HISTORIA

El códice "robado" del siglo X con los primeros textos en español y euskera que La Rioja reclama al Gobierno

El Aemilianensis 60, un ejemplar requisado del monasterio de San Millán de la Cogolla durante una desamortización en el Trienio Liberal, lleva más de 150 años resguardado en la Real Academia de la Historia

La presidenta de La Rioja, Concha Andreu, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el facsímil de las Glosas Emilianenses.

La presidenta de La Rioja, Concha Andreu, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el facsímil de las Glosas Emilianenses. / NACHO GARCÍA

Ana Ayuso

Ana Ayuso

Un pequeño códice descansa en la biblioteca de un monasterio construido entre montañas de la sierra de la Demanda. Los monjes benedictinos que en él habitan lo mantienen a buen recaudo, como sucede con el resto de ejemplares, sin saber que este es uno de los volúmenes más importantes de la historia de España. La ignorancia marca la historia del Aemilianensis 60, que en apariencia contiene simplemente unos pocos salmos en latín que servían de material de estudio para los religiosos y los nobles que se instruían en el sagrado lugar.

En la primera quincena de marzo de 1821, en pleno Trienio Liberal, entran en el monasterio de Yuso (el de "abajo"), el segundo por antigüedad del pueblo de San Millán de la Cogolla detrás del de Suso (el de "arriba"), los encargados de ejecutar la primera desamortización en la institución religiosa. Confiscaron códices de la biblioteca de los monjes para enviarlos a Burgos por orden de Joaquín Escario, jefe político de la ciudad a la que entonces pertenecía la circunscripción de La Rioja. Allí permanecieron 50 años, hasta que se trasladaron a Madrid.

El Aemilianensis 60 recala en 1872 en la Real Academia de la Historia, donde se encargan de restaurar ese y el resto de ejemplares que reciben. Cuatro salmos en latín, un libro de dimensiones más reducidas que la mayoría que salen del monasterio y poca importancia literaria. Esas eran las características principales de este libro. Sin embargo, sus páginas contenían algo más de lo que parecía.

Hasta medio siglo después, y a pesar de haber sido objeto de estudio para varios paleógrafos, nadie reparó en las 160 anotaciones en lengua romance que se escribieron entre las líneas de los textos religiosos que aparecen en el códice a modo de resumen o explicación. Ramón Menéndez Pidal, basándose en la transcripción que Manuel Gómez Moreno, publicó sus Orígenes del español. Estudio lingüístico de la Península Ibérica hasta el siglo XI (1926), donde evidencia que esas pequeñas notas corresponden con las primeras muestras escritas en castellano. Y no se quedó ahí la importancia del ejemplar. También contiene los primeros enunciados escritos en euskera.

Monasterio de Yuso, en San Millán de la Cogolla. 

Monasterio de Yuso, en San Millán de la Cogolla.  / FLICKR ( José Javier Martín Espartosa)

Gómez Moreno le cedió a Menéndez Pidal la primera transcripción de unas glosas que él ya había calificado años antes, en 1913, en su trabajo De Arqueología Mozárabe, de la "prueba plena de que el romance existía [en el siglo X] allí como lengua literaria". Ese descubrimiento era el reconocimiento de que los monjes benedictinos guardaban en su templo, sin saberlo, "la primera" pista de que los arcaicos castellano y euskera ya se escribía en La Rioja desde finales del siglo X o principios del siglo XI. "El Códice 60 es una copia de otro ejemplar, por lo que resulta difícil conocer su cronología y autoría", apunta Javier García Turza, profesor titular de Historia Medieval de la Universidad de La Rioja.

El estatuto de autonomía de Castilla y León saca pecho, en cambio, de otras dos representaciones de lengua romance, la Nodicia de Kesos de León y de los Cartularios de Valpuesta, a las que califica como "las huellas más primitivas del castellano", aunque los estudiosos defienden las notas de San Millán como las más relevantes en forma y contenido. Las primeras Glosas Emilianenses, como se conocen estas notas, dicen, traducidas al castellano actual, lo siguiente:

"Con la mediación de nuestro Señor, don Cristo, don Salvador, que comparte el honor y la jerarquía con el Padre y con el Espíritu Santo por los siglos de los siglos, Dios omnipotente nos haga servir de tal manera que nos encontremos felices en su presencia. Amén".

A su vez, se localizaron las primeras frases en euskera, que en la ortografía actual del idioma se leería "izioki dugu" y "guek aiutu ez dugu", cuyo significado sería: "Lo hemos solicitado ardientemente" y "nosotros no nos arrojamos". "La Iglesia utilizaba el latín para los oficios religiosos y para la lectura de los libros sagrados. Sin embargo, tanto los clérigos y los monjes, como la sociedad laica se comunicaban entre ellos mediante su lengua materna, el romance", ilustra Javier García Turza, que sostiene que los monjes que escribieron esos comentarios fueron "pioneros en el desarrollo del romance en su forma escrita". "Hasta hace poco más de 100 años, nadie lo sabía. Si tenemos en cuenta la antigüedad que tienen los textos, la fragilidad del soporte y todo el contexto del momento en esa zona, fue una suerte que llegasen hasta hoy en día", afirma Ismael Maestro, secretario de la Asociación Cultural Emilianense de este pueblo de apenas 200 habitantes.

Jesús Lerena, uno de los frailes agustinos recoletos que actualmente habita en el monasterio declarado Patrimonio de la Humanidad en 1997, asegura que, si no se hubiese sabido qué contenía el códice, "se lo podrían haber cedido a cualquier religioso que se lo pidiera" a la Real Academia de la Historia. La institución lo mantiene en una cámara de seguridad que la propia presidenta de La Rioja, Concha Andreu, del PSOE, ha visitado durante la reunión que ha mantenido con la directora de la RAH, Carmen Iglesias, y con todo su equipo técnico.

