ENTREVISTA

Alejandra G. Remon: "En este mundo digital, el hecho de tener un libro entre las manos es un oasis"

La escritora y artista ha publicado su quinto libro ‘Diarios de azules’, en el que mezcla textos con ilustraciones, fotografías y collages elaborados por ella misma

Alejandra G.Remon con parte de su obra en 'Estudio Remon'

Alejandra G.Remon con parte de su obra en 'Estudio Remon' / Alba Vigaray

Alejandra G. Remon (Calahorra, La Rioja, 1985) nos recibe en su estudio a pocos metros de la Puerta de Sol de Madrid. Desde su ventana las miles de personas que pasan a lo largo del día por la calle Mayor, parecen hormigas. Muchas de ellas son las que cada día le inspiran para dar forma a sus textos que llevan años acumulando likes en Instagram. Aunque para escribir dice que prefiere mirar hacia dentro, preguntarse y contar lo que siente, a pesar de que exponerse no le resulte sencillo.

A medio camino entre escritora y artista dice que no sabe como definirse, por eso prefiere decantarse por ser una mujer a la que le gusta escribir, y que tiene la “suerte” de poder dedicarse a ello. Tanto que en apenas seis años ha publicado cinco libros, el último Diarios de azules (Lunwerg, 2022). En él sigue apostando por el formato en papel, pero sin olvidar que las redes sociales han sido el escaparate que le han permitido llegar a miles de hogares.

P. ¿Por qué le cuesta tanto definirse?

R. No lo sé. En mi caso todo está unido. No sé que es lo que más peso tiene, para mí la faceta de escribir es igual de importante que la creación de una imagen o un collage.

P. ¿Cuál es el proceso que sigue para crear un libro desde cero?

R. En este libro hay una evolución, también en mi forma de trabajo. Vas aprendiendo cosas y eso ve en el resultado final. A la hora de dar vida a los libros no sigo un proceso como tal, tengo textos, ilustraciones, fotografías, collages, materiales que me gustan y a partir de ahí voy uniendo. Lo que más me apasiona es poder juntarlo todo y darle otra vida, otro significado.

Retrato de Alejandra G.Remon 

Retrato de Alejandra G.Remon  / Alba Vigaray (Fotos)

P. ¿Por qué ha elegido el color azul como nexo de unión en toda la obra?

R. El azul está pensado para contar historias. Me siento muy conectada a él, de hecho, cada tonalidad de azul significa una cosa diferente. Por ejemplo, he utilizado el tono más claro para los sentimientos más planos y el oscuro para los más intensos. Si tengo que pensar en las tres palabras que más se repiten en él (humildad, decepción e ilusión) para mí tienen ese color.

P. Todos sus textos tienen un carácter muy intimista, en ellos habla de sus sentimientos sin ningún tipo de filtro, ¿le da vértigo que esa intimidad traspase, deje de ser solo suya y llegue a sus lectores?

R. No, porque lo escribo, lo muestro y ya está, después la vida sigue. Es como una fotografía, es un instante que pertenece al pasado. Pero a veces es fácil cuestionarse.

P. ¿Es muy dura consigo misma?

R. Claro. Siempre hay miedo a no gustar. A pesar de que ya tengo unas bases muy sentadas, hay en ocasiones que tambaleas. Yo sé que es lo que quiero mostrar en redes, y sé lo que es mi vida, con mis días buenos y no tan buenos. Pero ante todo hay que ser humana, real.

P. En su caso, las redes sociales han jugado un papel muy importante, ¿cuándo empezó a ser consciente de que detrás de la pantalla había miles de personas que leían sus textos?

R. Creo que fui de la generación pionera que comenzó en redes y que ha crecido con ellas, con ordenadores e Internet. El boom de los influencers ya me ha pillado con una madurez y con unos cimientos bastante fuertes. Uso Instagram desde hace 10 años y en mi comienzo lo utilizaba para editar fotos tipo vintage. En ese momento lo veía como un hobby, porque no estaba categorizado como una profesión. Pero eso ha cambiado, ahora es mi trabajo, es decir, no puedo negar que una parte de mis ingresos proviene de ellas y de colaboraciones con marcas.

