MEMORIA HISTÓRICA EN VIÑETAS

El drama de las familias separadas por la guerra de Corea llega al cómic

La dibujante surcoreana Keum Suk Gendry-Kim, que en 'Hierba' denunció la realidad de las esclavas sexuales de Japón, regresa con 'La espera', inspirado en testimonios reales como el de su madre, que desde 1950 no sabe nada de su hermana

Viñeta de 'La espera'.

Viñeta de 'La espera'. / KEUM SUK GENDRY-KIM

El año pasado, la dibujante surcoreana Keum Suk Gendry-Kim conmovía hasta la médula contando en Hierba el caso real de una de las mujeres que Japón obligó a convertirse en esclavas sexuales para sus soldados durante la Segunda Guerra Mundial. El cómic ha sido uno de los más aclamados de 2022. Ahora regresa con una historia no menos dura, La espera (ambas en Reservoir Books), inspirada en la de su propia madre y en la de diversos testimonios más, "dolorosos y tristes", de civiles que se vieron separados de sus familiares (según el Gobierno de Seul, fueron más de 132.000) a raíz de la guerra de Corea de 1950, que causó entre dos y tres millones de muertos y dividió el país en dos, partido por una frontera impermeable. 

Su madre logró llegar al sur en un peligroso éxodo de refugiados bajo las bombas sin que su hermana mayor pudiera seguirla. Aún hoy sigue esperando alguna noticia suya desde la hermética y dictatorial Corea del Norte que gobierna con mano de hierro Kim Jong-un. "La espera es un homenaje a mi madre, que ya tiene más de 90 años. Ella esperó a que yo fuera lo suficientemente madura como para contarme su historia. De niña, en los 80 -recuerda-, emitían un programa especial en televisión, Busco a mi familia, y muchos coreanos lloraban viendo a gente que se había reencontrado con familiares del Norte. Mi madre iba a menudo a la emisora para intentar saber algo de su hermana", explica por videoconferencia Gendry-Kim, cuyos padres, añade, "vivieron y fueron víctimas directas de la colonización japonesa y la guerra de Corea". 

La autora de cómic Keum Suk Gendry-Kim.

La autora de cómic Keum Suk Gendry-Kim. / KEUM SUK GENDRY-KIM

Con todos los relatos que recopiló y documentó, la autora construyó el caso de una madre que mientras amamanta a su bebé durante la huida al sur se ve separada de su marido y su otro hijo pequeño. "Quería contar lo que pasó la generación de mis padres, convertir los relatos personales en historia universal que habla de la historia de Corea". 

Mujeres menospreciadas

Tanto Hierba como La espera están protagonizadas por mujeres de la generación de su madre, "discriminadas por su sexo". "Por influencia del confucionismo, la sociedad coreana siempre respetaba a los hombres y menospreciaba a las mujeres, que quedaban relegadas a las tareas del hogar, a cuidar la tierra, a casarse y tener hijos, varones -denuncia-. Yo nací mujer en los 70 y viví esa discriminación sexual, que se mantuvo hasta los 90. La gente decía que no hacía falta que las mujeres estudiaran".  

Ambos cómics, señala, "cuentan unas historias que aún no han terminado". En 2018, cuando en Corea del Sur aún quedaban unos 56.000 supervivientes, todos muy ancianos, la Cruz Roja y los gobiernos de los dos países pactaron una lista de reencuentros organizada como un sorteo de lotería. La madre de la autora no ha sido nunca seleccionada. "Sigue decepcionada y triste. Y es difícil que haya nuevos reencuentros porque para eso hace falta que baje la tensión y lo veo muy difícil. Estamos técnicamente en guerra. Desde mi casa, cerca de la frontera, veo cómo se han intensificado las maniobras conjuntas del Ejército surcoreano y Estados Unidos ante las provocaciones de Corea del Norte, que ha aumentado las pruebas nucleares y de misiles de largo alcance".  

Tras entrevistar a personas que han entrado en los sorteos para un reencuentro que solo durará un par de días, a Gendry-Kim le sorprendió que muchos dudaran en acudir. "Conocen los severos problemas económicos que se viven en Corea de Norte y si deciden ir quieren darles todo lo que tienen, medicamentos, dinero, ropa para el frío... aunque eso pueda perjudicar a sus familias en el Sur. También saben que seguramente las autoridades norcoreanas se lo confiscarán todo. Además, los reencuentros se producen en un gran salón donde las familias separadas no tienen privacidad ni pueden estar solas ni pueden hablar de lo que quieren. Es muy triste".   

La dibujante sabe que ha abordado un tema incómodo en su país. "Los jóvenes de hoy están muy ocupados con sus propios problemas económicos y navegando por internet y solo les interesa el futuro, no el pasado ni la miseria que se vivió con la guerra. El problema de las familias separadas tampoco interesa a la sociedad coreana, no entienden su dolor. Llevamos un año de guerra entre Rusia y Ucrania y no debemos olvidar que en cualquier momento y lugar puede pasar lo mismo, que para escapar de los conflictos padres e hijos se separan". 

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