"Equidistancia y bienquedismo"

Andreu, como hicieron sus predecesores desde que La Rioja se convirtió en comunidad autónoma, ha pedido que el códice Aemilianensis 60 sea devuelto a la región en la que se creó. "Los gobiernos anteriores lo han reclamado, pero una cosa es reclamar y otra cosa es crear un proyecto centrado en el español", apunta en una entrevista en la sede del Gobierno de La Rioja. Se refiere a Valle de la Lengua, una iniciativa que su Ejecutivo desarrolla desde febrero de 2020 y que las Glosas Emilianenses inspiraron en un primer momento.

"Acabamos de recibir al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para cerrar el círculo", explica. La Rioja ya ha firmado con el Instituto Cervantes, por tanto, con el Ministerio de Asuntos Exteriores, y con el Ministerio de Asuntos Económicos un acuerdo para desarrollar un proyecto para el que han apalabrado con la cartera de Nadia Calviño una inyección de 21 millones de euros, que se sumará a los 24 que aporta la comunidad autónoma.

Aunque desde el Gobierno riojano ya han sacado el tema de la devolución del códice que contiene las Glosas Emilianenses, la petición aún no se ha hecho de manera oficial. Antes, tienen que "dejarlo todo listo": diseñar la estancia en la que se expondrá el ejemplar, en San Millán o en otro punto de la región, así como recopilar toda la información de propiedad de la obra y de los traslados de la misma, incluida la documentación que tenga la Real Academia de la Historia. Sólo en ese momento, recalca Concha Andreu, "haremos la reclamación formal y se llegará a donde se tenga que llegar". Toda la negociación se hará "sin alharacas, en un segundo plano", agrega.

Página del códice 'Aemilianensis 60' con glosas./ RAH


La Real Academia de Historia custodia un códice que les llegó de manera "formalmente irreprochable, al margen del juicio histórico que a cada cual merezca", expresa la institución en un comunicado remitido a este periódico. "Desde un punto de vista histórico, conviene subrayar que las medidas desamortizadoras estuvieron determinadas por una serie de disposiciones legales adoptadas por un gobierno legítimo y con toda clase de garantías procedimentales y formales", justifican. Pero en San Millán de la Cogolla esa primera desamortización en la que se confiscaron los códices del monasterio la ven de otra manera: "No lo llamamos 'entrega', sino 'incautación' o 'expolio'", dice Ismael Maestro, que destaca que "se robaron 70 códices antiguos contra la voluntad de los monjes y de los lugareños que vivían aquí".

Se trata, según García Turza, de "un aspecto identitario para nuestro territorio", por lo que entiende que es La Rioja, en concreto "el monasterio del que salió en el siglo XIX", el "lugar idóneo para su conservación". Llegaron a la Real Academia de la Historia, considera, "de forma azarosa". Tanto Ismael Maestro como Concha Andreu entienden que "la cuestión sobre la propiedad de bienes patrimoniales es muy complicada". El secretario de la Asociación Cultural Emilianense critica que la mayoría de gobernantes y particulares que han reclamado hasta el momento el retorno del Aemilianensis 60 "se instalan en la equidistancia y en el bienquedismo", y han optado siempre por la "vía diplomática, evitando entrar en reclamaciones judiciales". La actual presidenta de La Rioja no descarta ese camino, pero no tiene claro quién tiene que acudir a los tribunales: "Al emanar del monasterio, a lo mejor es el monasterio quien tiene que reclamarlo... o quizás nosotros".

Asignatura pendiente

"Queremos que el códice vuelva a La Rioja, aunque no vamos a tirar por la borda a otros porque cada uno tiene sus razones. Ahí -en la RAH- está bien guardado, pero nosotros seguiremos pidiendo que ese libro vuelva a su tierra", insiste el fraile y exprior del monasterio Jesús Lerena. En San Millán de la Cogolla actualmente sólo disponen de los facsímiles de las dos páginas más importantes del códice, que son las que muestran a los turistas durante las visitas. "Sería espectacular que volviesen. Es hora de que los riojanos podamos disfrutar de que las Glosas estén donde nacieron", exclama Ismael Maestro, que comprende que es "complicado" que la petición popular ablande a la Academia, que "tiene detrás al Ministerio de Cultura".

Es una asignatura pendiente que las Glosas Emilianenses estén aquí, pero no será un fracaso que no vengan"

— Concha Andreu, presidenta de La Rioja

Concha Andreu se resigna ante una coyuntura que puede repetirse durante su mandato: "Si la Real Academia de la Historia no las suelta, no las suelta". "Es una asignatura pendiente que las Glosas Emilianenses estén aquí, pero no será un fracaso que no vengan. Lo importante es darle contenido al origen del español en la región", insiste. La presidenta no siente que "el hecho de no devolver el códice suponga degradar a La Rioja" como comunidad autónoma, pero lanza: "Habría que preguntarle a la Real Academia de la Historia por qué cree que [Aemilianensis 60] es suyo".  

San Millán ya recuperó en su día otros bienes expoliados, como los marfiles de San Millán. Estos fueron incautados durante la Segunda República y volvieron durante el franquismo, en la jornada de San Bernabé -día grande de Logroño- de 1944. Se reclamaron "de una forma similar a lo que ocurre con las Glosas Emilianenses" en la actualidad, señala Maestro, que recuerda que su abuela siempre le contaba que "aquel acontecimiento supuso un antes y un después para el pueblo". Como espera que suceda con el códice de la discordia.