ARTE

Lucas Arruda, el artista que encuentra la belleza entre la espesura

El creador brasileño inaugura en Madrid ‘Assum Preto’, su primera exposición individual en España, organizada por la Fundación Sandretto Re Rebaudengo 

El artista brasileño Lucas Arruda, delante de dos de sus obras expuestas en el Ateneo.

El artista brasileño Lucas Arruda, delante de dos de sus obras expuestas en el Ateneo. / Benedetta Mascalchi

Es un pájaro habitual en el norte de Brasil, un pájaro de plumaje oscuro, con un canto corriente, del montón, un canto cuyas notas se confunden entre todos los sonidos que conviven en el bosque. El pájaro recibe el nombre de Assum Preto y si se le ciega, si permanece en un lugar oscuro y sin luz, su canto vulgar se transforma en trino maravilloso. Ese pájaro da nombre a la primera exposición individual en España del artista brasileño Lucas Arruda, que expone 28 de sus obras en la biblioteca del Ateneo de Madrid, de la mano de la Fundación Sandretto Re Rebaudengo, hasta el 8 de marzo.

Esa idea de alguien que no es capaz de expresarse cuando el mundo está iluminado y poblado de ruido, pero sí cuando se apaga y guarda silencio, ejemplifica el proceso de trabajo y articula la obra de Lucas Arruda, que recuerda que de niño escuchaba una canción que cantaba su padre, inspirada en esa historia, “y me intrigó el hecho de que este pájaro, cuando está libre, mirando el mundo, distraído por las cosas, no puede organizar tan bien su canto pero sí puede hacerlo cuando ya no ve el mundo, como si recordara y organizara su memoria”. El artista sublima en sus pinturas un bosque que pertenece a sus recuerdos, de vegetación poderosa y abundante, pero sin ningún ser vivo que lo habite, un bosque que se aleja de esa imagen de naturaleza exultante de la selva amazónica y que Arruda crea mezclando verdes y grises apagados, como si el paisaje tuviera un velo por encima, como si el pintor quisiera crear una atmósfera onírica y de una soledad apabullante entre tanta espesura.

'Untitled (from the Deserto-Modelo series)', 2013, una de las obras de la exposición.

'Untitled (from the Deserto-Modelo series)', 2013, una de las obras de la exposición. / Everton Ballardin

“Quizás esto se deba al aspecto recordado, quizás sean colores más imaginados, mis obras surgen de una dimensión mental, recordada y memorizada de un bosque que frecuento y al que voy mucho, la selva Atlántica brasileña”, explica Arruda. La mayoría de óleos y grabados que acoge la muestra son de pequeño formato, de 20 por 20 centímetros, colocados sobre las mesas de lectura de la biblioteca del Ateneo. Un diseño expositivo que cuestiona de alguna manera esa verticalidad con la que habitualmente se dispone y observa la pintura, y que invita al público a una contemplación que hace del cuadro un objeto de estudio.

Assum Preto, primera exposición en la que el artista brasileño aborda la floresta de manera monotemática, con obras creadas en los diez últimos años, ha sido comisariada por Hans Ulrich Obrist, director artístico de la Serpentine Gallery de Londres, y forma parte del programa de exposiciones y actividades de la Fundación Sandretto Re Rebaudengo en Madrid, presidida por Patrizia Sandretto. Las pinturas, que provienen de museos, fundaciones y colecciones privadas internacionales, sugieren, en palabras de Obrist, un punto de vista inesperado que “da lugar a narraciones y encuentros”, a partir de ese vínculo “entre la visibilidad y la invisibilidad y esa paradoja de un secreto público bien guardado”.

Hans Ulrich Obrist, Lucas Arruda y Patrizia Sandretto, durante la presentación de la exposición, este martes en Madrid.

Hans Ulrich Obrist, Lucas Arruda y Patrizia Sandretto, durante la presentación de la exposición, este martes en Madrid. / Benedetta Mascalchi

Pero ese no es el único diálogo que plantea Lucas Arruda, que teje un hilo invisible entre la abstracción y la figuración a partir de una obra que se nutre “de la historia del arte porque muchas de mis soluciones pictóricas provienen de observar a otros artistas, a otros paisajistas como los de la Escuela de Barbizon (paisajistas franceses que en el siglo XIX frecuentaron el entorno del bosque de Fontainebleau)”. Y con todo eso, el pintor construye una propuesta aparentemente inofensiva: la de una belleza contemplativa, sin más, sin ninguna vocación por establecer una conversación política con el presente, aunque “no hablar de las mismas cosas que ya se están diciendo también es una elección y una posición política”. Sin embargo, reconoce que “quizás en algún lugar no tan consciente sí hay un cierto cuidado, un cierto sentido de conservación y de llamar la atención sobre algo que quizás uno no pueda ver más en un tiempo”, teniendo en cuenta que en su país (y no solo) los bosques están desapareciendo.

Arruda, uno de los artistas brasileños con más proyección internacional, ha expuesto en México, Nueva York, Kassel, China o Roma y también estará presente en ARCO, con su galería Mendes Wood DM, coincidiendo con la publicación de un libro sobre su obra en el que participan Emanuele Coccia, Tiago Mesquita o Manuel Vilariño. Respecto a las expectativas que le suscita su presencia en esta edición de la feria de arte contemporáneo de Madrid, el artista se muestra mucho más contenido –“No puedo decir mucho sobre ARCO porque mis expectativas giran más en torno a esta exposición”- que con el entusiasmo que le genera la vuelta de Lula al Gobierno de Brasil tras la derrota de Bolsonaro en la urnas: “Espero que las cosas mejoren, también en la Cultura, después de que Bolsonaro dejara una tierra devastada y, aunque creo que no será fácil para Lula, estoy muy feliz con su regreso”. Por cierto, los padres de Lucas Arruda se conocieron en el Partido de los Trabajadores, y el artista ha recordado en alguna ocasión cómo Lula le acunó siendo él un niño, antes de llegar a la presidencia de Brasil.