Alejandra G.Remon trabajando en su estudio

Alejandra G.Remon trabajando en su estudio / Alba Vigaray (Fotos)

P. ¿Le da miedo que eso se acabe en algún momento?

R. Siempre he tenido muy presente el tema de trabajar en algo que no dependa únicamente del mundo digital. No quiero que mi carrera sea algo que, si el mundo de Internet desapareciera, también lo hiciera. Quiero dejar un legado.

P. ¿Y cuál es ese legado?

R. La vida te enseña que hay cosas que hoy están pero mañana no sabes si van a dejar de existir. Hay que aprender a no depender al 100% de algo que no está en mi control, porque un algoritmo de Instagram no está en mi control. Sin embargo, yo sí que puedo escribir un texto y saber lo que estoy contando. Le debo mucho a las redes sociales, porque es un escaparate para ofrecer lo que hago y llegar a muchas más personas a las que no podría haber llegado de la manera tradicional, pero no quiero que sea lo único.

P. ¿Alguna vez pensó en que esos textos que acumulaban cientos de likes en Instagram llegaran a ser un libro?

R. No, porque no soy perfil por el que una editorial apueste sin pensarlo, es decir, sin una comunidad de seguidores. Yo imagino que ahora mismo en el mundo de la editorial hay personas que tienen mucho talento y están a la caza del talento. También entiendo que ya no se venden tantos libros y es una manera de que las editoriales sobrevivan. Al igual que hace unos años publicaban obras de caras conocidas de la televisión como los libros de recetas de Karlos Arguiñano, ahora los personajes públicos están en las redes.

P. En un mundo cada vez más digitalizado, ¿por qué sigue apostando por hacer un libro en papel de una manera tan artesanal?

R. Desde que publiqué mi primer libro (Cuando nadie mira: cuaderno de desordenes y contradicciones) nunca he sabido cómo iban a funcionar. He tenido la suerte de que han conectado con los lectores, pero también hay una fuerte carga artística detrás. Como todo está unido, al final la persona que tiene el libro entre sus manos se evade porque realmente estás dentro de ese universo. Cada libro es como una especie de exposición. En este mundo en el que prima tanto lo digital, el hecho de tener un libro entre las manos es un oasis. Con lo valioso que es el tiempo hoy en día, que la gente apueste por tu obra para su tiempo libre, es un regalo.

Alejandra G.Remon trabajando en un collage

Alejandra G.Remon trabajando en un collage / Alba Vigaray (Fotos)

P. ¿Siempre ha tenido claro que se quería dedicar a la literatura?

R. La escritura siempre era mi hobby, estudié gestión comercial y marketing, comercio internacional y después me dediqué a la moda, donde he estado trabajando durante 13 años. Yo tenía mi blog, escribía mis cosas, y me trasladé a Instagram, que estaba en auge. Con la suerte de que se empezó a fraguar una comunidad que estaba interesada en las cosas que yo hacía y entonces apareció la oportunidad. Un editor me comentó la idea de escribir un libro, pero nunca me lo había planteado. Yo vengo de una generación en la que todo el mundo te decía que tenías que estudiar una carrera en la Universidad y que todo lo que estaba relacionado con el arte no tenía futuro.

P. ¿Fue por eso por lo que no apostató?

R. Quizás sí, te dejas llevar por las circunstancias. Este editor que me abrió las puertas, desapareció. Yo ya había estado trabajando en el proyecto un par de meses, y dije: ¿y ahora qué hago? Entonces me armé de valor, porque ese trabajo ya no podía caer en saco roto, y empecé a mandar emails a editoriales con las que pensaba que iba a encajar. Tuve suerte y el email cayó en manos de Javier Ortega, mi editor.

P. ¿Cómo ha sido el proceso de trasladar todo ese universo digital al papel?

R. Intento que mi cuenta de Instagram tenga la misma señal de identidad que mis obras. Trasladar mis ideas a lo digital también tiene que llevar la misma línea, y eso conlleva un esfuerzo, así que el objetivo es seguir haciéndolo.