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Don Miki y Biblioteca Marvel: el retorno de dos clásicos de cómic popular en tiempos del formato de lujo

Dos recientes apuestas editoriales buscan recuperar los tebeos de Disney y los superhéroes Marvel para todo tipo de público

Una de las viñetas de 'Los cuatro fantásticos'.

Una de las viñetas de 'Los cuatro fantásticos'. / EPE

Entre mediados de los años 70 y finales de los 80 del siglo pasado y a lo largo de más de 600 números, Don Miki fue sinónimo del contacto más inmediato de miles de niños con el cómic. En un formato de bolsillo y de precio competitivo, mezclaba sin demasiado orden ni cuidado historietas protagonizadas por Mickey, Donald y tantos otros personajes Disney, escritos y dibujados principalmente por autores italianos, pero también por nombres clásicos de Estados Unidos, aunque entre las páginas de esta publicación semanal no se acreditaba ni a unos ni a otros.

Una generación anterior de españoles había podido conocer a los superhéroes Marvel gracias a unos cuadernillos en blanco y negro publicados por la Editorial Vértice, con páginas remontadas con respecto al material de origen y coloristas portadas a cargo de autores españoles. En 1999 el editor encargado de Marvel en España, Alejandro Martínez Viturtia lideró un proyecto, La Línea Excelsior, cuyo producto estrella -la Biblioteca Marvel- tomaba como partida ese formato compacto y en blanco y negro en una edición mucho más respetuosa que supuso el primer intento por publicar material clásico con cariño e interés por el lector, logrando un importante éxito de ventas.

Décadas después, Martínez Viturtia, máximo responsable editorial de Panini Cómics en España, es también la razón principal de que vuelvan Don Miki y la Biblioteca Marvel. Lo harán, eso sí, adaptándose a los tiempos. La línea Don Miki arrancó a finales de noviembre con un especial fútbol. La idea es que traiga material editado actualmente en Italia y recupere en formato de lujo las mejores historias de grandes autores norteamericanos como Don Rosa. La nueva Biblioteca Marvel arranca a finales de este en tomos de 160 páginas, a todo color con materiales remasterizados y formato económico, prometiendo ser la edición más ambiciosa y completa de los clásicos Marvel en España.

“Ha sido un poco por casualidad, no ha habido un plan premeditado para sacar al mismo tiempo Biblioteca Marvel y Don Miki”, confiesa el editor, que añade que volver a traer los cómics de Disney al mercado español era una idea que siempre había tenido en su cabeza: “Los cómics de Disney, sobre todo cómo se entienden en Europa, son para mí el epítome del producto cultural popular en el sentido más amplio de la palabra. En Italia todo el mundo lee cómics Disney, desde niños a jubilados”, concluye.

El periodista y divulgador especializado en cultura popular Manu González (su obra más reciente es Steampunk: fantasía y ciencia-ficción retrofuturista, editada por Robinbook), fue uno de esos niños cuyo primer acercamiento al cómic incluyó aquellos Don Miki. “Era una recopilación de historias muy baratas y accesibles presente en todos los quioscos de España”, apunta, y rememora cómo cuando era un crío, su padre o su abuelo le compraban algún ejemplar en el quiosco: “Me pasaba horas mirando las historias del Tío Gilito, los Golfos Apandadores o los tres sobrinos del Pato Donald. Yo creía que esas historias las dibujaba el propio Disney en persona, y luego descubrí que eran historias italianas, la mayoría, publicadas en una revista llamada Topolino”.

La línea Don Miki arrancó a finales de noviembre con un especial fútbol.

La línea Don Miki arrancó a finales de noviembre con un especial fútbol. / EPE

González tiene claro que el éxito de esta nueva etapa de cómics Disney en España dependerá en gran parte de una estrategia editorial que sepa adecuar cada producto a su público objetivo. “Creo que debería haber dos líneas de Disney en España: una que recuperase material clásico americano de Carl Banks o el más moderno de Don Rosa y también el clásico italiano de gente como Romano Scarpa y Giorgio Cavazzano, para un público adulto y más aficionado al cómic; y otro más barato y accesible infantil con nuevas historias”. Y confiesa que, por su parte, “si recuperan todo el material de Don Rosa pasaré por caja con mucho gusto”.

