Vuelve la estrella
Y la Navidad salvó a Lindsay Lohan
Tras una década medio desaparecida y con un pasado polémico, la protagonista de “Chicas malas” renace con la comedia navideña de moda
Diez años. Eso es, según Hollywood, lo que tarda en remontar un actor o una actriz tras tocar fondo. Mejor dicho, lo que industria y opinión pública tardan en perdonarles por supuestos pecados que, muchas veces, tienen que ver precisamente con eso, con ser actores y actrices de Hollywood: la pérdida de la compostura, los límites y la salud (sobre todo mental) ante la presión profesional y la exposición pública. Lindsay Lohan (Nueva York, 1986) tocó fondo hace justo eso, una década, y la Navidad ha venido este año a rescatarla.
Durante todo este tiempo, la actriz no ha estado totalmente inactiva o desaparecida: ha hecho cameos, protagonizó la serie Baja por enfermedad (2017-2018) y, a finales del año pasado, compartía en Instagram unas fotos con su marido, el banquero Bader S. Shammas, al que conoció en Dubái (allí se retiró Lohan hace ocho años) y con quien se ha casado este verano. Pero su película más importante en años, comunicada como su esperado regreso, es Navidad de golpe, una propuesta navideña que arrasa en Netflix (número 1 en España) y en la que da vida a Sierra, una heredera que pierde la memoria en un accidente y se instala en el hostal de montaña de un apuesto viudo.
La propuesta tiene doble cara. Por un lado, es un producto navideño canónico, con los elementos básicos de un subgénero cuya producción se ha disparado: almíbar y ambientación navideña kitsch. Por otro, sin ser una parodia, presenta a una Lohan consciente de su atribulada historia, capaz de sonreírse a sí misma (no de reírse de sí misma, son cosas distintas y no tiene por qué hacerlo) y cómplice con sus fans. Para deleite de sus seguidores, la actriz ha grabado el tema promocional de Navidad de golpe, una versión de Jingle Bell Rock, el villancico que bailaba con sus amigas en una escena de Chicas malas (2004), mítica comedia adolescente en la que está espléndida y una de las películas favoritas de sus fans.
Un renacimiento merecido
Hace unos días, la actriz Jamie Lee Curtis compartía el póster de Navidad de golpe con este texto: “¡Mi niña ya creció!”. Ese bonito gesto es una referencia a otra película fundamental de la actriz, Ponte en mi lugar (2003), en la que Curtis y Lohan encarnan a una madre y a su hija que intercambian sus personalidades. Pero también establece un puente entre el pasado y el presente de la actriz: de estrella infantil, descubierta con 12 años en Tú a Londres y yo a California (1998), a intérprete adulta que reconduce su vida tras un paseo por el infierno al que no todo el mundo sobrevive. La ex chica Disney tiene un pasado complicado en el que se suceden un historial de adicciones (e ingresos en rehabilitación) y continuos problemas con la ley por escándalos públicos, conducción temeraria, posesión de drogas y robo. Llegó a ser condenada a prisión dos veces, aunque no pasó más de hora y media entre rejas.
Evidentemente, no se trata de santificar a Lohan, pero tampoco de negar cómo su cataclismo profesional y personal estuvo ligado al acoso mediático y al escarnio público al que fue sometida. El gusto por la publicación de fotos terribles de la actriz, carne de tabloide durante años, y la configuración de un circo mediático en torno a sus relaciones (del triángulo amoroso adolescente con Hilary Duff y el recientemente fallecido Aaron Carter a su romance con la DJ británica Samantha Robson) relegaron a la Lohan actriz al último plano. Y cuando se acordaban de que era actriz, también la atacaban sin piedad: vistas hoy, dos de las películas por las que fue más criticada son entre magníficas (The Canyons –2013–, de Paul Schrader, en la que se espeja su propia historia) y muy interesantes (la película de culto Sé quién me mató, de 2007).
Lindsay Lohan fue una de las últimas grandes víctimas de una época no demasiado lejana en la que se daba por hecho que los famosos, sobre todo si eran mujeres jóvenes y poderosas, podían ser motivo de escarnio solo por eso, por ser famosos (otro ejemplo sería el de Kate Moss). Ya sólo para compensar esa tropelía, Lindsay Lohan merecía este regalo en forma de película navideña que parece haberla colocado otra vez en la casilla de inicio: la actriz contaba hace unos días a Jimmy Fallon en The Tonight Show que tanto a Jamie Lee Curtis como a ella les encantaría hacer la secuela de Ponte en mi lugar…
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