ESTRENO EN SUNDANCE

El luchador gay que desafió el machismo de la lucha libre mexicana

Gael García Bernal brinda una de sus mejores interpretaciones en el 'biopic' de Cassandro, el primero en admitir su homosexualidad y en salir sin máscara al ring

Gael García Bernal en 'Cassandro', estrenada en Sundance.

Gael García Bernal en 'Cassandro', estrenada en Sundance.

Para los mexicanos, la lucha libre es mucho más que un deporte, y más que un tipo de espectáculo teatral. Contemplar a luchadores que representan diferentes aspectos de la identidad nacional mientras se destruyen los unos a los otros les ofrece una forma de catarsis comunal, una dosis de esperanza en el triunfo del bien sobre el mal. Eso ayuda a explicar la estricta categorización que divide a esos gladiadores en dos grupos. Los que se conocen como técnicos personifican el heroísmo, y por tanto siempre ganan sus combates; sus adversarios, los rudos, son epítomes de maldad y por tanto siempre pierden.

Pese a la hipermasculinidad que promueve, la lucha mexicana siempre ha tenido un subtexto homoerótico, principalmente gracias a los luchadores conocidos como 'exóticos', drag queens conocidas por su extravagancia y su afectación que, obviamente considerando el machismo enquistado en la sociedad a la que pertenecen, desde su aparición en los años 40 formaron un subgrupo en el seno de los 'rudos'. Durante mucho tiempo existieron exclusivamente para ser derrotados, y humillados en el proceso por un público que se desgañitaba gritando sinónimos como "maricón", "puto" o "joto"; todos ellos afirmaban ser heterosexuales fuera del cuadrilátero. Pero todo eso cambió a finales de los 80 gracias a Saúl Armendáriz. 

Haciéndose llamar Cassandro en honor a la propietaria de un burdel de Tijuana famosa por donar todo su dinero a los pobres, vistiendo medias de rejilla y lentejuelas y luciendo un peinado inspirado en Farrah Fawcett, Armendáriz se convirtió en el primer guerrero del circuito que no ocultaba su rostro tras una máscara; en el primero que admitía su homosexualidad, y que la exageraba en el ring para poner en evidencia la homofobia de rivales y espectadores; y en el primer 'exótico' que ganaba peleas; de hecho, en 1992 se erigió en campeón mundial en la categoría de peso ‘welter’. Su historia es recreada en Cassandroel biopic protagonizado por Gael García Bernal que acaba de estrenarse en el Festival de Sundance.

Su director, Roger Ross Williams, ya se había acercado a la historia de Armendáriz en 2016 a través de su cortometraje de no ficción The Man Without a Mask, dos años antes de que el documental Cassandro, The Exotico!, dirigido por Marie Losier, repasara no solo su ascenso a la fama sino también las secuelas que más de tres décadas de combates han dejado en él.

La lucha mexicana se distingue del 'wrestling' estadounidense por ser más aérea y acrobática; los luchadores ejecutan saltos imposibles para dar patadas voladoras, y a menudo son arrojados del cuadrilátero hacia la multitud. Por eso, aunque los golpes se atenúan, las caídas se ensayan previamente y los resultados de los combates son predeterminados, se trata de un deporte de alto riesgo. A Cassandro, que a los 52 años sigue en activo, no solo le causó secuelas físicas; también adicciones al tequila y la cocaína -lleva dos décadas sobrio-, y una depresión que resultó en intento de suicidio.

La nueva película o bien pasa de puntillas por esos pasajes biográficos más oscuros o bien los esquiva por completo; prefiere centrarse en subrayar la relevancia social y cultural de su protagonista y, de paso, en funcionar como escaparate de la que sin duda es una de las mejores interpretaciones de García Bernal hasta la fecha.

Además de construir con precisión una dualidad de personalidades -y multitud de matices entre ambas- similar a la que ya mostró en La mala educación (2004), deslumbra con su atleticismo sobre el ring, y su capacidad para ejecutar 'hurricanras' y 'moonsaults' y otros movimientos esenciales en la lucha. Tras ver la película, uno siente la necesidad de acudir de inmediato a YouTube en busca de imágenes del verdadero Cassandro, y el actor sale más que airoso de la comparación.