Berlinale

Sean Penn usa a Zelenski para hablar de sí mismo

En 'Superpower' puede que el compromiso y la pasión hacia el pueblo ucraniano que el actor y cineasta se esfuerza por abanderar a través de la película sean genuinos -aunque, visto lo visto, es cuando menos cuestionable-, pero en cualquier caso no bastarían para otorgar a su metraje valor artístico o noticioso

Sean Penn.

Sean Penn. / EFE

El narcisismo es un trastorno de la personalidad que se manifiesta a través de delirios de grandeza y la constate necesidad de reconocimiento, entre otros síntomas, y la evidencia de que Sean Penn sufre una versión galopante de ese mal ocupa el centro mismo de ‘Superpower’, el documental sobre la guerra en Ucrania presentado hoy en la Berlinale. Según se desprende de él, pocos de los otros sucesos que han tenido lugar en aquel país en el último año son tan importantes como la presencia dentro de sus fronteras tanto de Penn como de Aaron Kaufman, que la ha codirigido junto a él.

Puede que el compromiso y la pasión hacia el pueblo ucraniano que el actor y cineasta se esfuerza por abanderar a través de la película sean genuinos -aunque, visto lo visto, es cuando menos cuestionable-, pero en cualquier caso no bastarían para otorgar a su metraje valor artístico o noticioso. No solo no explica nada sobre lo que muchos medios de comunicación no hayan reflexionado de forma profunda y actualizada sino que, además, en todo momento filtra los hechos a través de la experiencia personal y la mirada del más famoso de sus codirectores. En una de sus secuencias, por ejemplo, ‘Superpower’ trata de generar suspense mientras contempla al astro de Hollywood y sus secuaces regresar a su hotel de 5 estrellas en Kiev mientras, al fondo, el resto de la ciudad empieza a arder.

El celo activista de Penn, recordemos, a menudo ha generado controversia; sucedió cuando, en 2002 y 2003, decidió ejercer de reportero desde la guerra de Iraq y también cuando, en 2015, entrevistó al ‘narco’ Joaquín “El Chapo” Guzmán para la revista ‘Rolling Stone’; sus visitas respectivas a las zonas afectadas por el huracán Katrina y el terremoto de Haití le granjearon acusaciones de postureo, a las que él respondió deseando a sus detractores que “murieran de cáncer rectal entre alaridos”. A decir verdad, él y Kaufman empezaron a filmar en Kiev a finales de 2021, semanas antes de la invasión rusa, con el fin de documentar el improbable ascenso al poder del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski. La actualidad les obligó a reformular su proyecto. 

Sin duda gracias a su perfil público, Penn obtuvo acceso a numerosos entrevistados de interés, de políticos a ciudadanos de a pie pasando por reporteros, activistas, soldados y abogados pero, pese a ello, la inmensa mayoría de planos de ‘Superpower’ están dedicados a él mismo; lo vemos caminando o sentado, en coches o alrededor de mesas, ataviado con sus Ray-Ban o no, casi siempre con el ceño fruncido y marcando sus bíceps alarmantemente surcados por venas del tamaño de lombrices; en algunas escenas, se dedica a escuchar agradecido -y a dejarnos escuchar a nosotros- cómo algunos participantes clave en el conflicto le dedican agradecimientos o elogios; en otra viaja hasta el frente, en el Donbass, y pretende jugarse la vida para informar a Occidente del drama ucraniano a pesar de que el único de sus comportamientos en la película que entraña un riesgo para la salud es su consumo ininterrumpido de tabaco y ‘Vodka Tonic’.

Por supuesto, los momentos estelares de ‘Superpower’ son los protagonizados por las tres entrevistas -la primera de ellas, extremadamente breve, horas después del inicio de la invasión el 24 de febrero de 2022- que Penn mantuvo con Zelenski. A lo largo de la película, el actor deja claro el profundo efecto que esos encuentros tuvieron en él pronunciando frases como “hoy he mirado el puro coraje a los ojos” o definiendo al líder ucraniano como “la persona más hermosa del mundo”. Hoy, durante su encuentro con la prensa, ha seguido con ese tipo de alabanzas. “Desde que vi a mis hijos cuando nacieron, nunca había conocido a un ser humano tan grandioso como él”, ha llegado a afirmar. Por supuesto, en ningún momento ha tratado de disimular el sesgo de la mirada de la película. “Si hacer propaganda es mostrar la unidad que los ucranianos están mostrando en su defensa de las cosas que hacen que la vida merezca la pena, estoy feliz de ser considerado un propagandista”, ha añadido.

Si la parcialidad adoptada por ‘Superpower’ es relativamente fácil de entender, mucho más desconcertante resulta la contundencia con la película insiste en la necesidad de proveer de armamento a Ucrania -”la respuesta humanitaria a la guerra más significativa que puede darse ahora es la entrega de misiles de largo alcance”, ha añadido Penn hoy al respecto-, especialmente porque ese militarismo no aparece matizado a través ni de opiniones de aquellos expertos que promueven otras vías de solución al conflicto ni de un solo recuerdo a las víctimas que el conflicto armado ha causado en ambos bandos.  

Otra cosa que se echa de menos en la película, por último, es mención alguna al alarde de generosidad del que Penn hizo gala hace unos meses cuando, durante una de sus visitas a Ucrania, hizo entrega de uno de sus Oscar a Zelenski ante la mirada perpleja del presidente. “Puede fundirlo, si quiere”, ha comentado hoy el actor en un momento de su rueda de prensa. En otro, ha comparado a los ucranianos con los Beatles.