FESTIVAL DE BERLÍN

Helen Mirren le lava la cara a Golda Meir, la "Dama de Hierro de Oriente Próximo"

En una película rotundamente plomiza, la actriz interpreta a la única mujer que ha ostentado el cargo de Primer Minitro de Israel, una figura de discutible reivindicación

La actriz Helen Mirren, este lunes en Berlín

La actriz Helen Mirren, este lunes en Berlín / REUTERS/FABRIZIO BENSCH

Golda Meir fue la cuarta persona que ostentó el cargo de Primer Ministro de Israel, y la única mujer que lo ha hecho hasta la fecha -su mandato se prolongó entre 1969 y 1974-; su legado sigue determinado por el liderazgo que ejerció durante el conflicto bélico conocido como la Guerra de Yom Kippur, que durante 19 días de octubre de 1973 enfrentó al país con una coalición árabe liderada por Egipto y Siria y que estuvieron a punto de resultar en una absoluta derrota militar israelí. Meir fue señalada como la principal culpable de las muertes de dos mil de sus compatriotas que los combates provocaron. "Fue la mujer equivocada atrapada en el sitio equivicado y en el momento erróneo", asegura sobre ella Guy Nattiv, director de la película que ahora trata de revisar la figura de quien llegó a ser conocida como la "Dama de Hierro de Oriente Próximo".

Protagonizada por Helen Mirren, que se pasea por la práctica totalidad del metraje oculta bajo una espesa capa de maquillaje y prótesis y envuelta de volutas de humo -Meir fumaba como un carretero-, Golda se esfuerza por dejar claro que aquella gran estadista fue engañada por sus asesores, y que los sentimientos de culpa la acompañaron hasta que sucumbió al cáncer en 1978.

Que la figura de Meir deba ser reivindicada es algo discutible -parece ser que el odio que sentía hacia los palestinos no tenía parangón-, pero no tanto como el método escogido por Golda para ese lavado de imagen. Es una película rotundamente plomiza, que durante buena parte de su metraje nos mantiene encerrados en war rooms mientras trata en vano de convertir discusiones sobre estrategias militares en momentos climáticos, y que tiene reparos en dar por sobreentendidas necesarias explicaciones sobre lo que sus personajes hacen y dicen.

La mayor baza de Tótem, al contrario, es su gracilidad. Única de las películas aspirantes al Oso de Oro presentada este lunes en la Berlinale, el segundo largometraje de la mexicana Lila Avilés se adentra en una bulliciosa casa donde se prepara la fiesta de cumpleaños de un joven al que la enfermedad ha condenado a una muerte inminente, y en concreto adoptando el punto de vista de una niña asustada que es consciente de que pronto se quedará sin padre. La premisa parece pedir a gritos mucha lágrima y violines en la banda sonora, pero en lugar de eso Avilés apuesta por el naturalismo y el buen humor sin renunciar a la capacidad para conmover.