña para interpretar el personaje?

Desde el principio supe que debía ser una niña. Porque, para mí, el personaje no lleva a cabo ninguna transición. Ella sabe quién es, y quién no es; lo que transita, en todo caso, es su capacidad lingüística para expresar lo que le pasa. Cuando tienes 8 años no sabes lo que pasa ahí afuera, no tienes las herramientas, y te resulta imposible identificar algo que no sabes que existe. Aunque la película habla también de otra transición, la que su familia necesita experimentar para dejar de verla y tratarla como un niño.

La directora Estíbaliz Urresola en Berlín con el reparto de la película.

La directora Estíbaliz Urresola en Berlín con el reparto de la película. / CLEMENS BILAN

La película plantea las situaciones, los prejuicios y la incomprensión que un caso como el de Lucía genera de una forma frontal y explicativa, sin sutilezas. ¿Con qué fin?

Durante mi proceso de investigación, junto a familias involucradas en este tipo de situaciones, me di cuenta de que las preguntas que estos niños y niñas hacen a sus padres son demoledoras; pueden parecer ingenuas, pero apuntan directamente a lo más básico del orden social a partir del que nos estructuramos, que consideramos como algo natural en lugar de la construcción artificial que en realidad es, y que por tanto no cuestionamos. Con esas preguntas de los niños, quedan en evidencia límites que ellas y ellos sufren y que para nosotros son invisibles. La película trata de hacer lo mismo que esas preguntas. Y, por el contrario, no aspira a dar más que una respuesta.

¿Cuál?

Que todos, incluso las personas de 8 años, tienen derecho a vivir y ser considerados de acuerdo a su identidad y a cuestionar una categorización que les viene impuesta de nacimiento, y aunque eso es una obviedad aún necesita ser explicado. Y eso es lo que esta película intenta, proyectar un futuro de más tolerancia y comprensión, y más diversidad del factor humano.

Una escena de ‘20.000 especies de abejas’, la historia de una niña atrapada en lo que tradicionalmente se ha considerado un cuerpo de niño.

Una escena de ‘20.000 especies de abejas’, la historia de una niña atrapada en lo que tradicionalmente se ha considerado un cuerpo de niño. / EPC

El mundo retratado en ‘20.000 especies de abejas’ es una pequeña comunidad de mujeres de tres generaciones distintas; los hombres o bien están ausentes o permanecen en segundo plano. ¿Hasta qué punto planteó la película como una reflexión sobre la feminidad?

Puesto que Lucía lleva a cabo una reivindicación de quién es, y al expresarse como mujer utiliza muchos de los códigos preestablecidos respecto a lo femenino, también me interesaba proponer una reflexión sobre qué es ser mujer. Como queda claro en la película, ser mujer es ser muchas cosas distintas. Ahora bien, todos los personajes femeninos tienen algo en común: han sido víctimas del pudor y la vergüenza a los que la subjetividad femenina se ve irremediablemente sometida en el sistema patriarcal. Han visto reducidas su experiencia individual y sus posibilidades y derechos a la hora de expresar sus deseos y actuar en pos de ellos.

‘20.000 especies de abejas’ ve la luz solo unos días después de la aprobación en España de la ‘Ley Trans’. ¿Qué opina del proceso de transformación social del que la norma es reflejo?

A mí me interesa especialmente que su proceso de elaboración haya obligado a muchos colectivos a reunirse, a debatir y a poner terminología sobre la mesa. Y por sí solo, ese proceso de reflexión y de debate sobre un colectivo que no tiene sus derechos fundamentales garantizados en esta sociedad democrática, indica que estamos haciendo camino. Gracias a las nuevas generaciones seguiremos avanzando y mejorando.

¿Qué opina de la oposición a la ley por parte de un sector del feminismo?

Igual que no existe un solo tiempo de mujer, no existe un solo tipo de feminismo, y eso hay que asumirlo. Ahora bien, los feminismos implican una reivindicación de la otredad, como contraposición a la normatividad construida tradicionalmente alrededor del hombre. Y yo pienso que el feminismo no puede ignorar a las demás otredades que tampoco tienen garantizados los mismos derechos que las mujeres hemos reivindicado durante tanto tiempo. Reconocer dentro del feminismo a otros sujetos políticos como las mujeres trans y los hombres trans no va a interferir en las luchas por los derechos de las mujeres.

Al hablar de la presencia de ‘20.000 especies de abejas’ en la competición de la Berlinale, es imposible no acordarse de que ‘Alcarràs’, de Carla Simón, ganó el Oso de Oro en este festival hace solo un año. ¿Qué siente usted al respecto?

 Lo que más me importa a ese respecto, más allá de competiciones y premios, es que se está poniendo cada vez más el foco sobre un cine español hecho por mujeres. Por supuesto eso no es más que una etiqueta, pero me parece positiva porque, al estar reconociendo un espacio para nosotras, a la vez se está dejando en evidencia que durante mucho tiempo no hemos dispuesto de él. Y ahora nos apropiamos de ese hueco, y eso es bueno. Y por supuesto falta mucho por hacer, pero desde las escuelas y las instituciones se están tomando las medidas adecuadas.