CÓMIC

Si nadie piensa en ti, estás muerto: el inquietante universo paralelo de Léa Murawiec

La dibujante francesa presenta su primer cómic, 'El Gran Vacío', Premio del Público en el Festival de Angulema 2022 y éxito de crítica y lectores

La dibujante francesa Léa Murawiec, autora de ’El gran vacío’, este lunes en Barcelona.

La dibujante francesa Léa Murawiec, autora de ’El gran vacío’, este lunes en Barcelona. / RICARD CUGAT

"Ver en los cementerios las tumbas de personas que murieron hace centenares de años y que solo quede de ellas el nombre me hizo reflexionar sobre la muerte. Dejar rastros de vida, intentar ser conocido por un motivo u otro es una forma de vencerla, como los faraones egipcios, que creían que seguirían vivos mientras su nombre se pronunciase. Es algo que nos ha acompañado siempre", explica la dibujante francesa Léa Murawiec (1994) sobre el origen de El Gran Vacío(Salamandra Graphic / Finestres), su contundente y original primer cómic, con el que ganó el Premio del Público en el festival de Angulema 2022

"No es una distopía que dibuja un futuro sombrío -avisa- sino una especie de fábula sobre un universo paralelo en una ciudad que no existe, con coches de los años 80 y sin portátiles". Sin embargo, esa metrópoli de enormes rascacielos, prácticamente empapelada de carteles de nombres propios (muchos reales, como los de dibujantes conocidos por estos lares como Anabel Colazo, Antonio Hitos o Sole Otero), respira una inquietante contemporaneidad que evoca la sobreexposición en redes sociales y medios y el culto al ego a través de una sociedad que se sostiene bajo la idea de que si nadie piensa en ti, estás literalmente muerto y, por contra, cuanta más gente lo haga y te evoque al ver tu nombre, ganarás Presencia, es decir, vivirás más y hasta podrás alcanzar la inmortalidad.  

Páginas de 'El gran vacío'.

Páginas de 'El gran vacío'. /

Su protagonista se llama Manel Naher, que huye de vivir sumando Presencia, descubre que una cantante famosa lleva su mismo nombre. Y se plantea huir de la ciudad hacia un incógnito lugar, conocido como el Gran Vacío, del que nadie ha regresado. "Remite al vacío de la vida, al vacío de valores, a las zonas rurales fuera de las ciudades que presuponemos sin interés y poco atractivas. Y al gran vacío que puede haber tras la muerte, el final de todo".  

Murawiec, capaz de brindar un original despliegue gráfico, no es, sin embargo, ajena a las redes. "Como muchos de mi generación, he crecido con ellas, desde los 13 años. Las utilizo mucho, pero por mi profesión, para mostrar mi trabajo. Sobre todo Instagram, y algo de Facebook. Pero soy consciente de que son plataformas que pertenecen a multinacionales y se rigen por algoritmos que sirven a sus intereses".    

Fogueada en el mundo de los fanzines y la autoedición, en una de las viñetas ella misma hace un cameo y se dibuja como una mendiga que pide como ‘limosna’ que el transeúnte escriba su nombre en un cartel para lograr Presencia. "Es un juego para poner distancia y que nadie piense que la protagonista soy yo, aunque en la historia vuelco sentimientos míos y cosas que me dan miedo, como cometer errores, traicionar a familia y amigos y alejarme de ellos, que la popularidad se me suba a la cabeza, dar más importancia a lo que piensan los demás de mí que a lo que yo misma creo. De hecho, ahora que intento hacer un nuevo libro, me siento más sensible a lo que la gente pueda pensar", admite. 

Páginas de 'El gran vacío'.

Páginas de 'El gran vacío'. /

No acaban ahí sus temores. "Hice El Gran Vacío en un momento en que temía no poder acabar viviendo de mi trabajo, que el cómic no llegara a las librerías, que acabara haciendo cosas más comerciales para poder vivir, lo que implicaría convertirme en otra persona. No quería eso", recalca. 

Páginas de 'El gran vacío'.

Páginas de 'El gran vacío'. /

"Pero Manel acaba obnubilada por la fama. Quería entender cómo se pasa de un extremo al otro de forma tan radical y evitar yo misma caer en esas trampas", señala, especialmente tras el éxito inmediato de crítica y lectores cosechado en Francia. "Me alegró haber reflexionado sobre todo esto antes en el cómic, porque me permitió gestionar una promoción muy intensa que en algunos momentos me hizo sentir muy vacía", reconoce. 

Trasladó a su protagonista "un estupor profundo y una crisis de angustia" que ella misma sufrió a causa de un drama familiar, se sincera. A Manel Naher le prescriben altas dosis de discotecas, fiestas superficiales, aburridas reuniones familiares y de negocios, para lograr más Presencia y no morir. "Hablo de la presión no solo de las redes, sino de la sociedad en general, de la familia y amigos".     

Murawiec tardó cinco años en acabarlo. Nada que ver la primera versión con la última. En medio, ha sido editora de la microeditorial Flutiste, ha cursado una beca Erasmus en Shanghái y dos residencias como dibujante en Angulema, adonde volverá en breve tras visitar, a finales de marzo, el Comic Barcelona.