Estreno

Rodrigo Sorogoyen e Isabel Peña: "Nos fascina la gente mala, la gente chunga"

El director y la guionista son los autores de la tragedia rural 'As bestas', tenso e imponente wéstern rural ambientado en la Galicia profunda e inspirado en un caso real

Isabel Peña y Rodrigo Sorogoyen, fotografiados en el Festival de Sitges, donde presentaron 'As bestas'.

Isabel Peña y Rodrigo Sorogoyen, fotografiados en el Festival de Sitges, donde presentaron 'As bestas'.

El 19 de enero de 2010, el ciudadano holandés Martin Verfondern desapareció sin dejar rastro en la remota aldea gallega en que vivía junto a su esposa desde hacía 12 años. Para la pareja, aquel paisaje agreste era el último bastión del paraíso, ese edénico Walden en el que poder vivir en comunión con la naturaleza, hasta que la propiedad de unas tierras les enfrentó con la única familia nativa que quedaba en la aldea. Cuatro años después de haberse esfumado, los restos de Verfondern eran encontrados por la Guardia Civil en un pinar cercano, oculto bajo las hojas, devorado por las alimañas. Le había disparado a bocajarro uno de los vecinos a causa del odio salvaje que profesaban a los Verfondern.

El director Rodrigo Sorogoyen y la guionista Isabel Peña leyeron la noticia y quedaron sobrecogidos por la violencia animal que emanaba de ella. Pero les atrajo, sobre todo, un detalle desconcertante: la mujer de Verfondern, Margo Pool, jamás se fue de la aldea, ni cuando su marido despareció ni cuando fue encontrado su cadáver. “¿Cómo era posible que esa mujer se quedara en un valle perdido de Ourense tras una tragedia como la que había vivido? ¿Quién era ella? ¿Cuál era su misterio? Era como un imán para nosotros y a partir de ahí empezamos a escribir”, relata la pareja a este diario casi al unísono. De aquel atroz suceso, y de esa resiliente figura femenina, surgió la llama de su nuevo trabajo en común, la imponente tragedia rural As bestas, que llegó este viernes a los cines tras haber sido estrenada en Cannes.

En As bestas, una pareja francesa (Denis Menochet y Marina Foïs) vive en un remoto valle de la Galicia profunda, practicando la agricultura ecológica sostenible y restaurando viejos caserones abandonados. Para ellos, como para Verfondern y su esposa, esa tierra es su paraíso, pero mantienen una relación tóxica con una familia vecina (Luis Zahera y Diego Anido) a causa de un viejo desacuerdo a la hora de vender el bosque para una explotación de energía eólica. Un choque frontal entre la edénica visión de la vida en el campo y la miseria endémica de la España vaciada, tenso como un alambre de espino. Y una profunda reflexión sobre el modo tan distinto en que un hombre y una mujer encaran la resolución de un conflicto: de la rabiosa sed de venganza al peso de la razón.

Muchas historias en una

“Estoy muy, muy orgulloso de este guion”, afirma Sorogoyen sonriendo y mirando de reojo a Isabel Peña. “Habla de muchas cosas y creo que todo funciona de una forma muy… orgánica: es una historia de amor maravillosa de una pareja y de una mujer capaz de resistir en un entorno hostil. Es también una historia sobre racismo, sobre pobreza, sobre el abandono de la tierra, sobre violencia masculina… Hay veces que intentas meter muchas cosas en un guion y no te salen tan bien como aquí”. Peña asiente y añade: “Creo que en Que Dios nos perdonéramos mucho más inexpertos y quisimos hablar de un montón de cosas que se apelotonaban y, en fin, todo era un poco lío. De algún modo, nos sirvió de entrenamiento”.

En el caso concreto de As bestas, la pareja tenía escrito el guion desde 2015, pero se fueron cruzando (grandes) cosas por el camino: la posibilidad de rodar El reino; el cortometraje Madre, que fue nominado al Oscar, y su posterior secuela como largometraje; y la serie Antidisturbios para Movistar+. “Creo que, en el fondo, fue mejor esperar, nos vino bien”, apunta Sorogoyen. “Yo veía algo en la historia muy potente, el guion era tan bueno… ¡Era un peliculón! Pero sentía que debíamos esperar, que no era el momento. Ahora sí”.

Desesperanza, o menos

El cine de Sorogoyen y Peña destila una dolorosa sensación de desesperanza hacia el ser humano, de quien suele aflorar su zona más oscura: la corrupción, el crimen, la violencia, la furia. “Nos fascina la gente mala, la gente chunga. Cada día hay 18.000 sucesos malvados en el mundo. Los lees y te preguntas: ¿cómo es posible que esta persona mate a su hermano? ¿O que un marido mate a la mujer con la que está casado y a la que ama?”, sentencia Sorogoyen, aunque Peña expone su voluntad de ir abriendo cada vez más ventanas por las que entre la luz en su cine: “Yo creo que en As bestas hay mucha esperanza, o al menos eso hemos pretendido. Y en Madre ya la había… Ahora mismo estamos en otro color, en otro sabor. Queremos probar otras historias”.

Peña (Zaragoza, 1983) y Sorogoyen (Madrid, 1983) componen un tándem irrompible, fabricado en una extraña aleación de amistad férrea y cientos de historias pensadas e hilvanadas en común desde que se conocieron en Escuela de Cinematografía y del Audiovisual de la Comunidad de Madrid. Trabajan juntos desde la segunda película de Sorogoyen, Stockholm (2013), y en 2019 se repartieron el Goya a mejor dirección y guion por aquella electrizante disección de la corrupción política española titulada El reino. “Nuestro secreto es hablar, hablar y hablar. Discutir, diseñar, encontrar la película, el universo, el tema… Una vez tenemos la idea y la estructura, con todo claro, nos dividimos el guion: 50 para ti, 50 para mí. Y es un momento bonito, porque después de muchos meses conviviendo con una historia, cada uno se va a su casa y vuelca su parte como la ve y como la siente”, relata Peña. "Son ya muchos años trabajando juntos. Si me preguntas cuál es nuestro método, te diré solo una cosa: es el mejor", zanja Sorogoyen entre ruidosas risas.