CULTURA

Emilio Trigueros propone “más humanismo” para afrontar los grandes retos de nuestro tiempo

En su último ensayo, ‘La revolución de vivir’, el químico y escritor analiza, “con espíritu de científico”, asuntos acuciantes como el cambio climático, el destino de Europa o el sistema financiero mundial

Emilio Trigueros propone “más humanismo” para afrontar los grandes retos de nuestro tiempo

Emilio Trigueros propone “más humanismo” para afrontar los grandes retos de nuestro tiempo

Juan Fernández

De tan compleja y despiadada como se ha vuelto, la realidad amenaza con confundirnos y llevarnos por mal camino. De hecho, nos tiene confundidos y a menudo mal encaminados. El repaso a la actualidad que ofrecen los medios se ha convertido en un inventario diario de nubarrones negros y lo que circula por las redes, más que al desaliento, invita al desquiciamiento. En tiempos de zozobra como los que vivimos, urgen como agua de mayo las miradas que aporten algo de esperanza ante tanta incertidumbre.

La que ofrece el químico y escritor Emilio Tigueros (Algeciras, 1972) en su libro ‘La revolución de vivir’, recientemente publicado por la editorial Marcial Pons, se nutre del humanismo más genuino y auténtico para responder a los grandes retos de nuestro tiempo. Frente a las dudas que transmite el futuro, el autor pide fe en la ciencia; contra la tentación de la insolidaridad, reclama la vuelta a los valores más nobles de la política; y entre tanto ruido como nos rodea a diario, no hay mejor brújula para guiarnos que la Cultura con mayúsculas, viene a decir Trigueros en un ensayo que se lee como un manual para sobrevivir a una época convulsa y en el que el autor subraya que, a pesar de tanta señal sombría, existen motivos para mantener la confianza –no ciega, sino sustentada en datos- en que nuestros males tienen arreglo.

En pocas páginas –algo más de un centenar, formato habitual de la 'Colección Ensayos' del sello editorial- y con marcado tono didáctico, casi como si se tratara de una de esas conversaciones en las que alguien plantea el reto de arreglar el mundo en una tarde, el autor abre en canal algunos de los desafíos contemporáneos más urgentes. Pero no lo hace con el espíritu del forense que levanta acta del desastre, sino del médico que busca identificar las dolencias del enfermo para salvarle.

De la crisis climática al mercadeo de la atención que libran las empresas digitales, y del incierto destino de Europa a la perversa lógica financiera que se ha apropiado de la economía mundial, son varios los asuntos acuciantes de nuestra actualidad más cotidiana -esa que vemos en los medios, pero que luego impacta directamente en nuestras vidas- que Emilio Trigueros, articulista habitual de El Periódico de Cataluña, somete al microscopio, como buen científico que es, pero sobre los que lanza un análisis que trasciende a los números porque, como buen humanista y hombre de letras que también es, sabe que las cifras, por sí solas, no son suficientes para entender lo que nos pasa y encontrar solución a los problemas que nos asolan.

“Este libro es la reflexión de alguien que a los 15 años se sentía fascinado por la ciencia y la poesía”, reconocía el pasado jueves en la presentación del ensayo en una librería de Madrid, donde citó a Max Planck, padre de la física cuántica, para describir la actitud con que se había enfrentado al reto de diseccionar el tiempo que le ha tocado vivir: “Con el espíritu del científico, que se resume en capacidad de admiración y entusiasmo”.

Europa carece sueño europeo a diferencia del sueño americano que sí tiene América

Químico de formación y profesional del negocio energético con más de 20 años de experiencia en el sector, Emilio Trigueros no disimula la vocación literaria que le acompaña, de la que ya han salido dos novelas –‘Al otro lado de las estrellas’ y ‘Ritmo y temblor’, ambas publicadas por La umbría y la solana- y que se deja entrever en sus análisis, en los que no duda en aludir a Calderón de la Barca y a Kant para denunciar “el populismo y los señuelos demagógicos” que abundan en la política de hoy, y a Rembrandt para reivindicar “la necesidad de ser uno mismo” en esta época tan dada a “los discursos dominantes” y a vivir sometidos a “la aprobación social” que dictan las redes.

Pero donde más incisivo se muestra es en la cuestión climática y la europea. Experto en ambas materias por su trayectoria profesional, Trigueros señala a 2019 como “el año en que todo cambió”. Ese “todo” es la fijación de la alarma ambiental en lo más alto de la agenda pública. Desde entonces, una reclamación que era patrimonio de los colectivos ecologistas ha pasado a ser enarbolada por la mayoría de la población. “Sin embargo, la revolución del clima no será suficiente”, advertía el autor en la presentación de un ensayo que está plagado de datos, citas y referencias de economistas y analistas ambientales que demuestran lo mucho que nos jugamos en el desafío climático.

El destino de Europa es, junto al calentamiento global, la otra gran preocupación de Emilio Trigueros, y no por casualidad. Europeísta convencido, es consciente de que Europa “carece sueño europeo a diferencia del sueño americano que sí tiene América”, pero cree que solo hay que echar un vistazo a nuestra historia reciente para acabar reconociendo que "no hay nada más social que el proyecto europeo”.

Prueba de ello es la gestión de las vacunas que llevó a cabo Bruselas durante la pandemia. La experiencia sanitaria, política y humana del Covid sobrevuela todo el ensayo desde la primera a la última página –la obra está dedicada a los profesionales del sector sanitario y el educativo que siguieron trabajando a pesar de las dificultades que impuso el virus-. La vacuna que nos ha permitido recuperar la normalidad en tiempo récord es la demostración, según el autor, de lo mucho y muy bueno que puede conseguir el ser humano cuando decide arrimar el hombro en una misma dirección. “La necesidad impulsa. El bien común, une”, recuerda Trigueros en las páginas finales del libro.

Que haya incluido la palabra revolución en el título no es azaroso. Consciente del “magnetismo para los sueños” que este término atesora, el autor evoca “la posibilidad de que la acción contra el cambio climático y las lecciones de la pandemia nos enseñen a transformar nuestro modo de vida, creando sociedades más sostenibles y justas”. Pero hay otra revolución, más íntima y cercana, sin la cual aquélla no será posible. Habita en la actitud con que nos enfrentamos a los retos del día a día, grandes y pequeños, y que, según Emilio Trigueros, definió a la perfección Antonio Machado en su despedida de su maestro Giner de los Ríos: “Hacedme un día de labores y esperanzas”.