LIBROS

El batallón de las modistillas invisibles que cosen la ropa del mundo

Un libro de la periodista especializada Leticia García recoge las historias de mujeres que durante el siglo XX cambiaron la moda pero a las que no se tuvo en cuenta por ser eso, por ser mujeres

Thea Porter, la diseñadora británica a la que se considera madre del estilo 'boho-chic', es una de las que aparecen en el libro.

Thea Porter, la diseñadora británica a la que se considera madre del estilo 'boho-chic', es una de las que aparecen en el libro. / ARCHIVO

La biografía de Elizabeth Hawes es una herramienta perfecta para rebatir el discurso de quienes afirman que la moda es, sin más, una frivolidad. Durante los primeros 30 años del siglo XX, esta diseñadora levantó una marca de ropa junto a su amiga Rosemary Harden sin más ayuda que sus conocimientos. Fue la primera estadounidense en desfilar en París, imaginó el prêt à porter y ejerció de líder sindical en una fábrica de costureras. Todo esto mientras escribía artículos sagaces en medios como The New Yorker. Valerie Steele, actual responsable del prestigioso Fashion Institute of Technology de Nueva York (FIT), la apodó "la Dorothy Parker de la moda", todo un elogio para cualquier escritora. Ella es una de las protagonistas del libro Batallón de Modistillas, las mujeres olvidadas que construyeron la moda que la periodista Leticia García acaba de publicar con la editorial Carpe Noctem.

García es una de las voces más relevantes del periodismo de moda en España. Actualmente es la redactora jefa de moda de la revista SModa vinculada a El País, pero su currículum incluye una larga lista de puestos de responsabilidad en diversos medios como el Magazine Fashion & Arts de La Vanguardia y Prensa Ibérica. Además, también se ha dedicado a la docencia y ha escrito varios libros, entre ellos Prodigiosos Mirmidones: Antología y apología del dandismo (Capitán Swing, 2012) junto a Carlos Primo, periodista y su compañero de batallas. Precisamente, fue él quien la instó a llevar a cabo este último trabajo.

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La diseñadora Elizabeth Hawes.


“La idea de Batallón de las modistillas surge porque Carlos Primo, que es socio junto con Alberto Gómez de la editorial Carpe Noctem, me animó a escribir un ensayo sobre moda. Y se me ocurrió buscar mujeres que durante el siglo XX hubieran cambiado la moda pero no se las hubiera tenido en cuenta por ser eso, mujeres”, dice García. El título viene del cuplé homónimo firmado por Álvaro Renata, cuya letra refleja la combatividad de las costureras de Madrid a principios del siglo XX utilizando retórica militar: “Son los hombres con nosotras/ en la paz muy bravucones/ y nos tienen dominadas/ sin dejarnos rechistar/ Pero en cuanto que nos vean/ decididas a la lucha/ con las suegras en vanguardia/ de correr no pararán”.

A lo largo de su trayectoria, la autora fue observando que las prendas diseñadas por mujeres estaban orientadas a la comodidad y la funcionalidad mientras que las ideadas por hombres iban en otra dirección. “Los diseñadores hombres, no todos pero sí la mayoría, utilizaban el discurso de la mirada masculina. Durante mucho tiempo el relato de la moda ha sido el de ‘estar guapa para el hombre’ o ‘estar guapa para seducir’”, sostiene. “Mi sensación era que Alexander McQueen, Galliano o incluso Karl Lagerfeld sublimaban sus filias estéticas en la mujer, pero tratándola como un maniquí, con ropa que luego ninguna se podía poner en su día a día”. Un ejemplo de lo que comenta podría ser el vestido firmado por Thierry Mugler que Kim Kardashian llevó a la Gala del MET en 2019, que era tan ajustado que la portadora no pudo sentarse durante todo el evento. Brilló en la alfombra roja, eso sí.

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Kim Kardashian con su vestido de la Met Gala 2019. / Angela Weiss


Dónde estaban esas modistillas


“Pensé que tenía que haber mujeres más allá de las famosas Coco Chanel, Madeleine Vionnet o Elsa Schiaparelli, así que me puse a investigar”, dice García. Su premisa es que no hubiesen tenido el apoyo de maridos o viniesen de familias acaudaladas, sino que hubiesen hecho algo influyente en la industria de este sector empezando con poco dinero o un poder adquisitivo medio. “La primera que me salió fue Elisabeth Hawes porque había leído su libro Fashion is a spinach (1940) cuando estaba estudiando en el FIT. Durante mi estancia allí me dediqué a descargarme ‘papers’ académicos porque lo tienen todo súper digitalizado. En trabajos tipo La moda femenina de los 40 a los 60 escrito en 1961 o El vestido utilitario en la Guerra Mundial aparecían referencias a mujeres”, dice.

