LIMÓN & VINAGRE

Madonna: ¿quién es esa chica de 64 años?

La Chica Material, monumento inmaterial a la mujer empoderada, no se va a tapar porque el calendario la llame abuela

Madonna.

Madonna.

Pilar Garcés

Pilar Garcés

Una mujer que ha vivido de provocación en provocación, ¿por qué debería cambiar ahora? Pobre de quien espere jubilar a Madonna un año de estos. No ha comprendido el concepto de eternidad, ni el poder de la bola de espejos sobre la pista de baile. Está sonando Time goes by so slowly (El tiempo pasa tan lento) mientras la Ambición Rubia busca y encuentra maneras para seguir impactando en un público entregado, pero cada vez más disperso en sus elecciones. Hace unos días se disfrazó de la reina Isabel I la Virgen por Halloween con un escote vertiginoso, luego volcó en Instagram una serie de fotos con los pechos al aire y lo pezones convenientemente cubiertos por dibujitos para soslayar las normas antiporno de la pacata red social, y para terminar se declaró homosexual en TikTok. Nada nuevo bajo el sol del imperio del like. Ni lo necesita, ni le aporta, pero Madonna debe seguir la máxima existencial que le ha hecho mundialmente famosa, comportarse de forma libérrima, retorcer las normas y llegar todo lo lejos que pueda. Aunque ya queden pocos pecados por explorar.

Se han cumplido 30 años desde la publicación de S.E.X., un libro con poemas, relatos eróticos y fotos de Steven Meisel que la mostraba en diversas poses insinuantes con mujeres, hombres y viceversa. Aunque la artista ya había dado que hablar a la sociedad biempensante con sus canciones irreverentes y vídeos atrevidos (la cruz en llamas, la cruz en la oreja) ofrecía una vuelta de tuerca en su gusto por atentar contra la moral establecida. Recibió una atención mundial y el repudio de los de siempre. Tres décadas después, ha debido ser ella misma quien se reivindique como matriarca incombustible de la música, desencadenando una pequeña guerra nuclear de suspicacias entre las actuales divas del pop.

“Hace treinta años publiqué un libro llamado S.E.X. que incluía fotos de hombres besando a otros hombres, mujeres besando a mujeres y yo misma besando a todo el mundo. [...] Me pasé los años siguientes siendo entrevistada por gente estrecha de miras que intentaba avergonzarme por empoderarme como mujer. Me llamaron puta, bruja, hereje y diabólica. Ahora Cardi B canta sobre su coño, Kim Kardashian puede aparecer en cualquier portada enseñando el culo y Miley Cyrus puede correrse encima de una bola de demolición. De nada, perras”, escribió en sus redes sociales. Al poco le respondió la rapera Cardi B. “Las iconas te decepcionan cuando has llegado a la cima de la industria (…) Ella podría dar su punto de vista sin poner emojis de payaso e irse de la lengua”. Pero no sería Madonna. La brega se resolvió en privado y con las muestras de admiración y respeto que las artistas de generaciones han brindado a quien les abrió todas las puertas (Beyoncé dixit).

Las que nos poníamos un guante sin dedos de nailon perforado, un buen rimel en los ojos y un lunar de pega sobre el labio, minifalda de volantes en ristre, para el disfraz de Madonna en la fiesta de fin de curso peinamos canas y hemos dejado de contarnos las patas de gallo. Nuestra diosa, sin embargo, se exhibe más joven que cuatro generaciones de fans, que todos sus exmaridos y que su propia primogénita Lourdes, de 26 años, después de unas cirugías que han borrado sus rasgos de antes. Qué necesidad. Únicamente la de hacer lo que le da la gana. La incongruencia de reivindicar su veteranía en un gremio donde lo ha conseguido casi todo (es la artista femenina que más discos, 250 millones, ha vendido en la historia) y dejarse la cara irreconocible, como la de una animadora de instituto, solo se explica desde el vértigo que deben sentir las mujeres del espectáculo al envejecer en permanente escrutinio. Nadie le echa las cuentas a Mick Jagger sobre el escenario a sus 79 años, pero sí a Madonna, que prefiere re-crearse y emular a Mickey Rourke o a su amigo Michael Jackson, con idéntico desolador resultado.

Madonna.

Madonna. / EPE

Un reciente vídeo en que aparece silabeando estrofas violentas de otros artistas levantó una oleada de comentarios entre sus seguidores y odiadores, preocupados por su deriva mental. No hay tal. La diosa que se quitó la chaqueta de cuero y los corpiños puntiagudos para casarse en un castillo escocés con el director de cine Guy Ritchie, bautizando al bebé de ambos vestida de tweed y perlas, está en otra fase y la va a disfrutar escandalizando como ella sabe a quienes le vuelven a pedir, como hace 30 años, que esconda su sexo. La Chica Material, monumento inmaterial a la mujer empoderada, no se va a tapar porque el calendario la llame abuela.