DOCUMENTAL

¿Fue Robert Downey Sr. culpable de la adicción de su hijo?

La película contempla la relación entre uno de los actores mejor pagados de Hollywood y su padre, un estandarte de la contracultura de los 70 que solía consumir drogas delante de su hijo

Robert Downey Sr y Jr, juntos en el documental.

Robert Downey Sr y Jr, juntos en el documental. / Netflix

Consumíamos sustancias para alterar nuestra conciencia. Yo me convencía a mí mismo de que aquello me calmaba, y me mantenía colocado en lugar de afrontar que estaba descontrolado. Sinceramente, ahora miro hacia atrás y pienso: ‘Es asombroso que lograra terminar una sola de mis películas’. Pero nada de eso detuvo a los Downey”. Lo afirma el que fuera protagonista de sagas como Vengadores o Sherlock Holmes en una escena de Robert Downey Sr, que sobre el papel es un documental sobre la carrera de quien fue pionero del cine de vanguardia en Estados Unidos a finales de los 60 pero que sobre todo se dedica a contemplar la compleja relación entre un padre, que murió en julio del año pasado a los 85 años a causa del Parkinson, y su hijo, que pasa por ser uno de los actores mejor pagados de la historia. Acaba de estrenarse en Netflix.

‘Sr’ ejerció una gran influencia artística sobre ‘Jr, que literalmente pasó sus años de infancia entre rodajes y las noches en un catre pegado a una mesa de edición. Sin embargo, el vínculo entre ambos se basaba también en afinidades más problemáticas. “Yo era un adicto, sobre todo a la cocaína y la marihuana”, confiesa el padre a la cámara al recordar sus años como director, décadas antes de que su crío pasara varios intervalos en la cárcel como consecuencia del abuso del alcohol y lOs estupefacientes. ¿Fue la adicción transmitida de padre a hijo?, plantea la película sin articular la pregunta de forma explícita. En el pasado, ambos han declarado públicamente que ‘Jr’ empezó a tomar drogas a los 8 años, porque ‘Sr’ las compartía con él. “En aquella época pensábamos que sería hipócrita dejar a nuestros hijos al margen de la marihuana y todo lo demás”, recuerda este en un momento del documental; en otro, descubrimos que, durante su niñez, el protagonista de Iron Man participó en un viaje por carretera durante el que estuvo “a cargo de la pipa de hachís”. 

Padre e hijo, en una imagen de archivo.

Padre e hijo, en una imagen de archivo. /

Cuando falleció, es cierto, Downey Sr. llevaba años alejado de la industria del cine. Sin embargo, hace algo más de cinco décadas ejerció de estandarte de la contracultura gracias a películas testarudamente underground como Chafed Elbows (1966), No More Excuses (1968) y la que fue su mayor éxito, Putney Swope (1969), sátira salvaje sobre la industria publicitaria, la raza en Hollywood y la corrupción corporativa que reflejó el turbulento zetigeist y fue eficazmente acogida como un corte de manga al establishment. Sus películas posteriores, sin embargo, no contribuyeron a cimentar su reputación. Entre ellas destaca Pound, en la que los actores humanos interpretan a perros que esperan ser sacrificados, sobre todo porque supone la primera actuación del futuro Tony Stark, con solo 5 años.  

Robert Downey Sr ha sido dirigida por Chris Smith, que lleva años explorando la cultura pop a través de documentales como Jim y Andy (2017), Fyre (2018) y la serie Tiger King, en la que ejerció como productor; en cualquier caso incluye segmentos dirigidos por su protagonista titular, que al parecer no pudo resistir la tentación de volver a situarse, por primera vez en 15 años, en el lado de la cámara donde se siente más cómodo. Asimismo, fue filmada exclusivamente en blanco y negro con el fin de evocar el aspecto low cost de los primeros trabajos de ‘Sr’, con los que también comparte un particular sentido del humor. 

A lo largo de su metraje, las conversaciones entre padre e hijo se alternan con paseos del padre por escenarios de su juventud y charlas del hijo con su psicólogo, momentos familiares en los que llegamos a conocer a todos los miembros del clan Downey, imágenes de archivo no solo de las películas que el viejo dirigió sino también de su breve trabajo interpretativo en Boogie Nights (1997), de Paul Thomas Anderson, y entrevistas con amigos entre los que también está Anderson. “No es un misterio que Paul Thomas Anderson es, probablemente, el hijo que mi padre desearía haber tenido”, comenta Downey Jr. mirando a cámara, y bromeando solo a medias. 

En conjunto, las escenas que el icono de Marvel protagoniza aquí exhiben un catálogo de emociones más amplio que cualquiera de los personajes que ha encarnado a lo largo de su carrera. Y en ese repertorio no hay rastro de resentimiento pese a que sería comprensible que lo hubiera, todo lo contrario. “Me animaste a que me mantuviera conectado con el mundo, y a que no me rindiera”, le recuerda a su progenitor, visiblemente conmovido por esa gratitud. Al verlos, resulta imposible no compartir ese sentimiento, especialmente sabiendo que, unos meses más tarde, padre e hijo se dirán su último adiós.