Por su parte, el propósito de la vuelta de la Biblioteca Marvel no viene a cubrir un vacío editorial, ya que Panini cuenta con un importante fondo de material clásico recopilado en formatos tales como los Omnigold, voluminosos tomos de tapa dura con varios cientos de páginas, sino a ofrecer materiales fundamentales de la historia del Universo Marvel a un precio asequible que acerque a nuevos lectores y, al mismo tiempo, ofreciendo materiales inéditos que llamen la atención del lector veterano.

La edición más ambiciosa

“Creo que gran parte de la gente que compraba la Biblioteca Marvel original quería en su fuero interno esas obras a su tamaño original y en color, pero en 1999 eso era imposible porque no existían los materiales de color original, se había perdido”, puntualiza. Y recuerda cómo, a finales de la primera década de los 2000, “ya empieza a haber una gran cantidad de color digitalizado y de calidad”. Una evolución lenta pero sostenida que ha permitido que los actuales editores de Marvel en España se embarquen en un proyecto que replicará la línea temporal de lanzamiento de cabeceras como los Cuatro fantásticos, los Vengadores o Spiderman e incluirá por primera vez en castellano artículos y cartas de los lectores publicados originalmente.

Santiago García es el guionista de referencia en el cómic español actual (uno de los lanzamientos estrella de la temporada de la plataforma de streaming HBO, ¡García! adapta la serie que creó junto al dibujante Luis Bustos para Astiberri Ediciones). Además, acumula una importante trayectoria como divulgador y es, desde hace décadas, traductor de algunos de los cómics Marvel más memorables publicados en España, por los que siente devoción desde niño. García ya trabajaba como traductor cuando llegó la Biblioteca Marvel original, y recuerda su llegada como “una conmoción dentro incluso de los círculos de los que nos dedicábamos a esto. No hay que olvidar que normalmente los que hacemos las ediciones españolas de los cómics americanos hemos sido aficionados antes que profesionales, y ese amor por los tebeos no se pierde nunca, al menos en mi caso”.

“El material clásico de Marvel me ha interesado siempre, porque es con el que empecé a leer, y con el paso de los años cada vez me interesa más”, destaca el guionista y traductor. Su primer contacto con Marvel se produjo con la última época de la editorial Vértice y recuerda cómo la pasión que despertaron las aventuras de Spiderman o la Patrulla-X no las provocaba ningún otro tebeo. “Creo que era la sensación de modernidad, de ser el presente y aún más el futuro frente a las otras series de aventuras dramáticas que estaban más al alcance del lector español del momento, como El Capitán Trueno, El Guerrero del Antifaz o Roberto Alcázar y Pedrín que, por comparación, se veían antiguas”, apunta.

Santiago García considera un acierto recuperar los clásicos Marvel en una edición respetuosa y ordenada. Destaca, además, “la idea de replicar de la forma más aproximada posible la experiencia de lectura original, aun con todas las diferencias añadidas, siempre es un juego divertido que da un valor añadido a lo que ya hemos leído 100 veces. El coleccionista nunca termina su labor. Siempre hay una nueva edición que puede sustituir a la que ya teníamos… ¡o convivir con ella!”. El guionista, igualmente, augura que “habrá lectores más jóvenes que se han interesado por el Universo Marvel más recientemente y para los que esta colección será la primera oportunidad de meterse en los clásicos, sobre todo tan a fondo”.

Una opinión que comparte Alejandro Martínez Viturtia, para quien el éxito de los productos audiovisuales protagonizados por personajes del Universo Marvel “ha creado una generación de público interesado por conocer el material original del que provienen los personajes”.

El tiempo y, sobre todo, los números revelarán si esta década será testigo de una puesta al día del cómic como objeto cultural con un formato de voluntad masiva y popular.

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