ENTREVISTA

Alondra de la Parra, directora de orquesta: "A ellos siempre les pagan más que a mí"

Alondra de la Parra, en plena acción.

Alondra de la Parra, en plena acción. / PAOLA SUÁREZ

Marta Cervera

La mexicana Alondra de la Parra, residente en Berlín, es una de las directoras que ha contribuido a transformar el panorama musical. Gracias a mujeres como ella, las orquestas del siglo XXI ya no son un coto privado masculino. Sin embargo, hay instituciones como la Filarmónica de Viena que se resisten a aceptar el avance imparable de las directoras y, aunque ocasionalmente invita a alguna -Joana Mallwitz ha dirigido en el Festival de Salzburgo-, la histórica formación nunca les ha cedido la batuta en el famoso concierto de Año Nuevo.

P. ¿Tan difícil es el concierto de valses y polcas?

R. El problema no es solo de una orquesta sino de todo un sistema en el mundo orquestal y cultural donde la igualdad no existe, ni de cerca. Esta es una industria muy conservadora y llena de miedos.

P. ¿Miedos?

R. No es solo el miedo a las mujeres sino miedo al cambio, a la audacia, a cuestionar cómo se hacen las cosas en un mundo donde hay una gran resistencia al cambio del statu quo. Estamos en un momento trascendental, al final de una era. Perseveran para mantenerla, para protegerla. Pero nuestros hijos van a cambiar las reglas del juego.

P. ¿Las próximas generaciones de mujeres lo tendrán mejor?

R. Deberían. Nosotros somos una generación sándwich. Estamos atrapadas en un mundo pasado, antiguo y arcaico. El panorama actual no está preparado para celebrar la igualdad, la libertad y la audacia. Es triste y frustrante pero es así.

El panorama actual no está preparado para celebrar la igualdad, la libertad y la audacia

P. El concierto de Año Nuevo de Viena es un negocio. No solo se retransmite a un montón de televisiones, después se edita un disco. La Filarmónica busca siempre a directores conocidos. Pero hay quien está empezando a romper con la tradición por considerarla desfasada y machista.

R. Si la orquesta no abre su abanico y da opciones a más gente, a más directoras, nada cambiará. La Filarmónica de Viena es una orquesta líder y todo lo que hace tiene un impacto. Ese liderazgo es algo que deben gestionar si no quieren acabar como una pieza de museo. Deberían mirar hacia adelante y pensar en el futuro. Pero no siempre los músicos deciden. La industria está en manos de gestores y managers.

P. Propóngame un concierto de Año Nuevo alternativo al de toda la vida.

R. ¿Por qué dar solo importancia a una orquesta? El mundo es amplio y en él hay orquestas maravillosas. Yo organizaría un evento cada año en un país distinto. Algo que rompa con la imagen piramidal de la música donde solo dos o tres orquestas deciden. No sé si nosotras llegaremos a ver otro sistema, pero esto va a pasar.

P. Entonces lo que propone es hacer un súper evento diferente cada año.

R. Me lo imagino como un concierto para todo el mundo, como ocurre con las Olimpiadas o con un Mundial. Se trata de hacer algo más interesante que muestre la diversidad de la música contando cada año con los "jugadores" clave de ese lugar. Sería más interesante que ver el típico concierto de valses con los directores de siempre.

Nunca me he sentido mujer en el podio, ni tampoco hombre. Allí puedo ser el héroe, el mar, la tempestad, el fauno, la ninfa

P. Hay muchos más directores que directoras. Entre los 10 mejor pagados solo hay una mujer, Marin Alsop y la diferencia entre el primero de la lista, Riccardo Muti y ella, es de más de 2,5 millones de dólares.

R. Es difícil conocer lo que cobran los demás. En contadas ocasiones he podido saber lo que ha cobrado un colega en una orquesta pero siempre que me he podido enterar me he topado con una injusticia: a ellos siempre les pagan más que a mí. Pero no solo eso, a veces cuando he sido invitada por una orquesta y me han pedido que recomendara al solista, ¡él ha cobrado más que yo! Y eso me ha pasado dos veces con orquestas que conozco desde hace tiempo.

P. Eso suena fatal.

R. No se nos trata igual. A veces a mi mánager le llegan propuestas diciendo que una orquesta no puede pagar más que esto. Es su límite. Y voy y doy un concierto. Pero después me entero que sí han pagado a un hombre más que ese supuesto límite.

P. Pero las mujeres directoras...

R. Ese es un término que no me gusta. Prefiero conductor, el término inglés que no tiene género. No me gusta woman conductor. Nunca me he sentido mujer en el podio, ni tampoco hombre. Cuando estoy allí puedo ser el héroe, el mar, la tempestad, el fauno, la ninfa. Me trasnformo. No me gusta que me pongan en la bolsa de las mujeres directoras como si tuviera más que ver con ellas que con mis colegas masculinos.

P. Entonces que exista un Concurso Internacional de Dirección destinado solo a mujeres...

R. Es lo peor del mundo. ¿Por qué hemos de crear una liga diferente? Parece que juguemos en otra división y no tiene sentido. Quiero que nos juzguen y nos tengan en cuenta igual que a un hombre. Que haya una competición femenina en el fútbol es normal porque hombre y mujer son diferentes físicamente. Pero en la música no es así. Ambos tenemos el mismo oído, imaginación, capacidad de comunicar. A mí no me gustaría ser juzgada solo entre mujeres.

P. Pese a contar con el apoyo de los músicos de la Orquesta Nacional de España, el INAEM ha preferido prorrogar el contrato al actual director. ¿Se siente estafada?

R. Prefiero no comentar nada sobre este tema. Quienes tienen que responder son los líderes de esa institución. Mi relación con los músicos de la orquesta es estupenda.

P. ¿Por qué es tan importante ser titular?

R. Te permite crear un proyecto a largo plazo, algo mucho más interesante que tocar cada semana aquí y allá con formaciones distintas. Ser responsable musical de una orquesta es el sueño de todo director porque permite asentar una relación, una estética determinada, una cultura del trabajo, un sonido. Puedes dar lo mejor de ti cuando trabajas con medios y con calma. Pero ese sistema de los últimos 50 años que lleva a los directores a estar en el avión viajando de un lado a otro pone difícil dar lo mejor de uno, por más genio que sea.

P. Esperemos que pronto tenga a su propia orquesta.

R. Eso deseo. Tengo dos hermosos hijos de 4 y 7 años. Cuando los tuve no sabía a quien llamar para preguntar cómo se organizaban las demás directoras porque no conocía a ninguna en mi situación. Ahora ya hay varias de mi generación con niños pequeños. Cuando otras pasen por lo mismo, ya tendrán a quién llamar.

P. En resumen, ¿se está avanzando en discriminación de género?

R. Estamos mejor pero es difícil de saber porque la discriminación no la ves.