Algunas de ellas habían escrito libros y poco a poco fue profundizando en sus biografías. A otras se las encontró casi por casualidad como, por ejemplo, a Rosa Genoni. “Estaba con Carlos en la pasarela de moda masculina Pitti Uomo y encontramos un número de la edición italiana de la revista Icon donde le habían dedicado un reportaje. Me quedé con su nombre porque la llamaban la precursora del ‘Made In Italy’”, declara. Lo que se topó al indagar sobre ella la maravilló. Afirma rotunda que “la tía era la bomba. Fue una de las fundadoras del Partido Comunista, sufragista que viajaba a dar congresos por toda Europa y creía que el vestido podía intervenir en el espacio público para cambiar mentalidades. Tanto ella como Elisabeth Hawes hacían política de manera explícita a través de la ropa, por eso son mis preferidas”.

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Rosa Genoni, cuarta por la derecha, en el Congreso Internacional de Mujeres de 1915 en La Haya.. / LSE Library


El libro está dividido en ocho capítulos en los que además de las mencionadas también aparecen otros nombres como los de Janey Ironside, Dorothy Shaver, Thea Porter o Ann Lowe. Había muchas más, pero tuvo que hacer una selección. Una de las que no entró en la lista de escogidas fue Anne Klein porque, aunque es posible que mucha gente no conozca sus logros –fue la primera en introducir la diversidad de tallas en la moda de pasarela y una de las pioneras en preocuparse por el tema de la sostenibilidad–, le parecía que podría ser demasiado conocida. “Tiene su propio corner en El Corte Inglés”, apunta García.

Una modelo luciendo las prendas de Thea Porter.

Una modelo luciendo las prendas de Thea Porter. / ARCHIVO

Otra de las descartadas fue Ola Hudson que, además de ser la madre de Slash, el guitarrista de Guns'n'Roses, le hizo el vestuario a David Bowie para The Man Who Fell To Earth y algunos estilismos para su alter ego The White Duke. También fue una precursora de la estética de la música disco y llegó a vestir a Diana Ross pero, pese a esta notable trayectoria, no hay demasiada información válida sobre su figura. García explica que “no pude indagar del todo como para atreverme a escribir sobre ella. Hubo mujeres que hicieron grandes cosas pero casi no están documentadas”.

Modistillas de hoy en día


Además de los nombres propios que aparecen en el libro, Leticia García también estudió a colectivos de trabajadoras que contribuyeron a cambiar las condiciones del sector. En España destaca el Sindicato de la aguja que formaron las trabajadoras del sector textil en Valencia en 1912, impulsadas por el sacerdote Manuel Pérez Arnal. Reclamaban salarios justos y jornadas laborales de menos de 12 horas. Ahora, son las costureras del sudeste asiático –”la fábrica del mundo de la moda”, señala la autora del libro– las que elaboran en la precariedad las prendas que vestimos.

“Las ¾ partes de la mano de obra están integradas por mujeres y los hombres siguen siendo los dueños de las fábricas”, analiza. “Al final, es una cuestión estructural desde el siglo XX. Hasta los años 50 las escuelas de moda no eran completamente mixtas: ellas daban costura y ellos estudiaban cosas que estaban mejor vistas, como arquitectura o interiores para acabar siendo diseñadores. Ellos han sido siempre los que han pensado y ellas las que han cosido, y ahora igual”. Esta posición de inferioridad solo ha dado una ventaja –por decirlo de alguna manera– a las mujeres: ser las primeras en advertir los desastres climáticos que genera la industria de la moda y, por lo tanto, las que han alzado la voz desde el principio.

“La mayoría de las asociaciones que abogan por la ecosostenibilidad como Fashion Revolution o Extinction Rebellion están comandadas por mujeres precisamente por esto, porque ellas son las que ejecutan, son las modistillas de ahora”, dice Leticia García, que hace alusión al ecofeminismo, un tema que trata en el capítulo Moda, ecología, feminismo y sostenibilidad: historia de un encuentro no casual. La autora afirma al respecto que “las mujeres, que han sido siempre las depositarias de los cuidados, son las primeras que, por lógica, se dan cuenta de en dónde no hay cuidados. El patriarcado está muy ligado a la brutalidad del capitalismo, igual que algunos feminismos están ligados a lo contrario”.